Cada vez son más los objetos que pueden imprimirse en 3D. Desde dientes y órganos hasta huesos para restaurar valiosas piezas arqueológicas y automóviles. O al menos muchas de sus piezas. El Strati, en cuya fabricación participaron varias empresas estadounidenses, es el primer coche eléctrico que incluye más de 40 partes creadas mediante esta tecnología.
La construcción del vehículo tuvo lugar durante la trigésima edición de la feria internacional Manufacturing Technology Show, celebrada en Chicago a principios de mes. Según las estadísticas de los organizadores, se registraron un total de 114.147 personas de 112 países diferentes.
En el Consumer Electronic Show (CES) de este año, emplazado como siempre en Las Vegas, la impresión 3D también fue un tema recurrente. El mercado está en auge y se refleja en la cantidad de convenciones que reúnen a expertos y entusiastas. Según el último informe sobre el sector elaborado por la consultora Gartner, en 2013 los fabricantes de las máquinas se embolsaron 412 millones de dólares. Markets and Markets anunciaba en el suyo que las compañías relacionadas con la tecnología 3D moverán más de 8.000 millones de dólares en 2020.
Las cifras suben como la espuma, y a este lado del charco tampoco queremos quedarnos atrás. Si se cumplen las previsiones, en febrero del año que viene se celebrará en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid la European 3D Printing SummitEuropean 3D Printing Summit. Una conferencia a la que acudirán expertos internacionales y que contará con distintas secciones dedicadas a los avances en medicina, aeronáutica, arquitectura y otras áreas que ya han introducido (o comienzan a hacerlo) la tecnología de las tres dimensiones.
Nadie duda de que varias empresas españolas tienen una importante presencia en el sector y no es que seamos precisamente novatos en la organización de grandes eventos tecnológicos (véase el Mobile World Congress de Barcelona), pero quizá haya a quien este tipo de acontecimientos le suscite algunas dudas. ¿Por qué en nuestro país? ¿Por qué en Madrid? ¿De dónde surgen estas iniciativas y con qué fin?
“Tilesa Kenes Spain y Madrid Destino quieren apostar por el futuro tecnológico de Madrid y convertirla en referente mundial de la impresión 3D”, asegura a HojaDeRouter.com Alejandro Hernández, director de marketing en España de Tilesa Kenes, la empresa organizadora del evento. Según Hernández, transformar la ciudad en la “capital de la impresión 3D” permitirá a grandes compañías, emprendedores y pymes tener un lugar de encuentro para desarrollar nuevos proyectos.
Los primeros en Europa
“Es la primera vez que se hace una convención a nivel europeo solo con temática de impresión 3D”, indica por su parte Adrián Valenzuela, un ingeniero que trabaja en el Área de Fabricación Avanzada de la Fundación Prodintec. Algunos miembros de la institución, integrada en la red de Centros Tecnológicos del Principado de Asturias, forman parte del comité de expertos del congreso. “Es un hito que se haga en España y servirá para posicionarnos en el mapa de desarrollo de esta tecnología, que todavía está empezando a industrializarse”, prosigue.
En el análisis geográfico del informe de Market and Market, queda patente que Estados Unidos continúa estando a la cabeza del sector, pero Europa le sigue de cerca, y el documento vaticina que, en 2020, el Viejo Continente superará al gigante americano. Valenzuela, sin embargo, cree que ya somos punteros. “Solemos ir a caballo de EEUU en tecnología, pero en este caso no; cada vez tenemos más presencia a nivel industrial y somos referencia en lo que respecta a las máquinas”, afirma, y concluye en consecuencia que “traer el evento a Madrid no es ninguna tontería”.
En cuanto a la temática y exposiciones, “el congreso está enfocado a lo práctico y no a lo didáctico”, continúa el ingeniero. Se trata de que los asistentes salgan con las ideas claras para elegir el mejor camino a la hora de invertir dinero, tiempo y esfuerzo en desarrollos. “Verán cómo está la situación actual, hacia dónde van las cosas y cuáles son los sectores más prometedores”, explica.
El objetivo del congreso es dar las pautas, pero no dotar de las herramientas para llevar a cabo los proyectos. El investigador habla de dinero y rentabilidad. “Mucha gente no consigue financiación porque todo el mundo hace lo mismo y muchos diseños no son rentables desde el punto de vista de fabricación aditiva”, afirma. Según Valenzuela, la clave del éxito está en cambiar el chip y abrirse a las nuevas posibilidades de diseño y 'customización'. “Se están buscando nuevas formas de aplicar esta tecnología a la producción real de las empresas”.
Para utilizar una impresora 3D, ya seas un particular que quiere tener una en su domicilio o una empresa, lo primero es comprarla. En Sicnova llevan ya nueve años distribuyendo los aparatos y tienen el mismo número de tiendas abiertas en la península, aunque en octubre planean añadir 25 a lista. “España no supone más que un 2% del mercado mundial, pero tenemos la capacidad y el talento suficiente para aportar soluciones empresariales altamente competitivas”, señala su director, Ángel Llavero.
