Este economista ya prepara el terreno para recibir a nuestros amos robóticos

Sucederá en algún momento de los próximos cien años, aunque muchos de los que ahora están vivos no llegarán a verlo, pues la idea de que la revolución se produzca en las próximas dos décadas queda totalmente desechada. Como si del advenimiento de un salvador se tratase, en la llamada Era de los Ems se acabará eso de temer a la muerte. La vida será eterna, pero los robots pondrán patas arriba los cimientos económicos de nuestro mundo. Eso es, al menos, lo que piensa Robin Hanson, un economista empeñado en alejarse de lo convencional.

Su teoría, planteada en su primer libro (‘The Age of Em: Work, Love, and Life When Robots Rule the Earth’; algo así como 'La Era de los Ems: trabajar, amar y vivir cuando los robots dominen la Tierra'), tiene mucho que ver con el ‘mind uploading’: si hay científicos empeñados en transferir la mente humana a un ordenador para alcanzar la inmortalidad, Hanson se plantea qué sucederá entonces, cuando el mundo esté cohabitado por seres humanos y lo que él denomina “emulaciones cerebrales” (término del que procede la palabra ‘em’).

“Los seres humanos biológicos que insistan en seguir siéndolo serán tratados como los jubilados hoy en día”, explica el economista de la estadounidense Universidad George Manson a HojaDeRouter.com. Por si la comparación no se comprende del todo, Hanson lo aclara con crudeza: “Hoy podríamos tratar de matar a todos los jubilados y quedarnos con sus cosas, ya que no son productivos, pero no lo hacemos”, sentencia.

Si los seres humanos biológicos pudieran retirarse en masa, según la teoría de Hanson, sería porque sus ‘ems’ ocupasen sus puestos de trabajo. Estas máquinas habitadas por simulaciones de una mente humana serían capaces de actuar de la misma forma que el propietario original del cerebro ante las mismas situaciones, pero con una capacidad de procesamiento muy superior que la de nuestras limitadas neuronas. Además, de cada mente podrían salir cientos o miles de copiados 'ems'.

Lo que se pregunta este singular economista, que también se ha formado como físico e informático, es cómo sobrevivir a lo que sucederá entonces. Según Hanson, la economía se volverá ferozmente competitiva y “los seres humanos biológicos podrán gastar sus ahorros de jubilación cómodamente, pero teniendo que aceptar que no formarán parte del ‘show’ nunca más”.

Y después, la oscuridad

Un futuro de vacaciones ilimitadas y réplicas artificiales que se encargan de todo no debería pintar tan mal. Sin embargo, lo que Hanson pretende, precisamente, es hacernos reflexionar sobre la parte negativa. Según el autor, esta nueva era solo podría durar uno o dos años, pues el trepidante ritmo del desarrollo económico nos conduciría en poco tiempo a un escenario mucho más difícil de vaticinar.

“Los ‘ems’ pueden adquirir la experiencia de miles de años durante ese escaso tiempo y, por lo tanto, pueden vivir un cambio cultural propio”, explica el economista. “Dado que no sabemos lo que podría suceder después, es difícil dar garantías a los jubilados humanos”. Por si esta sutil amenaza de exterminio a mano de nuestros vástagos robóticos resultase poco alarmante, Hanson señala lo que ya otros científicos advierten en caso de que descargar la mente en una máquina llegue a ser posible: tener conciencia de uno mismo con miles de ‘ems’ idénticos sería complicado. La frontera entre lo real y lo virtual se volvería muy difusa.

No todo tiene por qué ser catastrófico si se cumplen las predicciones de este agorero. Los humanos “también podrán intentar competir en la economía de los ‘ems’”, señala el economista. No trabajando de forma directa, sino dirigiendo a su particular ejército de emulaciones cerebrales, que generará en semanas el mismo dinero que hoy tarda décadas en producirse.

El inconveniente de esta creación acelerada de riqueza es que entraríamos en una singular guerra. Según el profesor, los ‘ems’ se organizarían en facciones o clanes (“agrupaciones sociales formadas por todos los que son copias del mismo humano original”) que competirían en la versión más despiadada del capitalismo.

Se crearía entonces un sistema elitista: la mayoría de los ‘ems’ serían copias de las mentes humanas más brillantes, resultado de esa guerra por hacer fortuna. Los demás tendrían que conformarse con sobrevivir en el retiro hasta perderse en el tiempo como lágrimas en la lluvia, que diría Roy Batty.

El comienzo de esta distopía futurista tendrá lugar, según Hanson, en el siglo XXII, aunque admite —y no es para menos— que todas sus hipótesis podrían resultar erróneas. De hecho, reconoce que solo hay una posibilidad entre mil de que su predicción llegue a cumplirse. Con todo, considera que su análisis podría ser útil para afrontar un tercio de las cosas que sucederán en el futuro.

“La probabilidad es tan grande que debemos empezar a prepararnos con antelación”, sentencia. “Deberíamos asegurarnos de que todos tendremos suficientes recursos en caso de que perdamos nuestros trabajos por culpa de los robots”. En eso, por extravagantes que resulten sus demás ideas, no anda desencaminado. Por si acaso, sigue pagando su cuota para asegurarse de que su cerebro será criogenizado cuando muera. Más allá de lo que nos depare el futuro, él quiere estar ahí para verlo.

-------------

Las imágenes de este artículo son propiedad, por orden de aparición, de Adam Ford y Robin Hanson