De Cataluña a Oceanía, son muchos los que ya han visto en acción a estos bólidos. No consumen el mismo combustible que los de Fernando Alonso o Lewis Hamilton ni alcanzan la misma velocidad, pero a sus creadores les sirve para demostrar sus aptitudes y formarse.
Baltasar López es el director de ecoRacing, una asociación de estudiantes de Ingeniería Industrial de la Universidad Politécnica de Cataluña, ubicada en Terrassa (Barcelona), que fue fundada en 2008. “Somos un grupo de apasionados del motor y nos juntamos para diseñar y fabricar coches de competición”, explica a HojaDeRouter.com. Pero sus coches tienen una particularidad: “Nos planteamos hacerlo ecológico para dar respuesta a la necesidad de una movilidad más sostenible. Hasta entonces, se habían hecho muchos vehículos ecológicos pero siempre con unas prestaciones muy limitadas. Nosotros pretendíamos equiparar las prestaciones de los vehículos de competición de combustión pero con energías alternativas”.
En un comienzo apostaron por los coches eléctricos híbridos. En 2010 presentaron ya un coche de competición, el ecoR2, con un motor alimentado por una batería de iones de litio. Con él participaron en competiciones de Formula Student (un campeonato de Fórmula 1 para universitarios) en Inglaterra, Italia (donde quedaron segundos en la clasificación general de 2010) y Estados Unidos. Durante los torneos de Formula Student, los coches pasan por varias pruebas en las que se valoran factores como el diseño o el tiempo de aceleración.
A partir de ahí, ecoRacing ha construido coches nuevos cada año. Hasta el momento han lanzado seis, y desde el 2014 son cien por cien eléctricos. En 2011 presentaron una versión mejorada del ecoR2, de menor peso y con la carrocería rediseñada, y otra de carrocería de fibra de carbono, menor emisión de contaminantes para competir en Estados Unidos y velocidad de 85 km/h. El ecoRZ llegó en 2014, ya completamente eléctrico y el primero de sus modelos que pasaba de 0 a 100 km/h en menos de tres segundos.
En 2015 vio la luz una versión mejorada del ecoRZ, de dimensiones reducidas para mejorar el dinamismo y evitar el rozamiento del aire y capaz de alcanzar los 135 km/h. Por último, la versión de 2016 incorpora unos amortiguadores diseñados desde cero y una carrocería con plástico cien por cien reciclable. Con estos vehículos se han paseado por circuitos tan míticos para un aficionado a las carreras como Silverstone, en Reino Unido, o Montmeló, en Barcelona.
Ya en Silverstone, en aquel lejano 2010, fueron octavos en la categoría de energías alternativas. Más tarde, en un Formula Student disputado en Turín, el ecoR2 destacó por tener el menor consumo energético de todos los que participaban. En 2014 y 2015, el ecoRZ se alzó con premios en campeonatos de Formula Student en Italia.
Y así hasta llegar a 2016. Su más reciente victoria ha tenido lugar en Melbourne (Australia), en la categoría de vehículos eléctricos del Formula Student de Australasia. Antes, el pasado mes de agosto, se hicieron con el premio al mejor equipo español de Formula Student, tanto en eléctrico como en combustión, gracias al ecoRZ.
Este coche lleva dando alegrías desde el comienzo de la temporada en Silverstone, donde se llevó el galardón al vehículo más eficiente y quedó tercero en la clasificación generalvehículo más eficiente. La victoria en Australasia les ha hecho alcanzar el séptimo puesto en la clasificación mundial de equipos universitarios.
A pesar de la larga lista de éxitos, lo de participar en competiciones no era su prioridad. “Nosotros queríamos hacer coches, nos daba un poco igual que pudiéramos ir a competir a un sitio o a otro”, explica López. “Pero para hacer los coches necesitábamos dinero, y las competiciones eran la excusa perfecta para justificar el proyecto y que nos pueda aportar recursos. El hecho de competir nos da visibilidad y eso da repercusión mediática, que al final es lo que nosotros retornamos a nuestros patrocinadores”.
Además, de cara a los alumnos, “competir es una motivación extra para acabar de evaluar realmente tu desarrollo. Si es mejor o peor, al final lo acabas viendo comparándolo con el trabajo de otros participantes”.
Para López, lo más espectacular de estos coches es la aceleración, de 0 a 100 km/h en menos de tres segundos. En Montmeló alcanzaron esta marca en 2,6 segundos, lo que se consideraba toda un récord para vehículos con tracción trasera. Sin embargo, la velocidad punta está limitada por el reglamento para minimizar el riesgo de accidentes (“al final son estudiantes conduciendo coches fabricados por estudiantes”), así que no suele sobrepasar los 130 km/h, “a pesar de que los desarrollos podrían ser muy superiores”.
Una nueva hornada de ingenieros
Los coches se diseñan con el popular programa CAD. Después, los miembros de la asociación acuden a los talleres para fabricar el prototipo. “Muchos de los componentes y de las piezas que forman el coche los acaban también fabricando nuestros propios patrocinadores”, cuenta López. Entre ellos están SEAT, la empresa de piezas para el automóvil Kostal, la de tubos de silicona Venair e incluso Loctite, que, aunque conocida por el gran público por su pegamento doméstico, también vende productos para coches.
Por el equipo de ecoRacing van pasando diferentes estudiantes que, mientras se forman, aportan su trabajo a la asociación. Según López, tomar parte en este proyecto les servido a todos para encontrar después un trabajo. “Yo antes de acabar la carrera ya estaba trabajando en un centro tecnológico. Cosas parecidas les han pasado a todos los compañeros. No hay ninguno que acabe y tenga que buscar trabajo, directamente hay varias ofertas”, asegura. Otros han preferido fundar su propia empresa.
Los miembros que ya se han titulado pueden seguir vinculados a la asociación, como es el caso de López. “Dan 'feedback', consejo…” En la actualidad, cuentan con 50 componentes, 35 de ellos en el equipo de Formula Student. Se acaban de incorporar 30 personas que se formarán durante este curso y crearán la próxima generación de coches “con el objetivo de mantener estos resultados o mejorarlos, pero seguir aprendiendo, porque al final nuestro objetivo no es tanto hacer coches mejores como el hacer los mejores ingenieros”, afirma el director de ecoRacing.
La implantación del coche eléctrico en España “está costando un poco más que en otros países”, admite López. “Hasta ahora sería un poco anecdótico, pero es una cuestión de pedagogía, y conforme la información va llegando al público y este va viendo que hay alternativas, la gente está respondiendo muy bien”. Parece que 2017 será un año de muchas victorias para todos: las que consigan estos bólidos servirán a los jóvenes ingenieros para labrarse un futuro. Al mismo tiempo, con la llegada de Tesla a nuestro país, para los coches eléctricos podría venir por fin la consagración.
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