Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Espacio de opinión de la delegación de elDiario.es en Illes Balears. Las asociaciones políticas, sociales, económicas y culturales de las islas debaten sobre los distintos temas que afectan al archipiélago. Puedes enviar tu opinión a illesbalears@eldiario.es en castellano o catalán y sin límite ni máximo de caracteres.

Pesca climática

Un pescador arregla su embarcación.

0

La conexión entre la protección ambiental y los intereses de determinados sectores puede parecer, a priori, inexistente. Así, de hecho, se vendió durante mucho tiempo, tal vez demasiado. En el mar, hace unas décadas se empezaron a proponer espacios marinos protegidos que, en su momento, recibieron una oposición frontal inicial desde el sector pesquero, ya que algunos de estos espacios, las reservas marinas, prohibían o limitaban en alto grado la actividad pesquera. La discusión de estos espacios protegidos se colaba incluso en las conversaciones familiares de muchas casas, incluida la mía. Nací y crecí en Cartagena, en una ciudad que vio como la reconversión industrial de los 80 y 90 puso en jaque el modo de vida de miles de familias. Por lo tanto, no se veía con buenos ojos una intervención que podría poner en riesgo a otros profesionales como los que formaban la flota pesquera artesanal. 

En ese contexto, cuando aún era un niño, salí en un par de ocasiones en una pequeña embarcación junto a uno de los pescadores de Cabo de Palos y su hijo que tenía mi edad. Allí se había establecido hacía pocos años (en 1995) la Reserva Marina de Cabo de Palos e Islas Hormigas. Nos bañábamos y buceábamos porque, como insistía el pescador y padre, “ya vale de pescar, que con eso estamos el resto del día, y además aquí ya no se puede”, pues estaba convencido de que estos espacios protegidos funcionaban. Esto no se consiguió de casualidad, sino con mucha pedagogía, participación de todos los sectores y agentes implicados y, sobre todo, resultados positivos, como el incremento en la biomasa de peces.

La historia, por tanto, cambió: ya nadie quería eliminar esta reserva. El mismo pescador lleva años (¡décadas ya!) diciendo lo mismo, incluso en un reciente documental: “Lo mejor que nos ha pasado a los pescadores de Cabo de Palos es la reserva marina”. Esta historia local, por suerte, se repite también en numerosas localidades de las Islas Baleares y a lo largo del resto de la costa mediterránea española. No obstante, la pesca artesanal también está afrontando un presente difícil por otras razones. Por ejemplo, en Baleares un nuevo estudio ha puesto de manifiesto que la desconexión existente entre la población residente y este sector, junto con el agotamiento de los recursos y las estrategias de gestión que favorecen la reducción de su flota, hacen peligrar su modo de vida.

Hoy en día está de moda, parece, querer contraponer al sector primario con la acción contra el cambio climático. Esto que a algunos siempre nos ha parecido sorprendente, incluso absurdo, puede acabar dirigiendo a parte de este sector a un callejón sin salida en el que ellos serán los principales perjudicados. No es otro sino el sector primario el que más necesita de un correcto funcionamiento de la biosfera y los ciclos que regulan el planeta y, por ello, son los primeros en sufrir sus efectos negativos. Lo vemos, por ejemplo, en la agricultura cuando la falta de lluvias dificulta o impide su labor. Y, lo contrario, cuando las precipitaciones torrenciales o en forma de granizo que destruyen cultivos. El cambio climático no es algo que ocurrirá en el futuro, sino un fenómeno que el sector primario ya sufre hoy.

No es otro sino el sector primario el que más necesita de un correcto funcionamiento de la biosfera y los ciclos que regulan el planeta y, por ello, son los primeros en sufrir los efectos negativos del cambio climático

Como es bien conocido, sus efectos no solo se sienten en tierra firme, sino también en el mar. Hace unos meses participé en una mesa de trabajo con pescadores locales de una cofradía de Islas Baleares. Uno de los bloques de trabajo era conversar acerca de cómo el cambio climático está afectando a su trabajo. Uno de ellos, mientras el resto asentía, relató lo siguiente. Contaba que, debido al aumento de la temperatura del mar, hay especies que están migrando a capas más profundas. Esto no es nuevo: es un fenómeno de sobra conocido científicamente. Y, según decía el pescador, se ha notado especialmente estos últimos años, lo cual no sorprende.

Las consecuencias de esto son las siguientes. Por un lado, ahora tiene que recorrer más millas náuticas y llegar a más profundidad con sus artes de pesca, lo que implica más combustible y reduce las ganancias de sus ventas. Por otro lado, tiene que salir más temprano y, obviamente, volver a puerto más tarde; por lo que trabaja más horas. Como vemos, el cambio climático está haciendo que el modo de vida de estos pescadores sea menos beneficioso económicamente y, además, suponga trabajar más horas. Esto conlleva que tengan que adaptarse a las consecuencias del cambio climático explorando, en solitario, posibles soluciones. En paralelo —seguramente como consecuencia, en parte, de lo descrito—, este sector sufre un gran problema de relevo generacional. Al final, ¿quién querrá trabajar en un sector que cada vez implica más horas por menos dinero? 

Está claro que el cambio climático afecta de esta y otras muchas maneras a la vida de muchas personas del sector primario. Esto lo demuestran los datos, informes y artículos científicos, y las narraciones personales que acabamos de introducir aquí, que son la constatación palpable de las consecuencias alertadas por el sector científico durante décadas. Aunque el estado actual de la pesca es multifactorial (sobrepesca, contaminación, degradación de hábitats, especies invasoras, etc.), el cambio climático lo envuelve todo. Ver en la lucha contra el cambio climático un enemigo del sector primario es, simplemente, no querer salvaguardar el futuro de dicho sector. Pese a que se intente convencer de que la acción contra el cambio climático será el fin del modo de vida de pescadores como de los que hablamos aquí, la realidad es que su fin será que no haya acción climática.

Hablar de cambio climático también es hablar de puestos de trabajo, de muchos de ellos. La lucha contra el cambio climático no debe dejar a nadie atrás. Y eso implica ir de la mano con quienes ya están sufriendo sus efectos. En esta línea, en las próximas elecciones europeas hay mucho más en juego de lo que mucha gente se imagina. Las instituciones europeas son clave para el desarrollo de políticas de adaptación y mitigación del cambio climático. Además, allí se toman también decisiones clave para proteger, conservar y recuperar los ecosistemas terrestres y marinos. Todo esto es necesario para garantizar la pervivencia de sus formas de vida y la gente que de ellos depende. Proteger la naturaleza es proteger al sector primario, que es, a su vez, un centinela del cambio climático. Sin medio ambiente no hay economía, y no al revés.

Sobre este blog

Espacio de opinión de la delegación de elDiario.es en Illes Balears. Las asociaciones políticas, sociales, económicas y culturales de las islas debaten sobre los distintos temas que afectan al archipiélago. Puedes enviar tu opinión a illesbalears@eldiario.es en castellano o catalán y sin límite ni máximo de caracteres.

Etiquetas
stats