Los vecinos de este pequeño pueblo se rebelan contra los precios de la vivienda: “Sólo puedes comprar casas ilegales”

“Tengo derecho a una vivienda digna que me pueda pagar con un sueldo normal, lo recoge la Constitución. ¿Qué hacemos con nuestra vida si no podemos acceder a un techo en condiciones? Creo que estamos muy tranquilos para la magnitud del problema. Es un drama social”, afirma a elDiario.es Laura Oliver, miembro de la asociación 'Banc del Temps' de Sencelles (Mallorca). Juntamente con Carme Reinés, Javier Barbero, Àngel Inarejos y Mary Mendoza, otros de los integrantes, esta entidad social de un pueblo de cerca de 3.800 habitantes han puesto voz a la problemática que los sacude, tanto a ellos como a muchos de los habitantes de Balears: el acceso al alquiler y a la compra de vivienda a precios razonables. 

Para visibilizarlo, recientemente, han difundido un vídeo que se ha viralizado a través de redes sociales explicando toda la problemática social que conlleva: la dificultad para poder pagar los precios desorbitados, tanto en alquiler como en compra, el hecho de no llegar a final de mes con sueldos de cuarenta horas semanales, tener que dejar el archipiélago, la falta de opciones y recursos para los jóvenes, la construcción de casas de lujo a las que no puede acceder la gente local, etc.

“Hicimos el vídeo sin pensar que tendría tanta repercusión para empezar a crear un poco de movilización, porque cada día nos llegaban más situaciones dramáticas de gente conocida. Hay casos muy extremos”, explica Carme Reinés. Añade que lo que reivindican es que, en un territorio donde una de cada tres viviendas son compradas por personas extranjeras, y donde los locales no pueden asumir los precios, es necesario que “las instituciones creen medidas para afrontarlo, porque tienen la responsabilidad y la potestad para hacerlo”, asegura.

Aunque es un problema que afecta a todo el territorio balear, los vecinos de este pequeño pueblo de Mallorca lo experimentan en primera persona: “Hace 10 años, en Sencelles encontrabas un alquiler por 350-400 euros. Hoy son 1.200 euros. Es una barbaridad”, admite Reinés. “Por esto, creemos que les Illes se deberían declarar zona tensionada y que se pueda limitar el precio del alquiler y de la compra”, añade, en relación a la Ley de Vivienda estatal, que el Govern balear del PP ya ha dicho que no aplicará en el archipiélago.

'Banc del Temps' es una organización horizontal que nació hace catorce años como un proyecto de intercambio social entre personas, que ha ido evolucionando durante estos años en función de las necesidades de cada momento. Actualmente, en Balears, la principal es la dificultad de acceso a la vivienda. De hecho, Javier Barbero explica que ahora, desde la entidad, están intentando elaborar un recuento de la gente de Sencelles afectada por el tema. Además, detalla que, como la tipología de proyectos es variada, funcionan como un triángulo: 'Banc del Temps', 'Grup de consum local' y 'Quina Animalada' -para la protección de animales.

La pandemia, el principio del fin

Los miembros de 'Banc del Temps' ven la pandemia como el momento clave de cambio en su municipio en lo que refiere al aumento de los precios de la vivienda: “Esto es un paraíso. Las personas extranjeras pueden vivir aquí y seguir trabajando y cotizando en sus lugares de origen, porque ha cambiado el mundo laboral y la manera de trabajar. Siguen con los sueldos de su país y sin la necesidad de integrarse culturalmente ni con el idioma. Además de la alteración en materia de vivienda, es el cambio que estamos sufriendo a nivel cultural y social, lo que conlleva una transformación de la identidad 'illenca”, explica Carme Reinés.

Esto es un paraíso. Las personas extranjeras pueden vivir aquí y seguir trabajando y cotizando en sus lugares de origen. Siguen con los sueldos de su país y sin la necesidad de integrarse culturalmente ni con el idioma. Además de la alteración en materia de vivienda, estamos sufriendo un cambio a nivel cultural y social, lo que conlleva una transformación de la identidad 'illenca

En este sentido, Reinés añade que todo esto se demuestra, simplemente, con observar los coches que circulan por el municipio: “Se pueden ver vehículos muy lujosos, con matrículas extranjeras que, además, por estas callejuelas no caben. No saben conducir por aquí”, relata.

