El mito de la WOM: la irónica memoria ilegible que salía en el manual del Apple II

“Memoria de solo escritura: una forma de memoria en la que la información puede ser almacenada pero nunca, nunca recuperada, desarrollada mediante un contrato con el Gobierno en 1975 por el profesor Homberg T. Farnsfarfle”. Escondida en las últimas páginas del manual del Apple IIe, un modelo que se puso en venta en 1983, aparecía la definición de la absurda 'write-only memory'. Una ingeniosa vuelta de tuerca a las útiles memorias RAM y ROM que solo los 'geeks' capaces de revisar hasta el glosario de aquella guía de 200 páginas podrían descubrir.

El resto de la definición dejaba claro que aquel invento inservible desarrollado por el tal Farnsflafe, capaz de almacenar “más de 100 billones de palabras y la información federal sobrante”, no era más que una broma. Según el manual, los detractores del investigador le criticaron por haber malgastado millones para desarrollarla.

Mientras, sus defensores señalaban que habría “costado más de 250.000 millones de dólares almacenar esta información en medios convencionales”. Guardarlos en aquella memoria para que nadie pudiera recuperarlos jamás parecía mucho más ilógico, de ahí la gracia de aquel párrafo.

Tras el fracaso que supuso el Apple III, los de Cupertino decidieron crear el tercer modelo del exitoso Apple II, el que había sido su primer ordenador de producción masiva. Ya que había que escribir un nuevo y aburrido manual de referencia describiendo los detalles del 'hardware' y el funcionamiento de aquel ordenador, probablemente algún trabajador bromista decidió dejar su sello personal en aquellas páginas para quien entendiera el chiste cuando los ordenadores comenzaban a llegar a las casas.  

Se desconoce de quién fue la idea ni qué les pareció a Steve Wozniak y Steve Jobs mencionar una memoria imaginaria en uno de sus productos. Ahora bien, según recogió la revista de los 80 'The Ecphorizer', un cliente de Carolina del Norte leyó aquel manual y decidió escribir a la firma de la manzana mordida para rebatir la autoría del invento.

En su misiva, el cliente reclamaba que el científico soviético Constantine Romanov, suponemos que descendiente de la dinastía que ocupó el trono de Rusia durante tres siglos, era en realidad el creador de la memoria de solo escritura. El investigador la había desarrollado para “almacenar gran cantidad de información” que la burocracia soviética conservaba desde la Revolución rusa de 1917 sobre los enviados a los campos de concentración de Siberia.

Bruce Tognazzini, el fundador (real) del Apple Human Interface Group, contestó a aquella carta plagada de humor negro, o al menos así lo recogió a la revista. Pese a las “abundantes pruebas” de que los Romanov habían querido desarrollar una válvula de vacío de lectura y escritura, Tognazzini defendía que su amigo y mentor Farnsflafe era el que había logrado la hazaña de crear un prototipo de 'write-only memory' cuando estaba borracho. Después, lo perfeccionó hasta crear una memoria de una pulgada de lado con las entrañas de un muñeco de peluche.

Ya fueran esas cartas auténticas como aseguraba 'The Ecophizer' o no -al fin y al cabo, la propia memoria WOM no era más que un divertido engaño-, no fue ni un Romanov ni un profesor ebrio quien creó el mito de una memoria que alberga información ilegible para siempre.

La absurda memoria WOM de Signetics

Una memoria de tipo 'post-mortem' ideal para sistemas armamentísticos, provista de protectores de látex para cubrir los pines del voltaje -que paradójicamente impedirían el funcionamiento del circuito, al ser el látex un aislante de la electricidad- y que “solo” necesitaba un ventilador de seis pies (1,8 metros) para refrigerarse. Estas eran las absurdas características de la memoria de solo lectura de acceso aleatorio original, desarrollada mediante SEX (el proceso “Extra Secreto de Signetics”, aunque las mentes pervertidas pensaran otra cosa).

La compañía de semiconductores Signetics publicó en 1972 el panfleto con las características técnicas de la 25120 Write-Only-Memory,características técnicas que incluía un complejo diagrama que podrían engañar a cualquier ajeno al mundillo de los circuitos.

