Señalando a los neoluditas: ¿estás en contra del progreso tecnológico?

¿Crees que los cambios son buenos? ¿Consideras que el mundo es mucho mejor ahora que hace 25 años? ¿Piensas que los beneficios de las nuevas tecnologías superan a sus riesgos? ¿Crees que la tecnología mejora tu situación como consumidor?

Si respondes negativamente a preguntas de este tipo, puedes ir preocupándote: según la Fundación para la Tecnología de la Información e Innovación de EE.UU. (ITIF por sus siglas en inglés) eres un pesimista que cuestiona el progreso y piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor. En resumidas cuentas, te estás convirtiendo en un neoludita.

ITIF, un 'lobby' de Washington D.C. que defiende a ultranza la tecnología como base del progreso, ha organizado la extravagante primera edición de los Premios Luditasprimera edición de los Premios Luditas, un dudoso honor que han otorgado a las iniciativas antitecnológicas más destacadas de 2014.

“Queríamos destacar la actual expansión del movimiento neoludita para arrojar luz sobre él y  que, con suerte, la gran mayoría de gente que apoya el progreso pueda ver cómo de destructivas son realmente sus acciones”, explica Robert Atkinson, presidente de ITIF, a HojaDeRouter.com. Le preocupa que Estados Unidos pierda su ventaja competitiva en el sector por culpa de estos colectivos. 

EL 'LUDISMO' O POR QUÉ ODIAR UN TELAR

Según defiende Atkinson, hay dos tipos de opositor al cambio tecnológico: el ludita, que lo ha convertido en su ideología disfrazándolo “bajo el manto del bien público”, y el que lo hace por su propio interés. Precisamente por este segundo motivo nació el movimiento ludita durante la Revolución Industrial, apodado así por Ned Ludd, un tipo no se sabe muy bien si existió o era tan solo una leyenda.

Supuestamente, este joven aprendiz habría destrozado dos telares en 1779, y años después, artesanos británicos de la industria textil se inspiraron en su idea para destruir telares mecánicos a golpe de martillo ante las duras condiciones laborales en las fábricas y las reducciones salariales. Firmaban sus proclamas como capitán, general e incluso rey Ludd: un Robin Hood antitecnológico que vivía en el bosque de Sherwood.

Las protestas de estos artesanos, que comenzaron en Nottinghamshire en 1811 y se extendieron por varios condados de Inglaterra en los años siguientes, fueron duramente reprimidas: 17 hombres fueron ejecutados solo en 1813 por la destrucción de máquinas.

Cuando ya habíamos aceptado los telares, el ludismo se reinventó en el siglo XX. La psicoterapeuta Chellis Glendinning firmó los 'Apuntes hacia un manifiesto neoludita' en 1990, advirtiendo de que las tecnologías son políticas y destructivas para seres humanos y comunidades, y el neoludismo llegó a asociarse a movimientos radicales cuando el matemático Thedore Kaczynski, apodado Unabomber, clamó contra la Revolución Industrial y acabó enviando cartas bomba a algunas universidades.

Según ITIF, hay que frenar a los movimientos neoluditas de los últimos veinte años que quieren destrozar los motores de la innovación. “Hay varios grupos que actúan con quejas específicas y temen la innovación. Colectivamente, se suman a la idea de un crecimiento más lento”, explica Robert Atkinson, el presidente de ITIF. El futurólogo de la tecnología Ray Kurzweil es otro de los que lleva tiempo defendiendo que el neoludismo cada vez suma más adeptos.   

NEOLUDITAS DEL 2014: DE PROHIBIR LOS COCHES ELÉCTRICOS A LUCHAR CONTRA LOS ROBOTS ASESINOS

Los estados de Arizona, Michigan, Nueva Jersey y Texas han sido los que se han alzado con el dudoso primer premio concedido por ITIF tras la votación de 1.600 personas. Con este galardón, los organizadores han 'reconocido' la labor de los legisladores de estos cuatro estados, que han decidido prohibir la venta de coches directamente a los consumidores (sin intermediarios) para expulsar del mercado a Tesla Motors y sus coches eléctricos.

Atkinson cree que los gobernantes han defendido hasta tal punto a los concesionarios que han acabado perjudicando a los consumidores y al medioambiente. Eso sí, en este caso, igual que en el de los artesanos, este economista comprende que muchos solo pretendían defender sus puestos de trabajo. “En muchos casos la innovación a la que se están oponiendo está realmente empeorando sus vidas (por ejemplo, los concesionarios después de las ventas de coches), pero el resto de nuestras vidas es mejor”, defiende Atkinson.

