Resulta complicado pensar en el histriónico Jack Sparrow dejando atrás su papel de corsario y entrando a formar parte del convulso escenario político de la Inglaterra del siglo XVII. Volviendo a la vida real, parece igual de difícil visualizar al temible Barbanegra aparcando la actividad pirata para ser gobernador en alguna colonia de Estados Unidos a comienzos del siglo XVIII.
Sin embargo, en la actualidad, algunos 'ciberpiratas' no renuncian a su sueño de convertirse en una suerte de Jean Valjean, olvidar que han sido perseguidos por la justicia y llegar a ser representantes políticos amados por el pueblo. Por bandera llevarán, por supuesto, la defensa del interés común, que casualmente suele estar relacionado de alguna forma con el motivo por el que la Justicia les condenó a ellos. Cosas que pasan.
Al abordaje (político) de Nueva Zelanda
Es el caso del polémico Kim Dotcom, que esta semana ha anunciado la creación de su propio partido. Antes de dar el salto al circo político, Kim Schmitz –como se llama realmente este excéntrico millonario alemán- se ha confeccionado una extensa lista de antecedentes penales. Ya en 1998 fue detenido por por ‘crackear’ una red empresarial y abusar del servicio telefónico, aunque jamás fue a la cárcel por ello. Años más tarde fue condenado a 20 meses de prisión –que no llegó a cumplir- y al pago de 100.000 dólares de multa por un negocio fraudulento relacionado con el portal de ventas LetsBuyIt. Todo ello antes de que el FBI irrumpiera en su casa, lo detuviera y cerrase la arhiconocida Megaupload.
Ahora, Dotcom ha sorprendido a todo el mundo anunciando su intención de crear un partido político. “No soy ciudadano de Nueva Zelanda, por lo que no puedo ser elegido en el Parlamento, pero puedo ser el presidente de un nuevo partido”, explicaba hace unos días en una entrevista concedida a TorrentFreak. Y es que, efectivamente, el magnate de internet planea crear una formación con la que conseguir el 5% de los votos en las próximas elecciones neozelandesas –que tendrán lugar en noviembre de 2014- para obtener un diputado en la Cámara de Representantes del país oceánico. El alemán ha llegado a abandonar la dirección de Mega para dedicarse en cuerpo y alma a la política y a Megabox, el nuevo servicio de música en el que está trabajando Dotcom.
Por ahora, son pocos los detalles que se conocen de esta futura formación, que será presentada “en un gran evento” (ya sabéis como le gustan las fiestas a este hombre) que tendrá lugar el próximo 20 de enero, coincidiendo con el segundo aniversario de la redada y el cierre de Megaupload. Además, Dotcom ha anunciado que ya está estudiando qué candidatos podrían unirse a las filas de este partido, que llevará por bandera la construcción de un segundo cable submarino para aumentar la velocidad de internet en Nueva Zelanda y establecer unas tarifas de conexión más justas.
Mientras tanto, el actual presidente neozelandés, John Key, duda de las verdaderas intenciones de Dotcom. En una entrevista concedida al canal TVNZ el primer ministro reconoce sospechar que “todo es una campaña para quedarse”. “Él quiere quedarse aquí y luchar contra su tratado de extradición”, aseguraba Key, refiriéndose a la solicitud que Estados Unidos realizó a la justicia neozelandesa para que Dotcom fuera extraditado, tras ser acusado en el país norteamericano por presuntos delitos informáticos al frente de su antigua web de descargas.
De la 'bahía' al partido pirata
En el pasado mes de mayo, Peter Sunde, uno de los fundadores de The Pirate Bay y exportavoz de la mayor web de intercambio de archivos del mundo, anunciaba en su blog su intención de presentarse a las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán en 2014. “Aunque no soy un político, o tal vez debido a eso, creo que mis experiencias y conocimientos pueden ayudar a crear las soluciones que necesitamos”, escribe Sunde.
El sueco, que se autodefine como “socialista, verde y pirata”, afirma no encajar en ningún partido tradicional, por lo que ha decidido presentarse en las filas del Partido Pirata de Finlandia, ya que también tiene la nacionalidad finlandesa.
