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Hasta 71 playas podrían desaparecer a finales de siglo en Balears, que suma 25 zonas amenazadas de cara a 2030

Imagen de archivo de la playa de Muro, una de las zonas más amenazadas en Balears según Greenpeace

Europa Press

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El litoral de Balears, de mantenerse la actual tendencia de calentamiento, retrocedería 20 centímetros al año, lo que supondría la desaparición de hasta 71 playas a finales de siglo en la región, que suma ya 25 zonas más amenazadas de cara a 2030. Así se desprende de un informe publicado este martes por Greenpeace, en el que hace referencia a un estudio del Centro Oceanográfico de Balears, perteneciente al Instituto Español de Oceanografía.

En el documento, la organización ecologista resalta que la erosión y la subida del nivel del mar representan graves amenazas para el litoral de las Islas. Así, de mantenerse la actual tendencia de calentamiento, el litoral de Balears retrocedería 20 centímetros al año.

Por islas, ello implicaría la pérdida de 25 playas en Mallorca, 33 en Menorca, siete en Ibiza y seis en Formentera, mientras que “buena parte de las restantes se verían reducidas a la mitad” a finales de siglo, según el estudio del Centro Oceanográfico.

Y más próximamente, de cara a 2030, Greenpeace enumera en el documento cuáles las zonas más amenazadas en Balears.

Según concreta, estas son el puerto de Formentera, playa de Ses Illetes, playa de Llevant y Cas Saliners, en el caso de Formentera; Talamanca, Sant Francesc de s'Estany, puerto de Sant Antoni, Cala Gració, playa de Sa Galera y Cala Salada, en el caso de Ibiza; playa de Muro, Alcúdia, reserva natural s'Albufereta, Sa Calobra, Es Malgrat, Paseo Marítimo de Palma y Salines des Trenc, en Mallorca; Maó, Cala Llonga, Sa Mesquida, Parque Natural de s'Albufera d'Es Grau, Fornells, Ciutadella, Cala Galdana y Biniancolla, en el caso de Menorca.

“Retroceder a la época del 'todo vale'”

Greenpeace recuerda en su informe que la costa balear se extiende a lo largo de 1.428 kilómetros, “un espacio que ha conseguido escapar del modelo de cemento y hormigón, salvo excepciones, del Mediterráneo peninsular, aunque resulta preocupante la aglomeración turístico-residencial concentrada en localizaciones muy concretas donde ejerce una presión muy intensa sobre el ecosistema”.

Así, avisan que el 8,1% de la costa de Balears está degradada debido a la ocupación del suelo por superficies artificiales, viviendas e infraestructuras asociadas.

Aluden también al modelo turístico “masificado y sin planificación” que se vive en el archipiélago y aplauden que esté siendo “fuertemente contestado por un amplio sector de la población, desesperada por los daños e inconvenientes que presenta tener ciudades como Palma al servicio del turismo”.

“Según apuntan todos los estudios, Palma, junto con Barcelona y Madrid, se sitúan en la cima de la turistificación”, sentencian desde la organización, recordando que el precio de la vivienda ha subido un 158 por ciento en la capital balear en la última década y criticando que el Govern, por su parte, “ha retrocedido a la época del todo vale”.

Al respecto, censuran alguna de las normativas aprobadas por el actual Ejecutivo balear como el decreto de simplificación, incidiendo especialmente en la legalización de construcciones y aparcamientos en suelo rústico de diferentes municipios.

“En algunos casos afectan a suelo rústico protegido y zonas arqueológicas, amnistiando a los ayuntamientos que infringen su propia ordenación urbanística”, censuran.

De esta forma, Greenpeace cree que se está promoviendo “la destrucción territorial, la especulación inmobiliaria y el auge del negocio turístico e inmobiliario especialmente”, teniendo también en cuenta la eliminación de la Comisión de Medio Ambiente de las islas.

Los ecologistas mencionan también el caso de Palma, donde parece que “la movilización ciudadana se ha hecho oír” y el Ayuntamiento ha anunciando medidas relacionadas con el límite al número de cruceros o aumentar la inspección de viviendas turísticas ilegales. “Pero, contradictoriamente, hay un proyecto de ampliación del puerto de Palma”, lamentan.

Para finalizar, la organización avisa que el cambio climático y las actividades humanas están teniendo un “fuerte impacto” en las aguas de Balears, que presentan niveles “preocupantemente bajos de oxígeno”.

“Se trata del peor punto de todo el mar Mediterráneo debido a los vertidos humanos y el cambio climático”, recalcan, a la vez que recuerdan que la erosión y la subida del nivel del mar representan graves amenazas para el litoral de Balears.

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