“Mi tesorooooo...” La célebre frase de 'El Señor de los Anillos' bien podría aplicarse a nuestro móvil, ese dispositivo que llevamos siempre con nosotros y que acapara nuestra atención (hablar por Whatsapp, consultar Twitter, cotillear fotos en Instagram...) cual anillo único que se apodera de los pobres 'hobbits'.
Hay además otro elemento que convierte a nuestro móvil en un objeto tan valioso como un anillo: el oro. Un metal precioso que no solo se encuentra en joyerías o como un activo en el que invertir, sino también en las entrañas de tu 'smartphone'. Y no sólo el oro: otros metales de gran valor como la plata, el estaño o el paladio pueden hacer acto de presencia en el dispositivo.
No es casualidad que nuestro móvil esconda tales tesoros. Son tan atractivos para el mundo de la electrónica porque son muy buenos conductores de la electricidad. Y hay otros factores. El estañó, por ejemplo, no necesita temperaturas muy altas para fundirse y proporciona buenas soldaduras con otros metales.
“El oro se utiliza en los circuitos impresos, que son las placas donde van unidos los microchips. Antes de soldar el microchip, las placas se bañan en oro, y eso sirve para que se suelden mejor y se reduzca la resistencia de las placas al paso de la corriente eléctrica”, explica a HojaDeRouter.com Luis Hernández, profesor del departamento de ingeniería electrónica de la Universidad Carlos III de Madrid.
Según Hernández, el oro también se encuentra dentro de nuestro teléfono en forma de hilos finos que sirven para unir el silicio que hay dentro de un chip con unos puntos de conexión situados, de igual forma, en el interior del componente electrónico. Y si el fabricante de móviles desea alargar la vida de los botones y teclas, siempre tiene la opción de establecer las conexiones a partir de este material.
En cualquier caso, el oro no es algo imprescindible. Si bien el ingeniero señala que no existe ningún otro material que conecte mejor el silicio en el interior de un chip, no es necesario bañar en oro los circuitos impresos. “Es una cosa que se hace en los de alta calidad, que están en los móviles que son bastante más avanzados”.
Otro material que destaca por su conductividad es la plata. En esta caso, a diferencia de lo que sucede con las medallas, el metal precioso no se conforma con quedar segundo. En el mundo de la electrónica, la plata conduce igual de bien que el oro la electricidad. Combinado en forma de aleación con el estaño, el material también se emplea para soldar los chips con los circuitos impresos.
La presencia en los dispositivos del tántalo, el elemento químico que se extrae del polémico coltán - tristemente célebre por los conflictos que produce en ciertas regiones de África -, es menor de lo que se podría prever.
Desde el departamento de ingeniería electrónica de la Universidad de Valencia nos explican que para fabricar condensadores - un componente muy común no sólo en los teléfonos, sino en cualquier dispositivo electrónico -, “uno de los materiales más habituales es el tántalo”. O, más bien, solía serlo. A pesar de que aún se sigue utilizando, Hernández asegura que “el tántalo es cada vez menos necesario”.
Que nuestro 'smartphone' contenga metales preciosos no quiere decir que valga millones. Según el informe de Naciones Unidas sobre residuos electrónicos, para conseguir un gramo de oro deberíamos extraer el metal de 41 dispositivos. Si tenemos en cuenta que el precio del oro ronda los 31.623 euros por kilo, el gramo que conseguiríamos tendría un valor de 32 euros.
En cada móvil, por lo tanto, hay menos de ochenta céntimos de oro. Como afirman desde la Universidad de Valencia, si un fabricante de componentes electrónicos decide utilizar oro es porque, de entre todos los metales que conducen bien la electricidad, ha resultado el más barato.
Todos estos metales preciosos se pueden recuperar. Así lo demostró el pasado mes de febrero el Instituto Catalán ARTIC durante el Mobile World Congress, aplicando la hidrometalurgia para separar estos materiales y recuperarlos en su forma original, con su mismos valores y pureza. Es una técnica que, en opinión de Hernández, se ha convertido en el principal objetivo a la hora de reciclar los móviles.
En cualquier caso, no nos volvamos locos: nuestro 'smartphone' puede ser nuestro tesoro, pero no es una mina de oro. Lo sentimos.
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Las imágenes de este reportaje son propiedad, por orden de aparición, de Tessa Sheremeta, International Gem and Jewelry Show, Mauro Cateb y Tatsuhiko Miyagawa