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Sobre este blog

Espacio de opinión de la delegación de elDiario.es en Illes Balears. Las asociaciones políticas, sociales, económicas y culturales de las islas debaten sobre los distintos temas que afectan al archipiélago. Puedes enviar tu opinión a illesbalears@eldiario.es en castellano o catalán y sin límite ni máximo de caracteres.

No llegamos (a este ritmo)

Vehículos circulan por el desdoblamiento de la carretera Llucmajor - Campos de la Ma-19 Palma.

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Como cada mes de noviembre, nos enfrentamos a una cumbre internacional por el clima, donde la esperanza es que se llegue a acuerdos vinculantes pero cada año nos defraudamos. Este año Sharm el Sheij es la ciudad que acoge la COP27 con la necesidad de actuar de forma coordinada e inmediata para frenar y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y así limitar a 1.5º o 2ºC la subida de la temperatura global. 

Balears estará presente en esta COP para, en diversos paneles, exponer casos de éxito y también recoger algunas actuaciones que se desarrollen en otros archipiélagos del mundo. España, y concretamente los archipiélagos canario y balear están haciendo mejor que mal su trabajo, pero no basta. 

En Balears tuvimos clara la necesidad de elaborar una ley integral de cambio climático y transición energética en 2019, con objetivos ambiciosos, que hoy han quedado obsoletos debido a “la aceleración catastrófica” de los efectos del cambio climático como definió el secretario general de la ONU. Desde la aprobación de esa ley, se ha desarrollado su cuerpo normativo y hemos actuado donde los expertos del IPCC y nuestro propio Comité de personas expertas en transición energética y cambio climático de Balears nos ha indicado. Por una parte la aceleración de la implementación de renovables, priorizando el autoconsumo y las comunidades energéticas; y por otro lado trabajar en la adaptación al cambio climático.

También se ha trabajado en la reducción de la movilidad, en una comunidad autónoma que supera a todas y a todas las regiones del mundo en vehículos por habitantes, llegando en 2021 a la cifra de 96 vehículos por cada 100 habitantes, incluso en las islas de Ibiza, Formentera y Menorca superando el número de vehículos al número de habitantes. Además, otra tarea pendiente es la de reducir las emisiones del transporte marítimo y aéreo. En éste último, la dificultad de los combustibles cero emisiones supone un reto adicional. En el marítimo, ya se ha construido el primer ferry cero emisiones para el trayecto Ibiza-Formentera, pero aun nos queda mucho trabajo para llegar a su descarbonización. Cabe recordar que en territorios insulares, el transporte aéreo y marítimo es crucial para la llegada de bienes y para el transporte de personas. 

En el ámbito de la energía, estamos escalando a una gran velocidad los megavatios instalados en renovables, pasando de 81 en 2019 a más de 210 en 2022 y con la previsión de llegar a 400 en 2023. Aún así, para llegar a los objetivos (obsoletos) de nuestra propia ley, deberíamos crecer a un ritmo superior. Para ello, hemos destinado, gracias a la aportación de los fondos Next Generation que nos ha trasladado el Ministerio para la Transición Ecológica, 233 millones de euros para dar un salto de calidad y de cantidad que pueda hacernos llegar a un escenario donde Balears haya hecho sus deberes. En este sentido, creemos que la transición energética debe ser justa y no dejar a nadie atrás es un deber de las instituciones, por ello nuestra empresa pública de energía, el Institut Balear de l’Energia, dispondrá en 2023 de más de 45 proyectos de autoconsumos compartidos que priorizan familias con algún grado de vulnerabilidad social para poder acceder a energía pública, limpia y barata. 

Por último, sabemos que los efectos ya están aquí. Hemos vivido un verano de récord, olas de calor, temperatura máxima registrada, inundaciones... Todo ello nos hace ver la necesidad de adaptarnos ya a los efectos del cambio climático. Por ello, tenemos ya un proyecto financiado por la Comisión Europea, el Life Adapt Cala Millor, un proyecto de adaptación de una playa urbana que se basa en como tomar las decisiones con la participación local y definir qué hacer ante el crecimiento del nivel del mar. Este proyecto además servirá de modelo para el resto de playas urbanas del mediterráneo. También se están realizando proyectos de adaptación en diversos municipios para crear refugios climáticos que deberemos incrementar para hacer de los veranos una temporada habitable para todos, ya que no todo el mundo goza de aire acondicionado. 

En definitiva, estamos trabajando sin descanso, pero no basta. A éste ritmo no llegamos a los objetivos marcados en el Acuerdo de París, del paquete Fit For 55 o a los que nos define la comunidad científica. Hay que acelerar, y no sólo (que también) desde el ámbito público, sino también por parte del sector privado. Tenemos la opción de reducir las emisiones con un mínimo impacto en la economía, generando nuevos modelos de negocio, lugares de trabajo estables, campos de investigación e innovación; o podemos no hacer nada, exprimir el modelo que nos ha llevado hasta aquí y que el impacto económico sea devastador y luego, quizá, sea demasiado tarde. 

El planeta no se juega nada, nos lo jugamos nosotros, no actuar no es una opción. Esperemos que esto resuene en la COP27 y se asuma la necesaria actuación conjunta.  

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