El teléfono móvil tardó muchos años en convertirse en algo más que una herramienta de trabajo. Al principio era un elemento que se usaba para facilitar la comunicación entre personas, sin pretensiones en el campo del entretenimiento. Por esa razón el diseño se limitaba a lo funcionaldiseño, a simplificar la manera de marcar los números, facilitar que se guardara en el bolsillo o que la antena no molestara mucho. Pero poco a poco el móvil pasó de ser un bien de lujo, destinado a ejecutivos y gente de dinero, para convertirse en un producto al alcance de cualquiera. Es entonces cuando el aspecto externo del teléfono empezó a cambiar.
La era de las carcasas
Si hubo un terminal que dio el gran paso a la hora de hacer que los móviles fueran atractivos para el usuario, ese fue el Alcatel One Touch Easy. El color había llegado definitivamente a los móviles, que pasaban de ser un trozo de plástico negro aburrido a un dispositivo de colores vivos que cualquier joven quería tener.
Pero esta estrategia, pese a ser novedosa y atractiva para nuevos usuarios, no dejaba de estar muy limitada. Solo podíamos elegir uno de los tres o cuatro colores que pusiera a nuestra disposición la compañía. Fue entonces cuando a alguien se le ocurrió que los móviles podían tener una carcasa intercambiable, que permitiera al usuario, de manera extremadamente sencilla, cambiar el aspecto de su dispositivo. Había empezado la fiebre de las carcasas.
Es complicado hablar de los últimos quince años de la telefonía móvil sin citar a Nokia. Los finlandeses ya estaban destrozando el mercado con su 3310 y todavía les quedaba cuerda para rato. La idea de poder personalizar el móvil con un trozo de plástico intercambiable era brillante. En pocos meses todas las tiendas y mercadillos disponían de una gama enorme de carcasas (oficiales y no oficiales) que hacían las delicias de los chavales. Cualquier tema era posible, desde los dibujos tribales que tan de moda estuvieron hasta los escudos de equipos de fútbol, pasando por la inmortal Hello Kitty o Dragon Ball.
Durante aquella época se vieron los móviles más feos y horteras de la historia de la humanidad pero, por otro lado, nunca el usuario tuvo tanta libertad para elegir cómo quería su móvil. La personalización era extrema.
La llegada de los 'smartphones' y la imposición del blanco y negro
Las carcasas causaban furor, pero a medida que la tecnología seguía avanzando los fabricantes empezaron a construir terminales de una sola pieza, sin posibilidad de cambiar nada. Quizá fue porque Nokia, Sony o el fabricante de turno estaba harto de ver sus últimos modelos luciendo pegatinas de las Super Nenas o de Metal Gear Solid.
Los teléfonos inteligentes llevaron internet a nuestros bolsillos, pero la mayor parte de los dispositivos eran (y son) negros o, en menor medida, blancos o grises. El color parece haberse esfumado y es casi imposible diferenciar un móvil de otro sin acercarte por lo menos a medio metro. Ganamos en funciones, pero perdemos en personalización.
Muchos fabricantes de complementos para móviles han intentado paliar esta carencia con fundas, pegatinas y carcasas exteriores y, pese a que hay gente que las compra, nunca será lo mismo que cuando la piel de nuestro teléfono era desechable. Sin embargo, la sofisticación de los terminales modernos y su tamaño han impedido seguir con la costumbre de las carcasas. Muchos terminales se fabrican de una pieza y ni siquiera tienen una tapa para cambiar la batería. Volver al método antiguo sería complicado, aunque no sería sorprendente que alguna compañía lanzara un 'smartphone' personalizable al 100%. El Moto X de Motorola ya se acerca.
Nokia y su último aliento de color
Nokia siempre ha sido una compañía diferente. No solo en su época dorada, sino incluso en los últimos años, en los que ha estado de capa caída. Con su gama Lumia, la respuesta (tardía) a los iPhone y los Galaxy, apostó por diferenciarse, no solo usando Windows Phone sino también innovando en el diseño de sus modelos y rescatando el color como argumento de peso. Seguro que más de uno, y más de dos, se ha planteado comprar un Lumia solo por el diseño.
Está claro que ofrecer teléfonos de colores no es suficiente para levantar las ventas, pero no deja de ser una estrategia de diferenciación, que puede llegar a decantar la decisión de compra de algunos usuarios inexpertos. Normalmente, los que saben lo que van buscando optan por el teléfono con las especificaciones técnicas que más les satisfacen. Sin embargo, un usuario corriente, sin grandes conocimientos de informática o tecnología, optará probablemente por el móvil más chulo, el que más le guste. Porque, al final, “qué más da si todos los teléfonos sirven para lo mismo y hacen las mismas cosas”. Y en muchos casos es verdad.
¿Volverá el color algún día?
Ahora que Apple se ha sumado a la moda con su iPhone 5C, parece que anunciar la vuelta del color a los móviles ya no es tan descabellado. Hay bastantes posibilidades de que pronto volvamos a poder diferenciar nuestros teléfonos cuando los pongamos todos encima de la mesa de un bar.
Parece que las compañías se están dando cuenta de esto poco a poco, y ya son varias las que han decidido ofrecer más colores en sus modelos principales. El personalizable Moto X es el ejemplo más extremo, pero también Sony acaba de anunciar que su buque insignia estará disponible en tres colores y ya se había atrevido con tonos poco usuales, como el rosa en el Xperia J o el morado en el Xperia Z. También está el ejemplo de HTC y su One SV o el 8X con Windows Phone. Y caso aparte, como ya hemos comentado, son Nokia y su gama Lumia, que ofrece desde naranjas a amarillos, pasando por los clásicos negro y blanco y otros como azules, verdes o grises.
El imprevisto cambio de rumbo de Apple
Y llegó septiembre, y con él la conferencia de Apple. Todo el mundo esperaba no uno, sino dos nuevos iPhones, y una vez más las previsiones se cumplieron. Además, Apple rescató para sus móviles un elemento que ya había explorado en los iPod o incluso en los ordenadores: el color, algo nunca vista en sus 'smartphones'.
El iPhone 5C se podrá adquirir en diferentes tonos, nada discretos por cierto, y estará fabricado en su mayor parte con plástico (policarbonato). Además se podrán comprar fundas con agujeros que darán lugar a varias decenas de combinaciones en lo que respecta al diseño. ¿Apple añadiendo colores? La compañía más conservadora en este aspecto ha decidido cambiar su estrategia y, ya que Apple continúa siendo la referencia del mercado (al menos en lo que respecta a tendencias), habrá que ver cómo influye este movimiento en las decisiones del resto de compañías.
De momento hay una que parece haber marcado el camino a seguir, y esa es Nokia. Paradójicamente es una de las que peor lo tiene, ya que su situación actual no invita al optimismo a corto plazo. Tal vez por eso han adoptado una postura más agresiva con la competencia y, nada más terminar la presentación de Apple, los finlandeses escribieron un tuit apuntando a donde a la manzana mordida más le duele, a su originalidad.
¿Estamos ante el inicio de una nueva era de móviles coloridos? ¿Volverán también las carcasas? Y lo más importante de todo: ¿estamos dispuestos a que eso suceda?