Once y media de la noche. Tus ojos desean cerrarse y tu boca emite incontrolables bostezos que indican que es hora de irse a dormir. Pero tú, un ser humano caracterizado por su cabezonería, no acudirás a la cama hasta que no te hayas pasado el nivel 30 del Candy Crush; sin haber visto antes las caderas insinuantes de Rihanna y Shakira en Youtube; o después de que tu amiga te haya contado por Whatsapp cómo le ha ido la cena con su cita. ¿Hay algo malo en ello? Naturalmente que no. Lo problemático puede llegar después, despierto aún a las dos de la madrugada, dando vueltas cual croqueta entre las sábanas.
A este peculiar insomnio se refieren numerosas investigaciones científicas. La última, publicada en la revista 'Behavioral Sleep Journal' el pasado mes de noviembre, en la que un grupo de investigadores de la Facultad de Psicología de la Universidad de Bergen (Noruega), descubrió que utilizar el móvil, el ordenador o la tableta antes de irse a la cama puede interrumpir el descanso placentero.
Una conclusión en la que también está de acuerdo el investigador Charles Czeisler, coordinador del estudio publicado en mayo en la revista 'Nature'. Según Czeisler, la luz artificial es la causante de que nuestro ritmo circadiano se encuentre alterado hoy en día. ¿Y qué es eso del ritmo circadiano? Nuestro reloj biológico, que permite que el organismo se adapte al horario y a los cambios que se producen en el ambiente y que regula, entre otros, nuestro ciclo de dormir - despertarse.
Animales visuales
¿Cómo puede el móvil alterar el sueño? De acuerdo con Czeisler, en nuestra retina tenemos unas células llamadas ganglionares, que se encargan de averiguar si es de día o es de noche. Si descubren que es de noche, comienzan a segregar melatonina, la hormona que le indica al cuerpo que está listo para irse a dormir. Pero si las células ganglionares observan luz, dejan de fabricar melatonina, ignorando si esa luz es natural o procede de la pantalla del móvil.
Así lo confirma también el profesor Staale Pallesen, director de la investigación llevada a cabo por la Universidad de Bergen, que a pesar de que aún no tiene una respuesta definitiva al fenómeno, señala que “no se puede descartar que el insomnio y el retraso en dormir sea resultado de los medios electrónicos para el entretenimiento”.
“Somos animales visuales”, señala a HojaDeRouter.com Diego García-Borreguero, director médico del Instituto de Investigaciones del Sueño. “Y esta ventaja evolutiva hace que nuestra vigilia coincida con la luz y las horas de sueño con la noche. Es la luminosidad externa la encargada de hacer coincidir estos dos ritmos”. Según el presidente de la Sociedad Española del Sueño, la aparición de la luz eléctrica trajo consigo días más largos – al inhibirse la secreción de melatonina y retrasar el descanso nocturno -, y conllevó, asimismo, efectos en algunos trastornos del sueño.
Trastornos que se dan hoy día cada vez más por culpa del ordenador, el móvil y la tableta. “Podemos llevarnos tecnología a la cama, podemos llevarnos comunicación a la cama, podemos llevarnos una fuente de luminosidad. [Pero] Es una mezcla de hábitos de vida con estímulos lumínicos que tienen consecuencias biológicas, y esto produce más insomnio de iniciación, sobre todo en personas predispuestas”.
Los enchufados, posibles perjudicados
¿A quiénes se refiere García-Borreguero cuando habla de “personas predispuestas”? A aquellas que no son el modelo perfecto, entendido como aquel “que no tenga problema, el ‘yo me duermo cuando quiero’, el que puede estar trabajando con el ordenador hasta las tres, y si un día decide no trabajar hasta las tres, se duerme igual”. Por suerte o por desgracia, la mayoría de nosotros podemos saltarnos la rutina que el cerebro recuerda, y aunque no nos durmamos hasta la hora en la que normalmente lo hacemos, al final caemos rendidos.
Sin embargo, las personas predispuestas a las que se refiere el doctor corren el riesgo de sufrir el Síndrome de Retraso del Sueño, un tipo de insomnio motivado por la exposición a luminosidad. De acuerdo con García-Borreguero, el grupo con mayor predisposición suele ser la gente joven – la población entre 15 y 25 años -, ya que “son los que se conectan después de cenar, entre las once de la noche y la una de la madrugada”.
El mito de la radiación
No todos los científicos creen que la luz sea la fuente, al menos única, del daño que nuestro móvil nos pueda provocar. Desde su página web, la Fundación para la Salud Geoambiental advierte que las radiaciones que emiten los móviles afectan a nuestro ritmo biológico, ya que nuestros órganos funcionan a través de pulsos eléctricos.
Algo que rebate José Manuel Rodríguez Delgado, director de Investigaciones en el Centro Ramón y Cajal. “No hay conocimiento de efectos a largo plazo de los campos de ondas electromagnéticas de intensidades utilizadas en las actividades humanas habituales.”, nos ha explicado por correo. “Y según el ICNIRP (la Comisión Internacional para la Protección de la Radiación No Ionizante), los estudios recientes en voluntarios no han podido mostrar ningún efecto a la exposición de campos magnéticos de 60 Hz en el nivel nocturno de melatonina”. Vamos, que es un mito, al menos hasta donde sabemos hoy en día.
Menos móvil, más descanso
Y como la investigación siempre viene de la mano del desarrollo tecnológico, para reducir los efectos de las luces de las pantallas aparece F.Lux. Un programa que cambia la temperatura del color para equiparar la luz que emite el móvil con la luz natural: brillante por el día, con un color más cálido por la noche. Según Jeff Mann, redactor del blog 'Sleep Junkies', con F.Lux “reduces tener que estrechar los ojos y el desvelo que provoca la luz azul de la pantalla”.
Sin embargo, García-Borreguero es firme en sus palabras. “Todo lo que sea intensidades de luminosidad superiores a 5 lux, tiene ya capacidad para suprimir la segregación de melatonina”. Y por tanto, caer en los brazos del insomnio. ¿Qué recomienda el doctor? “Que la gente evite los ordenadores, los móviles y las tabletas a las diez - diez y media, que sigan un día lo más natural posible, que no tengan actividades intelectualmente muy estimulantes y que la exposición a la luz artificial sea la menor posible”.
Despertarse con buen humor, sonreír aunque el día sea gris, no se consigue tomando All Bran. El descanso forma parte de nuestro rendimiento y vitalidad. Los móviles han conseguido que les demos tanta utilidad como atención, pero, al final, el dormir bien sólo puede confiarse a la almohada.