Sunde, que es retratado como una persona algo desconfiada en esta entrevista a Computer World, no tiene bienes a su nombre, ni tiene un sueldo desde que fuera detenido junto a los otros fundadores de The Pirate Bay en 2008. La sentencia dictada en noviembre de 2011 condenaba a Sunde y a sus compañeros a pasar un año en la cárcel y a pagar una multa por valor de 2.7 millones de euros.
Tras recurrir, los gestores de The Pirate Bay evitaron pasar por la cárcel, aunque la cuantía de la multa se incrementó. Desde entonces, cualquier propiedad de Sunde puede ser utilizada por la justicia sueca para saldar parte de su deuda y la de sus compañeros y pagar así a las industrias de la música y el cine los daños y perjuicios dictaminados por el tribunal. De esta forma, el candidato a europarlamentario ha tenido que acostumbrarse a vivir durante los últimos años sin pertenencias. Sin embargo, si Sunde llega a ser uno de los 766 diputados europeos pasará a percibir unos 6.000 euros mensuales.
En cuanto a sus líneas de actuación, el también fundador del sistema de micropagos Flattr parece tener claras sus prioridades. “El intercambio de archivos no comerciales debe, por supuesto, ser legal y protegido”, asegura el candidato a eurodiputado.
En el caso de conseguir los votos necesarios, Sunde sería el tercer miembro de un Partido Pirata que consigue un asiento en el Parlamento Europeo, donde actualmente dos representantes suecos defienden los intereses del movimiento pirata desde el grupo de Los Verdes y Alianza Libre Europea.
Sin embargo, Sunde no es el primer ciberactivista conocido que da el salto al panorama político de la mano del Partido Pirata. De los tres diputados de esta formación presentes en el Parlamento de Islandia, una es Birgitta Jónsdóttir. La diputada islandesa, voluntaria de WikiLeaks, fue investigada por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos para conocer su papel en la difusión del vídeo ‘Collateral Murder’, publicado en abril de 2010 y con el que se denunciaba el asesinato de dos periodistas de la agencia Reuters y de civiles iraquíes a manos de militares estadounidenses en 2007.
Aunque las autoridades estadounidenses llegaron a solicitar a Twitter los mensajes privados de la ahora diputada, no lograron cercenar su vena activista. En los últimos meses, Jónsdóttir ha luchado desde el parlamento islandés por conceder a Edward Snowden la ciudadanía islandesa después de que éste desvelara el escándalo de espionaje electrónico del gobierno estadounidense.
El intento de Assange
Cómo no, si hablamos de ciberactivismo y política, no puede faltar Julian Assange. El australiano está al frente del Partido WikiLeaks, con el que pretende obtener un escaño en el Senado de su país en las elecciones legislativas del próximo 7 de septiembre. La formación fue presentada a finales de julio y su portavoz, Samantha Cross, dijo que Assange “quiere regresar a Australia para ocupar su escaño” si llega a ser elegido.
El partido, que presenta a otros cinco candidatos por los distintos estados de Australia, reivindica la defensa de los derechos de solicitantes de asilo y la libertad de prensa. Qué sorpresa, ¿verdad?
Sin embargo, las cosas no marchan bien para Assange. A falta de tres días para los comicios, cinco miembros de la dirección del partido han abandonado al australiano descontentos por la capacidad de veto del fundador de Wikileaks, que choca frontalmente con la estructura horizontal de la formación y sus promesas de transparencia y democracia interna. Entre ellos está Leslie Cannold, la académica que hubiera sustituido a Assange en caso de que este obtuviera un escaño pero no pudiera salir de la embajada de Ecuador en Londres, donde lleva más de un año recluido para evitar el juicio por un escándalo sexual en Suecia.
Pero la candidatura del Partido WikiLeaks no sólo hace aguas debido a las deserciones. Meses atrás, los sondeos auguraban un 26% de los votos para el partido de Assange. Sin embargo, los analistas estiman ahora que obtendrá tan sólo un 3%, lejos del 17% necesario para obtener un escaño en el Senado.
Parece que este desplome puede deberse al polémico respaldo de WikiLeaks a dos partidos de extrema derecha, algo que desde la formación se achacó a un error.
Mientras tanto, Assange, solicita a los australianos que voten por él a través de una serie de vídeos en los que, lejos de su habitual imagen, se atreve incluso a rapear (más o menos).