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Un lío de herencias deja a Nerea y su hija de cinco años sin casa por Navidad: “Solo encuentro alquileres por 1.600 euros”

Nerea recibe a elDiario.es en la puerta del salón de la casa que alquila.

Esther Cabezas / Marcelo Sastre

Eivissa —
28 de diciembre de 2024 22:08 h

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Nerea, madre de Hara, de 5 años de edad, se encontrará en la calle, “con una mano delante y otra detrás”, si el juzgado no lo impide, el próximo 1 de enero. Una maraña de herencias, propiedades y compraventas la va a dejar sin el hogar que ha mejorado con su esfuerzo económico, sin que la nueva propiedad de la casa tenga en cuenta las reformas realizadas en la vivienda que ascienden a alrededor de 80.000 euros, con el visto bueno del antiguo arrendador, según la versión de la mujer. “Lo único que he encontrado más barato es una vivienda de una habitación por 1.600 euros”, cuenta en conversación con elDiario.es. “No me moveré de aquí. No tengo dónde ir”, añade la inquilina, que reside en Eivissa.

La historia de la propiedad de la casa no es sencilla. Esta correspondía a un señor de avanzada edad que decidió repartir toda la herencia en vida. “La casa le tocó a una de las hermanas. Esta murió y la dejó en herencia a su hijo, que es el que me la alquila a mí en 2019”, cuenta la mujer. La cuestión es que, cuando el progenitor muere hace unos años, una de las hijas, a la que le había tocado el terreno de la finca, pero no la vivienda, reclamó parte de la casa en los tribunales, alegando que el padre no había hecho las cosas bien. Hubo un proceso judicial y, finalmente, el juez decidió darle la razón a la mujer.

La casa fue tasada en 550.000 euros. “Mi arrendador no tenía dinero suficiente para comprarle la mitad a su tía, y ella tampoco para pagarle su parte a él y hacerse con toda la propiedad”. Entonces, la hija de la mujer que había reclamado la casa, a su vez prima del primer arrendador, le compra la parte a su primo y, finalmente, se hace con la titularidad de la vivienda. En esos momentos, todo el trato de Nerea con la propiedad daba un giro de 180 grados, según la versión de la inquilina.

“No te preocupes por nada”

“Tú vas a criar aquí a tu hija, no te preocupes por nada, yo no necesito la casa para vivir’, me aseguró desde el principio el propietario”, cuenta Nerea el día de Navidad más amargo de su vida a elDiario.es. Primero el hombre le alquiló la casa por un año y, posteriormente, decidió renovarle por otros 5 años. “Justo a los tres meses de estar en la casa, me entero de que estaba embarazada, con lo que mi pareja y yo empezamos a mejorarla”, asegura. Las reformas realizadas consistieron en el aislamiento de la vivienda. “Dimos un tratamiento antihumedad a toda la casa, la pintamos con una pintura especial antimoho”, especifica. Además, instalaron una chimenea de leña en la entrada y una estufa de pellet “para traer el calor a la casa”. “También pusimos todo el suelo nuevo”, narra Nerea. Asimismo, la casa solo disponía de agua fría en la cocina, cuestión que también resolvieron; e impermeabilizaron el tejado. “Caían chorros de agua cuando llovía”, concreta la mujer. Los nuevos servicios instalados por la pareja, así como los detalles en el mobiliario y la decoración, cambiaron lo que era una casa húmeda e inhabitable en un hogar.

Sin embargo, la nueva dueña, propietaria de otras cuatro viviendas, de las que al menos alquila otras tres aparte de la casa en la que vive Nerea, según la documentación del registro de la propiedad aportada por la inquilina, tiene otros planes para aquella pequeña casa en mitad del campo. “En principio, la nueva dueña me dice que quiere vallar la finca, que quiere poner ovejas… todo me parece fantástico. Estoy de acuerdo, no tengo ningún problema. Pero, sin embargo, sus intenciones eran otras, y allí no entramos nosotras”, explica la inquilina. “Incluso estoy dispuesta a que me suba el alquiler, a pesar de todas las mejoras que le hemos hecho a la casa. Pero no es lo que quiere”, asegura. “Lo que sí está claro es que esta mujer no necesita esta casa para vivir. Tiene, además de la casa en donde vive, otras cuatro viviendas alquiladas, incluida la mía”, constata. La propietaria, con la que elDiario.es ha intentado contactar en varias ocasiones, ha rechazado hacer declaraciones para este reportaje.

Nerea reclama otro nuevo contrato y que acabe la presión

Desde que en el mes de enero de 2024 cambió la propiedad de la vivienda, la invitación a abandonar la casa es constante, según la versión de la mujer. “Justo la primera vez que hablé con ella para ver cuáles eran sus intenciones me dijo: 'Te quiero fuera de la casa el 1 de enero”. La mujer ha intentado que la propietaria fuera sensible a su situación, pero en ningún momento parece contemplar la opción de que permanezca en la vivienda, siempre según afirma Nerea. “El 7 de enero pasado quedamos. Ahí yo pregunto qué quiere hacer conmigo… Es cuando me dice que, cuando termine el contrato actual, me tengo que ir”, sentencia.

