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Xavi Verdaguer: “En España, la gente destina mucho esfuerzo a quejarse”

Hoja de Router | Nexo

Desde que fundó su primera empresa con solo 25 años, Xavi Verdaguer ha experimentado todo lo bueno y lo malo que conlleva emprender. Asegura, no obstante, que tuvo que pasar un tiempo desde que decidió convertirse en su propio jefe hasta que escuchó por primera vez la palabra “emprendimiento”. Fue “cuando ya llevaba dos o tres compañías fundadas. No tenía ni idea de que quería ser emprendedor”, admite.

En la charla que mantuvo con Carlos E. Gómez para Nexo, el barcelonés afirma que todo lo que ahora sabe acerca de poner en marcha una compañía lo ha aprendido por sí mismo. La experiencia ha sido su maestra. En sus comienzos, le pasó absolutamente de todo: “Creo que fue la mejor manera de aprender todo lo que uno debe conocer para sacar adelante su propio negocio. Autoaprendizaje constante”, relata en la entrevista.

A lo largo de su trayectoria, Verdaguer ha aprendido que no le gusta tener despacho, ser jefe o tener secretaria. Todo lo ha aprendido tras sobrevivir a la quiebra de su empresa, “lo más duro de mi vida a nivel profesional”. Cuando estalló la burbuja de las 'puntocom', su principal cliente desapareció de la noche a la mañana, dejando a deber mucho dinero cuando en su compañía ya trabajaban 25 personas. “Y yo no tenía ningún pulmón financiero detrás, teniendo que pagar al banco y con 25 compañeros a los que no podía pagar la nómina”.

Lo más duro, como el propio Xavi reconoce sin tapujos, fue no podérselo contar a nadie. El miedo al fracaso que a tantos paraliza, que les lleva incluso a desistir de poner en marcha sus propios proyectos, Xavi lo sintió en sus propias carnes. Los temores a que su familia se enterase y a “ser un fracasado de por vida”.

Al poco tiempo, tras sufrir un derrame cerebral que afortunadamente no le dejó secuelas, descubrió que los auténticos problemas son otros. “Los que tienes cuando estás emprendiendo son importantes, pero no hay que tomárselos demasiado en serio. Esto de emprender es para pasarlo bien. Puede salir bien o no, pero no te va la vida en ello”. Por eso cree que debemos emprender no solamente en el trabajo, sino en todos los aspectos de la vida. “Veo una relación muy directa entre emprender y ser feliz”, afirma. De ahí que anime a todo el mundo a lanzarse a la aventura, a hacer aquello que les apasiona “sin miedo a fracasar”.

En su opinión, es uno de los principales obstáculos del emprendimiento en España. Mientras en otras partes del mundo, como Silicon Valley, “la gente lucha por sus sueños sin miedo al fracaso”, y trata de salir adelante a pesar de las adversidades, en nuestro país “la gente destina mucho esfuerzo a quejarse”. Reconoce que es algo que le molesta y le inquieta sobremanera.

Conoce muy bien la realidad de los emprendedores en España: además de invertir, forma parte de una incubadora y hace trabajo de mentor. Piensa que aquí hay mucho talento, que hay dinero para invertir, pero admite que le resulta complicado encontrar “buenos equipos comprometidos y con visión global”. Muchos dan el salto “sin demasiada ambición, sin demasiada implicación. Veo pocos emprendedores con esas ganas de transformar en mundo que aquí [en Silicon Valley] la ves cada día en cualquier café”, asegura Xavi.

Para transformar esa actitud, Verdaguer vislumbra dos caminos: uno, a largo plazo, “en la educación”; y otro, a corto, “que está en manos de todos”. Se trata “de que más gente se arriesgue, pero también de que la gente que no se quiere arriesgar ayude a quien está emprendiendo”, indica. “Esto es igual de necesario”.

“Porque emprender es levantarse por la mañana, subir la persiana y trabajar como un cabrón, con ganas. Y si no tienes un entorno que te ayude, sino que al revés, casi está esperando que te vaya mal, pues no vamos a tirar hacia delante”. Fomentar el emprendimiento es una labor de todos. “Todos podemos poner nuestro granito de arena para subir la actitud emprendedora del país”. Una idea a la que su propia madre, como él mismo reconoce, aún no se ha acostumbrado.

Desde que fundó su primera empresa con solo 25 años, Xavi Verdaguer ha experimentado todo lo bueno y lo malo que conlleva emprender. Asegura, no obstante, que tuvo que pasar un tiempo desde que decidió convertirse en su propio jefe hasta que escuchó por primera vez la palabra “emprendimiento”. Fue “cuando ya llevaba dos o tres compañías fundadas. No tenía ni idea de que quería ser emprendedor”, admite.