Lo de programar ya ha dejado de ser algo sólo para 'geeks' y desarrolladores. El código atrae a muchos otros sectores profesionales y entre ellos se cuentan los artistas. En ocasiones, estas almas bohemias se sirven de la tecnología para crear efectos de lo más innovadores. Sirva de ejemplo el mundo del textil inteligente, que nos mostró hace poco la diseñadora Elena Corchero.
Es el caso también de Jennifer Dewalt, una artista de San Francisco que en 2013 dejó de lado los pinceles y la arcilla para meterse de lleno en el universo de la programación. ¿Qué mosca le picó? La de la curiosidad, claro. Como afirma en una entrevista, “las barreras de la comunicación son tan bajas que nos sentimos obligados a crear identidades virtuales para comunicarnos e interactuar los unos con los otros. Yo quiero ser capaz de crear el canal de comunicación que hace posible esas interacciones”.
Y la forma en la que se le ocurrió hacer realidad un deseo como ese fue crear 180 páginas en 180 días. Unas webs que promueven la interacción con el usuario y que, de paso, hicieron que Dewalt aprendiera a picar código. Todo un reto que surgió de la típica conversación entre amigas.
“Me preguntó cuántas webs podía hacer. Estábamos de broma, pero ahí me di cuenta de que era una gran idea. Iría montando las páginas un poquito todos los días y trabajaría a mi manera. Además me daría la oportunidad de tocar diferentes tecnologías”, comenta en una entrevista.
¿Y por qué 180 días? Como señala Dewalt, tres meses le parecían escasos y un año, demasiado tiempo. Y es que la estadounidense no sólo pretendía ponerse a prueba montando una web al día; aspiraba a aprender programación por su cuenta. La artista decidió que no asistiría a ningún curso para llevar a cabo el desafío. Quería aprender a solucionar sus propios problemas.
Tan ajena al mundo de la informática no era, pero Dewalt afirma que deseaba avanzar un poco más. “Aunque había trabajado en proyectos que involucraban código, nunca había escrito código antes. Había visto un par de tutoriales y nunca fui más allá. Decidí que para aprender programación necesitaba sentarme, sacar tiempo y centrarme exclusivamente en ello”.
Más duro de lo que pensaba
Todo desafío conlleva una serie de normas y, en el caso de Dewalt, también las hubo. La artista se impuso tres reglas. La primera, montar todos los días una página distinta. La segunda, acompañar cada página con una entrada en su blog, y por último, la obligación de convertir su código en un recurso abierto para que cualquiera pudiera verlo y, por qué no, utilizarlo.
El proyecto le costó bastante esfuerzo. “Al principio pensé que tendría que hacerme un horario para programar, leer y estudiar durante un cierto número de horas cada día. En realidad, ninguna de esas cosas sucedió. Me pasaba unas diez horas de media golpeándome la cabeza contra el teclado hasta que algo mágico sucediera”. Con el tiempo, Dewalt se dio cuenta de que no era precisamente magia.
Si observamos con atención la lista de las 180 páginas, podemos seguir paso a paso la evolución de la artista. Con este desafío, Dewalt aprendió a programar en Ruby, JavaScript, Backbone, jQuery e, incluso, a manejarse con Node.js.
“Al principio, mis páginas eran muy simples: algún HTML, un poco de CSS y un par de líneas de JavaScript. Con el tiempo, se iban haciendo más y más complejas. He hecho juegos, calculadoras, relojes y gatitos tontos”.
Los lenguajes, cada vez más complejos, no fueron las únicas dificultades que sumó a su tarea. Según cuenta la artista, cada 30 días, los ánimos solían decaer. “Me sentía totalmente sin creatividad, gruñona y no estaba en sintonía con el proyecto. En esos días, trabajaba en algo simple. Me despertaba al siguiente día lista para seguir y me emocionaba aprender código nuevo”.
Como es lógico, de vez en cuando le surgían dudas, que trataba de resolver por sí misma o consultaba para ampliar sus conocimientos. “Cuando tenía alguna pregunta, buscaba en Stack Overflow [una web de preguntas y respuestas para desarrolladores] o lo miraba en un manual”, afirma.
Cuestión de gustos
La fama le llegó con la web 115, algo tan simple como una lluvia de beicon. Su historia había sido publicada en Hacker News y, a pesar de las críticas y algunas burlas, Dewalt admite que perdió el miedo a saber lo que la gente pensaba de ella.
Pero, su favorita no es precisamente ésta. Hay que avanzar hasta el día 178 para encontrarnos con la conocida 'How we're feeling''How we're feeling' ('Cómo nos sentimos', en español), una aplicación que contabiliza el número de etiquetas que expresan un determinado sentimiento en Twitter.
En su colección podemos encontrar de todo. Desde el típico Buscaminas hasta un contador de secretos, un generador de piropos o un buscador de bares. Pero es mejor que vosotros mismos escojáis favorito. Hay 180 para elegir.
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Las imágenes de este artículo son propiedad, por orden de aparición, de Irene Nobrega, Jennifer Dewalt, Andreanna Moya Photography, Dmitry Baranovsky y normalityrelief