España aún está aprendiendo a andar
Aunque no nos falten las ganas, ni el talento, Llavero admite que de momento no somos los primeros de la clase. “Los territorios donde la tecnología 3D tiene una mayor implantación y hay más demanda son en primer lugar EE.UU., y después están países como Alemania e Inglaterra”. Los teutones son punteros en su aplicación a la industria, en especial a la del automóvil (cómo no) y el gobierno inglés apuesta por dotar a institutos y universidades con las máquinas.
“En España no tenemos grandes fabricantes, ni de impresoras ni de escáneres”, dice el director de Sicnova. “No hay ninguna marca que sea referencia mundial ni nada por el estilo”, añade. Y algo similar opina Marius Robles, CEO de Reimagine Food: “aquí todavía tenemos mucho que aprender”. La compañía, pionera en la aplicación de la tecnología 3D a la comida y la gastronomía, participará en el congreso de febrero.
No somos punteros y “estamos en pañales” frente a otros países europeos, pero el caso es que el congreso aterriza en Madrid. “¿Y por qué no hacerlo aquí?”, se plantea Robles. “A veces estos eventos son una explosión para el lugar donde se realizan, para que un área temática despegue con fuerza y sirva de impulso a nuevas iniciativas”. Según su visión, al igual que la de Valenzuela y Llavero, la elección del lugar no tiene nada que ver con el desarrollo que tenga la impresión 3D, sino más bien con el potencial de “despegue”.
“España no es que esté mejor ni peor que otros lados, pero hay un fuerte efecto de moda”, asegura escéptico Gustavo Ferrari, ingeniero de materiales y director de Stereoprint. Su empresa se dedica al asesoramiento y el desarrollo de proyectos de impresión 3D para compañías de diferentes ámbitos (arquitectura, ciencias de la salud, cine y diseño, entre otros).
Ferrari también es el fundador de MADfab Hackspace Madrid, el Laboratorio de Fabricación Digital y Software Libre de Medialab Prado. En este espacio organizaban numerosas y charlas y talleres sobre impresión 3D, pero ahora están “en ralentí”. Traían a expertos internacionales, aunque la mayoría de asistentes no eran profesionales del sector, sino gente “que controla muchísimo del tema, aunque trabaje en otra cosa” y que se valían de ‘hardware’ de código abierto para fabricar sus propios diseños. Es una rama de lo que se conoce como movimiento ‘maker’. Ahora “todo se ha diluido por culpa de la crisis”.
“España arrancó muy temprano con la impresión 3D de código abierto (en torno al 2009), pero luego no siguió con mucho impulso”, cuenta el argentino afincado en Madrid. Asegura que, en el caso de las empresas, existen barreras para que los proyectos tecnológicos salgan adelante. “Enviar una pieza a Alemania cuesta más caro que traerla de allí, y lo mismo ocurre con la electricidad y la conexión a internet. En España cuesta el doble que en Francia”. Y continúa: “Hay muchas asimetrías que corregir para que esto pueda convertirse en una plataforma global”. Además, Ferrari señala que faltan incentivos y beneficios fiscales para emprendedores.
¿Es solo una cuestión monetaria?
“Hay que fomentar este tipo de industria, pero los congresos internacionales a veces son como el proyecto de casino que iba a hacerse en Madrid: se trata de traer gente y dinero; y punto”. Aunque admite que no sabe qué pasará con este en particular, el director de Stereoprint no cree que el evento vaya a marcar un antes y un después en el avance del sector. “Hay mucha gente que ya está trabajando en cosas novedosas y ni siquiera se le resuelven los problemas administrativos”, continúa Ferrari. En su empresa también sufren las trabas. “Desarrollamos un producto y cuando está listo para entrar en fase de fabricación el cliente le vende el diseño a una compañía extranjera”, se lamenta.
“Los congresos normalmente se hacen para ganar dinero, para cobrar mucho dinero a los expositores”, coincide Llavero. “No hay que olvidar que en España gran parte del impulso lo han proporcionado las máquinas domésticas basadas en la tecnología de código abierto”, prosigue. Aunque también desconocía la celebración de la convención madrileña y no niega que este tipo de reuniones son muy interesantes para el sector, porque ayudan a dinamizarlo, dice que hay “25.000 eventos de impresión 3D cuyo único fin es la recaudación” y que las conferencias ya no tienen tanto sentido como antes. “Se puede acceder a la información a través de internet y existen infinidad de ferias gratuitas”.
Si todo sigue en pie, la European 3D Printing Summit se celebrará en Madrid los días 18 y 19 de febrero de 2015, para alegría de todos y con el recelo de muchos. Solo entonces se confirmarán (o no) los pronósticos. La entrada para las dos jornadas cuesta 290 euros (no incluye el IVA y solo si la compras antes del 15 de enero), pero hay oferta para estudiantes y desempleados. ¿Y tú? ¿Te apuntas?
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