John G. Curtis ha afirmado ser el creador de aquella memoria que puede venir bien a los que padecen síndrome de Diógenes digital. Este ingeniero de Signetics colaboraba diseñando las hojas de datos de los nuevos productos y se le ocurrió desarrollar sobre el papel una memoria que carecía de utilidad, rindiendo tributo a un paródico folleto de una válvula de vacíofolleto de una válvula de vacío de los años 40 que se sabía de memoria, nunca mejor dicho.

La compañía EMIAC describía en aquel documento su UMAC 606, una válvula provista de “un filamento de tungsteno orinado”, que podía utilizarse ni más ni menos que “durante su vida útil” y requería un refrigeración que no superara la temperatura de -20° Kelvin, un sinsentido al ser la temperatura teórica más baja posible, el cero absoluto, de 0 Kelvin.

La mofa de Curtis gustó tanto a Roy L. Twitty, el director de relaciones públicas de Signetics, que decidió propagar a los cuatro vientos la creación de la memoria WOM con motivo del April Fool's Day, el día de los santos inocentes en los países anglosajones. Twitty mandó una hilarante nota de prensa a los medios en la que aseguraba que la revolucionaria memoria mejoraría “la calidad de vida de miles de millones de personas afectadas por la información informática”, y que era el repositorio perfecto para cualquier tipo de información imaginable.

“La memoria de solo escritura es ideal para DDS o Discarded-Data Storage [Almacenamiento de Datos Descartados], y en esta aplicación, se puede mejorar la ecología electrónica en la que nosotros y nuestros ordenadores vivimos, para mantener las cosas limpias y pulcras”, afirmaba Curtis en declaraciones a Signetics.

Eso sí, la buena nueva reconocía que la de la compañía no era la primera memoria WOM. Años atrás, habían descubierto una “protoWOM” en las pirámides de Guiza escrita en código jeroglífico. La suya era mucho mejor, eso sí. Mientras la egipcia hacía los datos inaccesibles por 5.000 años, la de Signetics era de Almacenamiento Inaccesible Eternamente (EIS por sus siglas en inglés).

Una broma que se popularizó entre los 'geeks'

No sabemos si alguien se tragaría el bulo que Signetics comenzó, pero aquella memoria electrónica se convirtió en un mito.  La compañía organizó un concurso para premiar las mejores aplicaciones, reales o imaginarias, de la WOM. Un evento que, según advertían desde la firma, podía ser perjudicial para la salud mental de los participantes, especialmente para los que perdieran. 

No solo la firma de la manzana mordida decidió rendir tributo a la irónica memoria WOM años más tarde. Optimized Systems Software, una compañía que desarrollaba programas para los ordenadores de Atari, también quiso aportar su granito de arena a la leyenda.

El cofundador de la empresa, Bill Wilkinson, aprovechó el April Fool's Day de 1988 para anunciar que en los ordenadores Atari se podía utilizar la memoria WORN ('Write Once Read Never', algo así como “escribe una vez y no lo leas nunca”). En un artículo publicado en la revista 'Compute!', Wilkinson reconocía que su historia estaba basada en la memoria WOM con la que tanto se bromeaba por aquel entonces.

De hecho, aún hoy se recuerda la memoria solo de escritura. Algunos la califican como la “memoria antiNSA”, ya que la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense lo tendría difícil para espiar información que no se puede leer, e incluso un usuario de Reddit se ha puesto trascendental tras conocer la presunta existencia de la memoria y se ha preguntado si el universo no será tan solo una inmensa memoria WOM. ¿Acaso no dejamos todos nuestra huella en el cosmos sin que podamos descifrarla después?  

Cuestiones filosóficas al margen, lo cierto es que la ingeniosa broma que Signetics comenzó sobre una memoria irrecuperable hace más de 40 años hizo gracia a los apasionados de la informática de aquella época, que contribuyeron a engrandecer un divertido mito que Apple fomentó y que incluso sigue vivo en nuestro tiempo.

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