Marina Castán, Gerard Rubio y Miguel González son los creadores de la primera orquesta textil del mundo, un proyecto (la Fashion Wearable Orchestra) que ha sido incluido por The App Date entre los ganadores de sus premios anuales como el proyecto más innovador de 2014. Esta iniciativa compartirá cartel en el acto de entrega con Elies Campo, primer español en WhatsApp; y Guudjob, “el Tripadvisor de los 'freelances' y autónomos”, que también han sido galardonados.
El reconocimiento a la innovación define perfectamente a la orquesta impulsada por Castán, Rubio y González. Su objetivo, como Castán explica a HojaDeRouter.com, es explorar hasta qué punto una prenda de vestir puede convertirse en instrumento musical, hasta qué punto pueden crear arte sonoro.
La idea de esta particular “orquesta” nació de un prototipo previo, desarrollado como parte de un proyecto de investigación de la Universidad de Eindhoven capitaneado por Castán y Óscar Tomico. Hoy va más allá de una idea y sus creadores trabajan con ingenieros de sonido, y también pretenden hacerlo con múltiples artistas y personas relacionadas con el mundo del diseño y de la interacción, creando 'performances' en las que bailarines se convierten en músicos creando una composición que Castán define como “abstracta”.
Instrumentos musicales flexibles
Una orquesta sin instrumentos, ¿es posible? Evidentemente no, pero en la Fashion Wearable Orchestra los oboes, pianos y violonchelos son sustituídos por prendas tecnológicas (el primer prototipo incluye cinco diferentes). Cada una de ellas tiene un sonido distinto, que se genera gracias a sensores de elasticidad incorporados en la ropa. De esta forma, cuando los bailarines se mueven vistiendo estos ‘wearables’, reproducen sonidos guiados por su ritmo.
El diseño de estas prendas no es aleatorio, está basado en el estudio de múltiples movimientos corporales. Es por eso que no tienen el aspecto habitual de una camiseta o un pantalón. “Trabajar con ese movimiento es lo que nos guía para dar forma a las prendas”, explica Castán. Por ejemplo, una está pensada para que la lleven dos personas al mismo tiempo. En otras palabras: son dos prendas combinadas porque la intención es que, durante el baile, dos cuerpos conecten continuamente.
Otra de esas prendas es un 'body' cuyos brazos están cosidos al cuerpo hasta la altura del codo. Con esto el equipo pretende potenciar el movimiento del hombro, “y tener el brazo pegado al cuerpo te permite mover ese hombro de manera más acentuada”. Cada una de las prendas permite unos movimientos y limita otros.
Su intención es ir más allá de la forma clásica de dar conciertos, ofrecer una experiencia diferente e incluso popularizar la integración de estos nuevos instrumentos sobre el escenario.
Música futurista
Cuando alguien escucha hablar sobre una orquesta de ‘wearables’, lo primero que imagina es un escenario, músicos e instrumentos de música clásica o contemporánea tocados, tal vez, con la ayuda de esos ‘wearables’. Pero este es un proyecto que persigue lo opuesto: aunque no descartan interpretar piezas de música clásica, podría decirse que esta es una orquesta futurista, con un lenguaje propio, diferente y nueva.
“No tiene sentido crear una interfaz o un instrumento que suene como otros que ya existen”, dice Castán. Sin embargo, los sonidos generados tampoco son tan extraños dentro del panorama musical, pues están muy ligados a la electrónica y al 'techno', a lo experimental y abstracto.
De momento, las melodías que estas prendas consiguen generar no son muy complejas. Algunos movimientos producen un sonido más grave, otros más agudo… Juegan con la velocidad, con el ritmo, “pero todavía nuestro nivel no permite melodías muy complejas”, admite Castán. Eso es algo que se logrará con trabajo, ya que su investigación es todavía muy reciente.
Cuestión de movimiento
Esta es una orquesta, también, de bailarines. Toma vida gracias a la coreografía que se crea al mismo tiempo que el sonido. Explica Castán que hay infinitas coreografías posibles, puesto que las prendas permiten muchos movimientos. “Nos gustaba la idea de que la coreografía se creara al momento, junto con la melodía”.
Lo más interesante es que, por mucha coreografía que exista, dos movimientos nunca son exactamente iguales. Nadie levantará el brazo con el mismo ángulo tres veces seguidas, por lo que el sonido también cambiará. Además, las 'performances' de The Wearable Fashion Orchestra están pensadas para que el espectador pueda intervenir y generar un nuevo sonido a través de una aplicación para móviles.
Los bailarines con los que trabaja este equipo – de la escuela Bots de Sabadell - nunca habían trabajado con ‘wearables’, pero Castán asegura que esta experiencia les está sirviendo para explorar sus capacidades. “Les da mucho juego”, no han estudiado en escuelas de música para poder crearla pero tienen oído y ritmo y estas nuevas herramientas pueden convertirse en su medio de trabajo. “Es una manera de hacer música sin necesidad de tener ningún conocimiento. Es algo intuitivo, algo que te ayuda a expresarte”.
Lo que no sabemos es si los músicos, esos que sí tienen formación y muchos años de conservatorio a sus espaldas, estarán de acuerdo con un proyecto como este, aunque Castán afirma que algunos están encantados con la iniciativa. De momento, el equipo trabaja con un grupo de música de Barcelona (Za!) que suele hacer música improvisada, trabajar con el cuerpo, con percusiones y con influencias de diversos países.
¿Se convertirán estos 'wearables' en las nuevas guitarras eléctricas? Lo que para algunos es ruido, para otros es arte sonoro con mucho futuro por delante.
-------------------------------
Las imágenes utilizadas para este artículo son propiedad, por orden de aparición, de Gerard.tv y Marina Castán