En Sencelles se pueden ver vehículos muy lujosos, con matrículas extranjeras que, además, por estas callejuelas no caben. No saben conducir por aquí

La crítica de los miembros de 'Banc de Temps' es hacia la gran mayoría de propietarios que contribuyen a la especulación y a que la burbuja sea cada vez más grande. Laura Oliver cuenta su propia experiencia al ir a visitar una casa: “La parte de arriba estaba sin construir y la de abajo sin reformar, solo con dos habitaciones en la planta baja, un baño y una cocina muy antiguos… Y eran 280.000 euros. El propietario me dijo que no la iba a bajar porque a este precio ya no quedaba nada, por lo tanto, sabía que la iba a vender. En dos semanas lo ha conseguido”, comenta.

Los cinco testimonios conocen bien la situación porque han rebuscado entre cielo y tierra una opción mínimamente asequible para sus bolsillos. Así que Àngel Inarejos explica cómo es la situación “foravila”, es decir, a los alrededores del pueblo: “Lo que se puede intentar comprar es una casa ilegal, que si no tienes el dinero al contado, tampoco puedes acceder a ella, porque no tiene cédula de habitabilidad y, por tanto, no se tiene oportunidad de hipoteca. ¿Quién se aprovecha de esto? Quien tiene 180.000-200.000 euros, que no es el caso de un mallorquín estándar”, relata.

“Dos sueldos buenos y no podemos comprar”

Ángel Inarejos forma parte de una familia de tres miembros: él, su mujer y su hijo. Nació en Mallorca y siempre ha hecho vida en la isla. Declara que su alquiler no es desorbitado, pero quieren comprar una vivienda porque “siempre tienes este miedo de no saber cuándo te subirán el precio, si podrás asumirlo o si se te complicará la vida”. “Tenemos dos sueldos normales, hasta buenos si me apuras, y no podemos comprar nada”, afirma. Inarejos y su familia no pueden acceder a una vivienda propia porque no llegan a pagar la cantidad de la entrada de una casa: “No podemos recibir el dinero de ningún familiar ni tampoco ahorrar tanto para arrancar con una hipoteca”, explica. 

Siempre tienes este miedo de no saber cuándo te subirán el precio del alquiler, si podrás asumirlo o si se te complicará la vida. Tenemos dos sueldos normales, hasta buenos si me apuras, y no podemos comprar nada

Después de cinco años incansables de búsqueda, ¿Cuál es su pensamiento actual? Dejar Mallorca e irse, seguramente, a la península: “El planteamiento es muy real. Primero, porque pensamos en nuestro hijo y en que no podemos asegurarle un buen futuro aquí y, segundo, porque nuestro alquiler, de momento, es asequible, pero no sabemos hasta cuándo lo seguirá siendo”, argumenta. 

“No es fácil porque, ¿Qué habrá en el sitio donde vayamos? No hay un lugar donde diga: aquí iremos y estaremos bien”, asegura Inarejos. De momento, asiente en que seguirán viviendo en Sencelles mientras se lo puedan permitir, pero la compra la dejan bastante descartada si continua la tendencia actual. 

“Mi proyecto de vida es que mis padres me dejen dinero cada mes”

“Me compré el piso en un pueblo que no me gusta solo por tener un sitio donde sé que no me van a echar”, asegura Laura Oliver. Ella consiguió la hipoteca de una vivienda en Binissalem, justo antes de la pandemia, con la ayuda de sus padres, pero tiene claro que fue una medida “parche” solo para vivir un poco más tranquila: “Soy madre soltera, el piso se ubica justo en la carretera, en un segundo sin ascensor, sin aparcamiento… Al final, mi red está en Sencelles, pero no puedo habitar aquí”, lamenta.

Oliver relata que, desde que se compró el piso, empezó de nuevo la búsqueda, pero tan solo con su sueldo y los precios que rondan ahora, le es totalmente inasumible: “Trabajo una jornada normal y no llego a final de mes. No puedo vivir donde quiero, porque mi proyecto de vida es que mis padre me dejen entre 300 y 400 euros al mes”, relata.

Trabajo una jornada normal y no llego a final de mes. No puedo vivir donde quiero, porque mi proyecto de vida es que mis padre me dejen entre 300 y 400 euros al mes

¿Cuál es también la solución para ella? Abandonar Mallorca, aunque esto suponga una gran tristeza: “Ya he hecho el duelo con Sencelles, porque estaba muy empeñada con vivir aquí, que es donde me siento bien. He llorado mucho, he estado con brotes de psoriasis por los nervios, pero tengo que tirar para adelante, cuidar a mi hijo y darle un futuro”, argumenta Oliver. De hecho, ya ha hecho algunos viajes a la península, por ejemplo, a Andalucía, para empezar a mirar diferentes opciones, tanto de vivienda como de colegios para su hijo.