El tercer premio ha recaído en una iniciativa muy particular, Stop Smart Meters (Detened los Contadores Inteligentes), una organización que lleva desde 2010 clamando contra estas máquinas por los problemas que supuestamente acarrean para “la salud, la seguridad, la privacidad y hasta la cartera”.

Esta organización es neoludita, y lo sabe: sus fundadores se han mostrado satisfechos con el galardón, aunque critican que ITIF les insulte “para tratar de marginarnos y así continuar a la fuerza su agenda tecnocrática”. Sus responsables dicen además que no se van a dejar engañar porque han visto “demasiadas casas incendiadas, vigiladas y radiadas”.

Entre los nominados a estos premios hay una mención para los medios de comunicación y los particulares que se oponen a los robots “que asesinan trabajos”.“que asesinan trabajos”. Hace unos meses, el Pew Research Center preguntó a 1.896 expertos de tecnología para dar con el siguiente resultado: el 48% cree que los robots y la inteligencia artificial destruirán muchos empleos de aquí a 2025 (eso sí, uno de los padres de internet, Vint Cerf, señalaba en ese informe que la tecnología, históricamente, ha creado más empleo del que ha destruido).

Desde ITIF reprochan al mismísimo 'The Economist' que publicara un reportaje, titulado 'La tercera gran ola', en el que se habla de profesiones que podrían ser automatizadas según un estudio de la Universidad de Oxford. “Te das cuenta de que el pensamiento neoludita se está volviendo endémico en Occidente”, critica Atkinson en un informe de la organización

LA LUCHA CONTRA LA ECONOMÍA COLABORATIVA COMO NEOLUDISMO

El Viejo Continente también ha gozado de una nominación en estos peculiares premios: el año pasado se aprobó en Francia la conocida como 'ley antiAmazon', que prohíbe a los distribuidores de libros a través de internet ofrecer gratuitamente los gastos de envío si este descuento se combina con una rebaja del 5% sobre el precio. Una forma de proteger a las librerías nacionales de los embates del gigante creado por Jeff Bezos, que se defendió ofreciendo el franqueo a solo un céntimo. Según el ITIF, esta estrategia demuestra que en Francia todavía “desean preservar librerías menos eficientes”.

Los enemigos de la economía colaborativa también han tenido su hueco entre los nominados en estos Razzie tecnológicos. La cruzada del fiscal general de Nueva York Eric Schneiderman contra Airbnb, señalando que la mayoría de los alquileres gestionados por la plataforma son ilegales, o la prohibición de Uber en el estado de Nevada (las legislaciones contra la plataforma se extienden por todo el mundo y han llegado a España: el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ordenó el cese de su actividad en todo el territorio nacional), también han gozado de nominaciones en estos premios.

“Pienso que a través de su oposición a la innovación los neoluditas están dañando las vidas y las perspectivas de futuro de mucha gente. Luchando contra el cambio tecnológico, estos grupos y personas individuales están limitando las mejoras en los estándares de vida de los que deberíamos poder disfrutar”, defiende Atkinson.  

Lo que debemos preguntarnos es si entre todas estas propuestas no hay alguna que podríamos defender si nos pusiéramos en el pellejo de los interesados. ¿Acaso no protestamos porque las empresas privadas coleccionen nuestros datos y las cámaras de videovigilancia graben nuestros rostros?

Según el ITIF, el progreso está por encima de esas consideraciones. “El mejor argumento es animarlos a tomar un profundo respiro, leer las evidencias de las dos partes y tratar de tomar una decisión racional que se oponga a una decisión emocional, pero esto puede ser muy difícil”, admite Atkinson.  

¿Acaso es fácil separar lo emocional de lo racional si está en juego nuestro trabajo? ¿Qué hubieras hecho tú en el lugar de los artesanos ingleses de hace más de dos siglos? ¿Eres neoludita solo porque lo diga un 'lobby' yanqui? Aquí te dejamos su encuesta por si quieres saber su veredicto. Tecnófilos, tecnófobos o agnósticos, ¿qué más da? La línea que separa el odio del amor es asombrosamente fina.

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Las imágenes de este artículo son propiedad, por orden de aparición, de James Lee, Wikimedia Commons (2 y 3), Kazuhisa Otsubo y zeniloracJames Lee23Kazuhisa Otsubozenilorac