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Así roban tu identidad (y tu tarjeta) para estafar con libros falsos en Amazon

Algunos libros para el Kindle tenían un precio muy sospechoso, de hasta tres cifras

José Manuel Blanco

Un día, Patrick Reames, un escritor estadounidense de libros técnicos, recibió un correo electrónico muy sorprendente. Amazon le mandaba un recibo fiscal para su declaración de la renta, porque había ganado casi 24.000 dólares (más de 19.500 euros) en CreateSpace, el servicio de autopublicación de la tienda online. A Reames le extrañó esto, primero porque él jamás había usado CreateSpace y, segundo, porque sus textos nunca habían alcanzado una cifra similar en la librería virtual, en una cuenta que gestionaba su editorial. Por ello, se puso a investigar. Y lo que encontró no le hizo ninguna gracia.

De acuerdo a la investigación de Reames, alguien había robado su número de la seguridad social y se había puesto a lavar dinero a su costa. El primer paso fue comprobar cómo había podido conseguir tanto dinero en Amazon. Tecleó su nombre y se encontró con una novela, Lower Days Ahead (ya desaparecida de la web), cuyo supuesto autor era él y que se vendía por 555 dólares (más de 451 euros) en varias plataformas nacionales de Amazon.

El contenido nada tenía que ver con sus textos sobre los mercados de materias primas. De hecho, y por lo que parece (ya no está disponible), era texto generado por ordenador en el que las palabras no tenían relación entre sí, según lo que el propio Reames vio en el fragmento gratuito que se puede descargar de cada ejemplar. Ni siquiera había unos capítulos o apartados. Nadie pagaría esa cantidad por ello.

Reames cree que el fraude ha funcionado del siguiente modo: alguien ha estado comprando el libro con una tarjeta robada y haciéndose con el 60 % de los beneficios que Amazon paga a los autores por ejemplar, que se enviarían a una cuenta nueva creada con su número de la seguridad social, también sustraído. Estima así que, si supuestamente había ganado casi 24.000 dólares debía haber comprado unos 70 libros en tres meses. “Doy por sentado que [este libro] fue usado para lavado de dinero, además de fraude o evasión de impuestos usando mi número de la seguridad social”, ha explicado.

El autor cuenta a HojaDeRouter.com que no fue consciente de lo que estaba pasando hasta que recibió el recibo con las ganancias, y asegura que Amazon no le ha ayudado en ningún momento. Cuando contactó con ellos le enviaron una respuesta para decirle que ese dinero “no debería habérseme atribuido”, explica. “Por un lado dicen: 'Sí, parece un fraude', pero por el otro dicen que no pueden hacer nada para ayudarte”.

Más fraude

Tras comprobar lo que había pasado, el escritor decidió indagar más para saber si el suyo era el único caso de posible lavado de dinero a través de Amazon. Investigó entre aquellos títulos subidos a través de Createspace y, según su valoración, podría haber cientos o miles de libros fraudulentos, con páginas llenas de texto generado por ordenador o sin sentido. De nuevo, son obras por las que se pide una gran cantidad de dinero, entre 220 y 320 dólares (178 y 259 euros).

En concreto, Reames se fijó en un tal Vyacheslav Grzhibovskiy, cuya página de autor sigue existiendo en Amazon, pero no así sus libros, cuyas URL no están activas, como Quadrillion per Register, Trillion per Chips o Quadrillion per budget. Su contenido, sin embargo, todavía se puede ver en la caché. “No es difícil imaginar cómo estos libros podrían usarse para lavar dinero usando tarjetas de crédito robadas, facilitando transacciones de materiales ilícitos o financiando actividades ilegales”, dijo Reames.

Marc Nieto, asesor de fraude y medios de pago en la Asociación Española de Economía Digital y CEO de MP Services, que trabaja con comercios electrónicos para evitar el fraude onlineonline, opina que se trata de un caso de esto último. Para él, no es lavado por dos razones: porque utilizan un nombre falso para cobrar, “cuando si fuera lavado de dinero utilizarían el suyo propio”, y porque usan tarjetas de crédito en vez de tarjetas prepago, que serían “perfectas para limpiar, porque tú vas con cash y lo metes todo en la tarjeta”.

En su opinión, Amazon es tan víctima como los dueños de las tarjetas o los números de la seguridad social pues, si los titulares de la cuenta descubren la estafa, el banco pedirá a la compañía todo lo sustraído, la comisión que se queda y el importe que envió a la cuenta del cibercriminal. Tendrán que entregar esa cantidad y, encima, habrán perdido la que ya le habían traspasado al delincuente.

Nieto explica que los ciberdelincuentes “han detectado tarjetas de crédito robadas y [publicar libros caros con texto generado por ordenador] es una forma de sacar dinero”, una estrategia de entrada y salida de efectivo para la que se usa el número de seguridad social “de un pobre hombre”, también robado. Los listados de tarjetas sustraídas se pueden obtener de la internet profunda, donde hay “auténticos supermercados” de este producto, en los que además del número se encuentran en ocasiones datos asociados a sus dueños, como la identificación de la seguridad social. “Al final, quien acaba pagando el pato de esto es Amazon”.

Nieto explica que en cuanto la compañía haya detectado el fraude habrá desactivado las opciones de venta fraudulentas, como las de los libros del tal Vyacheslav Grzhibovskiy. “Amazon, evidentemente, tiene un equipo muy potente de gestión de fraude y lo que está haciendo ahora es bloquear las transacciones relacionadas con estos usuarios, o estará por lo menos investigando”.

Después de que la historia de Reames se hiciera pública, Amazon publicó un comunicado en el que informaban de una dirección de correo electrónico para todas aquellas personas que creyeran haber recibido un formulario erróneo de ingresos. Además, explicaron que la seguridad de las cuentas era una “de nuestras más altas prioridades, y tenemos políticas y medidas de seguridad para ayudar a protegerlas”.

Fraudes en Amazon

“Parece que quieren lavarse las manos con el asunto”, nos resume Reames. No es la primera vez que el gigante del comercio electrónico se enfrenta a casos de fraude. En 2016 supimos de usuarios que aseguraban haber recibido un bloque de arcilla en vez de un iPhone, tras haberlo comprado a terceros a través de la plataforma.

Al parecer, ellos recibían el teléfono, pero luego fotografiaban la arcilla y la subían a los comentarios del modelo adquirido. Ya que Amazon solo sabe que el paquete de un cierto peso ha llegado, daba por buena la crítica y la reseña y devolvía el importe. De este modo, el timador tenía un flamante iPhone y su dinero de vuelta.

Ahora, a Reames le queda comprobar si va a tener algún problema con la Administración estadounidense por estas extrañas ganancias. No lo sabrá hasta después del 15 de abril, el último día para pagar a Hacienda en aquel país. Asegura que no ha vuelto a saber de Amazon desde que le consultó con su caso. “Lo que supongo es que probablemente la policía y las autoridades se pongan en contacto preguntando de qué va esto”.

También, cree que en algún momento la plataforma será “más cauta” con los libros que allí se comparten. Como los usuarios, que deberán ser cuidadosos y comprobar que los libros que compran los ha escrito la persona que los firma y que el texto no es el propio de un robot. Aunque es difícil caer en esa trampa.

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Las imágenes son propiedad, por orden de aparición, de Kolin Toney, Booktopia, Amazon | Google y Pexels

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