“Tengo unos mensajes muy duros en los que se muestra impasible ante mis demandas”, concreta. El contrato con el antiguo propietario finalizaría el próximo 31 de diciembre, pero Nerea asegura que “él no tenía intención” de que se fueran, “tal y como” les dijo. Con la entrada de la nueva propiedad, el pago de la renta subía en 300 euros; de los 500 que pagaba al antiguo propietario a 800. Este verano, justo en el mes de agosto, la dueña hacía llegar a Nerea un comunicado en el que la instaba a abandonar la casa a final de año con una antelación de cuatro meses, tal y como marca la Ley de Arrendamientos Urbanos, según su versión. “La propietaria me presionó repetidas veces por WhatsApp para que firmara el documento”, comenta. Finalmente, Nerea, aconsejada por los servicios jurídicos del Sindicato de Inquilinas de Ibiza y Formentera, decidía no firmar. 

Me dijo que, cuando termine el contrato actual, me tengo que ir. Me quiere fuera de la casa el 1 de enero. Tengo unos mensajes muy duros en los que se muestra impasible ante mis demandas. Me subió 300 euros el alquiler y quiso que firmase un documento para abandonar la casa a final de año, pero me negué

Nerea Pendiente de un desahucio

Así las cosas, y al constatar la propiedad que Nerea no iba a suscribir este aviso, comenzó, según la inquilina, a ejercer más presión. “La nueva propietaria me empezó a acusar de haber hecho obras sin el consentimiento de su madre, cuando la señora ni siquiera era propietaria de la casa, ni lo es ahora, ni nosotros hicimos ninguna obra, sino solo mejoras que, al fin al cabo, van a quedar para ella”, relata. “La mujer me llegó a decir que su madre tuvo ataques de ansiedad y tuvo que medicarse por no poder hacer nada en una casa que no era suya ni yo tenía ningún contrato con ella, ni lo tengo a día de hoy”, explica. 

Asimismo, la propietaria actual insta a Nerea a reclamar el coste de las mejoras al anterior propietario, su primo, y en su caso a denunciar unas obras, que según la inquilina, nunca se hicieron. “No hemos hecho nada a espaldas de nadie, el anterior propietario ha sido consciente de todo lo que hemos hecho y ha dado su consentimiento a todas y cada una de las cosas que hemos hecho”, contestaba la arrendadora a esos mensajes en referencia a las mejoras efectuadas en el domicilio.

En el mes de agosto, concretamente el día 16, Nerea recibía un burofax. “Vino personalmente a mi casa el notario Fernando Ramos Gil a entregármelo”. La mujer ha hecho todo lo posible desde entonces para encontrar una nueva vivienda, pero ha sido una misión imposible. “Mi contestación a través de burofax, el pasado 16 de diciembre, ha sido a través del Sindicato de Inquilinas, reclamando mis derechos”, concreta.

Nerea es chef autónoma. Se dedica a cocinar para particulares en sus domicilios durante todo el año. Ha pagado su renta religiosamente. “Si esto se produce [en referencia al desahucio], me quedo en la calle con una menor y con trabajo. Lo único que me han ofrecido es una vivienda de una habitación por 1.600 euros. Esto no lo puedo pagar. Además, ni tendría una habitación para mi hija. La gente me dice, ‘cógelo, es algo provisional’, pero ya sabemos lo que en Eivissa significa provisional. Quedarte en la calle en cualquier momento”. “No me queda otra opción, si antes de esta fecha no encuentro nada, me quedaré en la casa. ¿Qué puedo hacer?”, añade.

“Mi trabajo está aquí, ya tengo la clientela desde hace años y es difícil empezar de nuevo en otro lugar. Mi hija es ibicenca, ha nacido aquí, y aquí vive su padre, con el que tengo la custodia compartida. Se adoran”, cuenta Nerea. “No me dejan otra solución que permanecer en la vivienda hasta que encuentre algún sitio decente. Espero que sea en estos días”, insiste. De momento Nerea, mandará a Hara con su familia para que no pase esos días cercanos al desahucio en casa. “Para evitarle un mal trago y poder estar yo centrada”, explica. No obstante, Hara es consciente de la situación, “no se le oculta nada”.

