Illes Balears Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
El jefe de la Casa Real incentiva un nuevo perfil político de Felipe VI
Así queda el paquete fiscal: impuesto a la banca y prórroga a las energéticas
OPINIÓN | 'Siria ha dado a Netanyahu su imagen de victoria', por Aluf Benn

2025: por un mar lleno de vida

0

La crisis de biodiversidad que enfrenta el planeta no es un fenómeno aislado ni espontáneo; es el resultado directo de una desconexión profunda entre los seres humanos y la naturaleza, agravada por un sistema económico y social que prioriza las ganancias a corto plazo sobre el bienestar a largo plazo. Las decisiones políticas, las prácticas industriales, los hábitos de consumo y las estrategias económicas están permeadas por una visión que domina y explota tanto a las personas como al entorno natural. Aunque esta realidad es conocida desde hace tiempo, la humanidad ha fallado en corregir el rumbo destructivo que nos lleva hacia un colapso ecosistémico. Sus consecuencias se hacen notar tanto en lugares muy lejanos como en nuestro mar Balear.

Ante esta alarmante situación, el informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) se erige como un llamado urgente a la acción transformadora. Este documento, basado en un análisis exhaustivo de conocimientos, no solo detalla las causas y los obstáculos que perpetúan la pérdida de biodiversidad (relaciones de dominación sobre la naturaleza y las personas, desigualdades, políticas inadecuadas, pautas de consumo y de producción y tecnologías limpias), sino que también propone estrategias claras para revertir esta tendencia. Estas van desde conservar, restaurar y regenerar lugares de valor para las personas y la naturaleza hasta integrar la conservación de la biodiversidad en los sectores con mayor responsabilidad, o transformar los sistemas económicos, los sistemas de gobernanza y las perspectivas y los valores de la sociedad. No nos engañemos, el cambio es difícil, pero posible, y destaca que la ventana de oportunidad para actuar se está cerrando rápidamente.

En este contexto, es especialmente relevante implementar las soluciones, tanto a nivel local como nacional e internacional. A lo largo de este año, desde que iniciamos esta colaboración entre la Fundació Marilles y ElDiario.es en Baleares, hemos puesto sobre la mesa que tenemos propuestas para avanzar en la senda adecuada. Las recientes Jornadas de Biodiversidad han puesto sobre la mesa cómo abordar los retos que afrontan las poblaciones y hábitats de invertebrados y elasmobranquios, así como los pasos que se han de dar para restaurar bahías someras. También alertamos de las nuevas amenazas que se ciernen sobre el mar Balear y su desregulación, como es el caso de determinadas prácticas náuticas. Proteger el mar Balear es un gran reto, pero sus consecuencias son positivas. Pese a ello, estamos lejos de cumplir los objetivos de protección estricta en las aguas del mar Balear (queremos que pase del 0,07% al 10% para 2030), una responsabilidad compartida entre el Estado y el Govern de les Illes Balears. Tenemos que proteger, sí, es lo prioritario, pero también debemos restaurar. En general, tenemos que lograr un mar sano, que amortigüe también los efectos del cambio climático, los cuales ya está sufriendo el sector pesquero. Y, por supuesto, no podemos olvidarnos de hacer un seguimiento de las promesas, sobre todo de las que se incumplen.

De cara a 2025, tenemos la oportunidad de convertir los retos en acciones concretas y ambiciosas que marquen la diferencia. Proteger y restaurar la biodiversidad del mar Balear no solo es una necesidad urgente, sino también una oportunidad para demostrar que un modelo respetuoso con la naturaleza es posible. Alcanzar los objetivos de protección estricta y fomentar prácticas responsables serán pasos cruciales para garantizar un futuro equilibrado para nuestros ecosistemas y nuestras comunidades. Este nuevo año debe ser el momento en el que las promesas se traduzcan en resultados, con un seguimiento continuo y un compromiso real para preservar y mejorar nuestro entorno natural. El 2025 puede ser un año de esperanza marina si lo construimos con responsabilidad y acción.

La crisis de biodiversidad que enfrenta el planeta no es un fenómeno aislado ni espontáneo; es el resultado directo de una desconexión profunda entre los seres humanos y la naturaleza, agravada por un sistema económico y social que prioriza las ganancias a corto plazo sobre el bienestar a largo plazo. Las decisiones políticas, las prácticas industriales, los hábitos de consumo y las estrategias económicas están permeadas por una visión que domina y explota tanto a las personas como al entorno natural. Aunque esta realidad es conocida desde hace tiempo, la humanidad ha fallado en corregir el rumbo destructivo que nos lleva hacia un colapso ecosistémico. Sus consecuencias se hacen notar tanto en lugares muy lejanos como en nuestro mar Balear.

Ante esta alarmante situación, el informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) se erige como un llamado urgente a la acción transformadora. Este documento, basado en un análisis exhaustivo de conocimientos, no solo detalla las causas y los obstáculos que perpetúan la pérdida de biodiversidad (relaciones de dominación sobre la naturaleza y las personas, desigualdades, políticas inadecuadas, pautas de consumo y de producción y tecnologías limpias), sino que también propone estrategias claras para revertir esta tendencia. Estas van desde conservar, restaurar y regenerar lugares de valor para las personas y la naturaleza hasta integrar la conservación de la biodiversidad en los sectores con mayor responsabilidad, o transformar los sistemas económicos, los sistemas de gobernanza y las perspectivas y los valores de la sociedad. No nos engañemos, el cambio es difícil, pero posible, y destaca que la ventana de oportunidad para actuar se está cerrando rápidamente.