Aunque suene a nombre de pokémon, no vas a poder cazar ningún ‘squircle’ (algo así como cuadrírculo). Este palabro anglosajón del que probablemente hayas oído hablar designa a un círculo de bordes cuadrados. O a un cuadrado de bordes redondeados, según se mire.
La figura geométrica, también considerada un caso específico de hiperelipse, está cada vez más presente en tecnología: Samsung la utilizó para moldear los iconos del Galaxy S7, los faros de algunos modelos de Mercedes adoptan esta forma y es casi omnipresente en el interior del Fiat Panda. Pero si alguien ha puesto de moda los ‘squircles’, esa ha sido Apple.
Los de Cupertino introdujeron los iconos con este tipo de bordes junto con iOS7, la séptima versión de su sistema operativo móvil lanzada en septiembre del 2013. Antes se limitaban a meros cuadrados planos con bordes redondeados. “Hay una profunda y duradera belleza en la simplicidad, en la claridad y en la eficiencia”, decía entonces Jony Ive, gurú del diseño de la manzana mordida. “La verdadera simplicidad es mucho más que la ausencia de desorden y ornamentación, es la ordenación de la complejidad”.
Según Ive, el ‘software’ tenía “una nueva estructura coherente y aplicada a todo el sistema”. Porque los ‘squircles’ también están presentes en los bordes de los ordenadores y teléfonos de la manzana mordida. Un punto de distinción que, si bien puede pasar desapercibido para muchos usuarios, marca la diferencia respecto a los modelos de otras marcas.
La coherencia como filosofía
Ive ya había participado en el desarrollo de la línea iMac G3 y el original modelo Blondi Blue, comercializado por primera vez en 1998. “Había mucho diseño durante aquella era que exploraba nuevas formas para el ‘hardware’ y, especialmente en productos traslúcidos como aquel iMac, existía una demanda de superficies de alta calidad”, explica a HojaDeRouter.com el experto en diseño industrial y de producto Mark Stanton.Mark Stanton
Uno de los principales factores que impulsaron la evolución de este área fue la especialización de los programas de Diseño Asistido por Ordenador (CAD) en la creación de transiciones de superficies con calidad. El secreto de los bordes de los dispositivos de Apple es que se alejan del esquema tangencial —da lugar a simples esquinas redondeadas, donde los radios que intersectan la curva la cortan en un solo punto— para adoptar lo que se conoce como continuidad de la curvatura.
La aplicación de la fórmula matemática de las hiperelipses al diseño de los bordes se traduce en una distribución diferente de la luz, que se distribuye y refleja homogéneamente sobre la superficie en el caso de un ordenador de Apple, mientras que tiende a concentrarse en franjas en otros modelos. Los saltos bruscos de curvatura en un borde provocan cambios en la luz y hacen que las superficies aparezcan desigualmente iluminadas.
Esta diferencia se aprecia geométricamente en lo que se conoce como peine de curvatura, el arco formado por radios que intersectan la curva y cuya longitud depende del grado de curvatura en cada punto. En los dispositivos de la manzana mordida, este arco es una curva en sí mismo, que comienza desde cero en los márgenes rectos de la superficie para aumentar hasta la máxima curvatura a medida que se acerca al centro de la arista. Una de las manifestaciones de estas superficies “es la manera en que reflejan la luz”, dice el británico.
“Cuando Apple cambió la forma de los iconos a ‘squircles’ buscaba la coherencia entre estos símbolos y la apariencia del ‘hardware’”, continúa Stanton. Al existir el mismo tipo de borde en el mundo físico y en el virtual, ambos siguen un mismo lenguaje de diseño. Aunque parezca un cambio minúsculo a ojos de alguien inexperto, para Stanton “dice mucho sobre la atención de Apple a los detalles”. Esta forma geométrica se ha convertido también en el estándar para crear los componentes de la interfaz de usuario en iOS 10 y la que presentan las plantillas para desarrolladores.
Sin embargo, los de la manzana mordida no han sido los primeros en utilizar esta fórmula en diseño. El tipógrafo alemán Hermann Zapf la usó para crear algunas letras redondeadas de su estilo de fuente Melior en 1952.Hermann Zapf Algunos años después, el poeta y científico danés Piet Hein la aplicó en su proyecto para la plaza de Sergels Torg (en Estocolmo), que se construyó con esta singular forma.
Por qué otros no hacen lo mismo
A pesar de que el diseñador británico no cree que los bordes sean la única razón del éxito de la marca cofundada por Steve Jobs, el aspecto de los dispositivos es una variable importante en la ecuación de su fama. “Atribuyo a Jobs y Steve Wozniak la creación de una cultura de la excelencia que aplicaron a todos los niveles”, sostiene. “Las superficies son solo una de las manifestaciones de la filosofía de Apple”.
Los de Cupertino no tienen ningún tipo de patente sobre la figura que impida a otras empresas utilizarla. Sin embargo, Samsung la adoptó el año pasado y otros ni siquiera lo han hecho. Al principio, según Stanton, los fabricantes solían esgrimir excusas: los ingenieros no tenían experiencia en el módulo necesario del programa o, simplemente, los diseñadores (o sus superiores) no consideraban los bordes como un elemento importante al que dedicarle tiempo.
Pero hay muchos diseñadores industriales que, según el británico, quieren pero no pueden. “Están limitados por los recursos y el compromiso con las compañías para las que trabajan”, indica. A pesar de que la mayoría de grandes empresas de electrónica se preocupan hoy en día por el diseño y aplican los conceptos de los artistas y profesionales que contratan, el grado en el que cuiden detalles de bordes y superficies “depende de cuánto se comprometa la compañía a adoptar las ideas de sus diseñadores”.
Si una marca destina el mismo esfuerzo a la parte de diseño y a la ingeniería, “sus productos van a reflejarlo”. Pero si está menos preocupada por la estética, es menos probable que considere importante el tipo de borde que tienen sus dispositivos.
“Unir las superficies con continuidad en la curvatura no tiene por qué hacer más difícil la fabricación”, aclara Stanton. Lo que sí puede resultar más complejo y costoso es la innovación aplicada en esta parte de la cadena de producción. “Cuando [en Apple] no pueden alcanzar sus objetivos con los medios que tienen disponibles, buscan alternativas”, indica el británico. Un ejemplo es la utilización de aluminio como material para fabricar los Mac: “Antes de que probaran que podía tener éxito en los portátiles, la mayoría de empresas habría pensado que el proceso iba a ser demasiado difícil y caro”, sostiene el diseñador.
Si tienes uno de sus portátiles, quizá lo mires a partir de ahora con nuevos ojos. Aunque probablemente los bordes no se conviertan en tu principal preocupación a la hora de comprarte un nuevo ordenador o elegir un móvil, al menos sabrás de qué te hablan si alguien menciona los ‘squircles’. Distinguirlos de las esquinas redondeadas a simple vista requiere un poco más de entrenamiento.
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