Mi trabajo está aquí, ya tengo la clientela desde hace años y es difícil empezar de nuevo en otro lugar. Mi hija es ibicenca, ha nacido aquí, y aquí vive su padre, con el que tengo la custodia compartida, y ellos se adoran. No me dejan otra solución que permanecer en la vivienda hasta que encuentre algún sitio decente. Espero que sea en estos días. He enviado a mi hija [de cinco años] con mi familia para evitarle un mal trago, pero no le oculto nada

Nerea Pendiente de un desahucio

El Sindicato de Inquilinas pide un nuevo contrato y avisa de coacciones

Sin embargo, se da la circunstancia de que el 1 de enero de 2024, aunque la nueva propiedad subía la cuantía del alquiler y se cambiaba el titular del contrato -antes lo gestionaba el hombre que permitía las reformas y ahora lo hace su prima, la que intenta desahuciar a Nerea, según su versión-, en aquel momento no se realizó un nuevo contrato, comenta Nerea. “Esto hubiera sido lo legal”, explican a elDiario.es fuentes del Sindicato de Inquilinas de Ibiza y Formentera, entidad que está asesorando a Nerea después de intentarlo todo directamente con la propietaria. “Cuando las condiciones del contrato, el titular o la cuantía a pagar cambia, hay que firmar otro contrato”, afirman. Lo que significa que Nerea debería disponer desde ese momento, 1 de enero de 2024, de otro nuevo plazo de arrendamiento que le permitiría estar otros cinco años más en la casa. Un balón de oxígeno para poder planificar una solución. 

Según Nerea, la nueva propietaria no le firmó un nuevo contrato de alquiler en enero de 2024, a pesar de que le subió la cuantía y cambió el titular del contrato. El Sindicato de Inquilinas de Ibiza y Formentera asegura que "lo legal" hubiera sido firmar un nuevo documento, lo que daría a Nerea la posibilidad de estar otros cinco años más en la casa

Los servicios jurídicos de la entidad están en estos momentos respaldando a Nerea para que este desahucio no se produzca. “Se hace una notificación de cambio de propietario diciendo que se subroga el contrato, pero estableciendo un cambio de renta. Nosotros entendemos que esto no es una subrogación porque se está cambiando la cuantía. Entendemos que es un contrato nuevo. Se utiliza la subrogación para evitar hacer un contrato nuevo de cinco años”, explica Daniel Granda del Sindicato de Inquilinas. “La asesoramos y apoyamos legalmente. Al Sindicato, explica Granda, lo que más le preocupa son las coacciones”.

“Estamos viendo en los últimos tiempos cómo se están incrementando este tipo de actuaciones por parte de los propietarios de las viviendas. Ante esta escalada no hay ninguna respuesta por parte de la policía y de los juzgados”, argumenta. Desde la entidad aseguran que, dada esta circunstancia, están modificando la estrategia de actuación. “Indicamos en el burofax, que se le ha remitido a la propiedad, que ante cualquier problema no solo se van a enfrentar con Nerea, sino que, en el caso de coacciones, emprenderemos acciones sindicales”, comenta. La entidad de Inquilinas asegura que, en estos momentos, los inquilinos están desprotegidos por parte de las autoridades y de ahí el cambio de estrategia. “En vez de ir a los juzgados, nos enfrentaremos directamente con el propietario. Esperamos con esto prevenir que no haya problemas de coacciones”, insiste.

Búsqueda frustrada

La cocinera todavía tiene alguna esperanza en encontrar un hogar para Hara y ella, pero reconoce que es difícil mantenerla. “Llevo buscando desde el verano, creí que cuando acabara la temporada algo saldría. Lo sabe todo el pueblo. Hay carteles colgados por toda la zona. Me preguntan todos los días si ya he encontrado algo”, relata. Sin embargo, día tras día la respuesta es la misma. No hay ofertas asequibles. Si además eres madre con cargas familiares, las posibilidades se reducen. Muchos de los consultados por este medio en los grandes portales inmobiliarios especifican, incluso, no querer niños ni animales.

Llevo buscando desde el verano, creí que cuando acabara la temporada algo saldría. Lo sabe todo el pueblo. Hay carteles colgados por toda la zona. Me preguntan todos los días si ya he encontrado algo', comenta Nerea. Además, muchos pisos especifican que no quieren niños ni animales, y Nerea tiene una hija de cinco años. Han colgado un anuncio en el pueblo con sus caras y un texto para buscar casa

El anuncio que aparece desde agosto por todo Sant Carles de Peralta incluye, además de la foto de Nerea y Hara, el siguiente texto: “Llamamiento urgente a la Comunidad. Buscamos casa para alquilar. Profesional responsable, con trabajo todo el año. Referencias disponibles. Agradecemos su colaboración. En breve debemos abandonar la casa después de seis años. No se descarta reformar. Urge!”.

“He encontrado muchas casas vacías por las que he preguntado, pero no quieren alquilar. Para mí, ella, la nueva propietaria, no existía en mi vida. De repente, ha llegado y tengo todo lo de fuera desmontado. Una cama balinesa, la casita del árbol con todas las pinturas de mi hija dentro… Es muy duro. Antes era mi casa y, de repente, soy una intrusa”, exclama la mujer. “Estos días, cuando mi hija se vaya, vendrá una amiga a acompañarme, porque la verdad tengo un poco de susto en el cuerpo por no saber lo que va a pasar”, asegura. La incertidumbre, el miedo a perder su hogar, su trabajo, su vida, es su regalo de Año Nuevo.

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