Ya he hecho el duelo con Sencelles, porque estaba muy empeñada con vivir aquí, que es donde me siento bien. He llorado mucho, he estado con brotes de psoriasis por los nervios, pero tengo que tirar para adelante, cuidar a mi hijo y darle un futuro

Su caso es muy paradójico porque, aunque el padre de Oliver es mallorquín, su madre y abuelos son peninsulares. Hace unos años, ellos vinieron a Mallorca para buscarse un futuro y consiguieron crearlo. Ahora es ella, su hija, la que se encuentra en la situación de tener que irse del lugar donde ha nacido para poder desarrollar plenamente su vida y la de su hijo. 

La madre y los abuelos de Laura vinieron a Mallorca desde la Península para buscarse un futuro y ahora es ella y su hijo los que probablemente tendrán que abandonar la isla donde han nacido para continuar con su proyecto vital

Además, estas situaciones crean entre los afectados un gran sentimiento de impotencia e indignación porque no ven actuaciones para intentar remediar la solución: “Esto va a ser morir de éxito. La gente que vivimos aquí somos los que trabajamos en la isla, damos un servicio, pagamos los impuestos… Y somos los que nos vamos a tener que ir. Lo haremos haciendo ruido, dejando la protesta y poniéndole voz, pero no podremos hacer mucho más”, argumenta Oliver. En este sentido, Àngel Inarejos apunta al cambio de sociedad que supone la llegada de extranjeros residentes y la salida de las personas locales: “Es injusto tener que sacar de aquí a los vecinos de toda la vida para meter a otra gente que no pinta nada”, afirma. 

“Tener que irme sería un segundo desarraigo”

Mary Mendoza es argentina, pero hace veintiún años que llegó a Mallorca y dieciocho que vive en Sencelles. Hace seis años se separó y tuvo que buscar una nueva vivienda donde habitar con sus tres hijos adolescentes. Explica que le costó mucho encontrarla, pero al final lo consiguió. Sin embargo, cuatro años más tarde, tuvo que dejar la casa e iniciar de nuevo la indagación: “Ahí pensé que tenía que irme del pueblo, porque cuando busqué domicilio seis años atrás, los alquileres costaban alrededor de 400 euros, cuatro años más tarde ya rondaban los 900 y subiendo”, cuenta.

Aún así, consiguió un nuevo hogar por 600 euros mensuales, aunque la casa solo tiene dos habitaciones. En este sentido, Carme Reinés apunta que hoy en día se ha normalizado que un alquiler de 600 euros es económico, pero ella opina que no lo es porque supone “la mitad de un sueldo”, como explica. Sin embargo, Mendoza declara que, con las situaciones actuales, fue “la gloria” encontrarla.

“Mi miedo hoy en día es por mis hijos. Tengo uno que va a cumplir la mayoría de edad y me está diciendo que se quiere ir a vivir con amigos. Yo no le pincho el globo y le doy ánimos, pero pienso en quién va a querer alquilar a unos chavales. Ahora, una habitación cuesta 400 euros, lo que hace seis años costaba un piso. Y esto no lo pueden asumir”, argumenta Mendoza. De hecho, ella comparte con el resto de compañeros el miedo a que los propietarios suban los precios, porque explica que no tiene familia en Argentina que los pueda ayudar económicamente a mantenerse, ni ella misma puede ayudar a sus hijos a que se independicen. 

Mi miedo hoy en día es por mis hijos. Tengo uno que va a cumplir la mayoría de edad y me está diciendo que se quiere ir a vivir con amigos. Yo no le pincho el globo y le doy ánimos, pero pienso en quién va a querer alquilar a unos chavales

“Apoyo este movimiento porque las cosas cambian, en la otra casa pensaba que estaba bien y, de repente, me echaron”, explica Mendoza. De hecho, pasó ocho meses de búsqueda con el temor de tener que dejar Sencelles: “Para mí esto supondría un segundo desarraigo. Sería muy fuerte y creo que no lo soportaría”, afirma. 

Volviendo a los propietarios y al miedo a que suban el precio del alquiler repentinamente, Javier Barbero comenta que no se puede dejar de reconocer el mérito y el valor que tienen “algunos pocos pocos propietarios que no se han subido a la cresta de la inmobiliaria”, explica. Aunque es consciente que no pueden vivir pendientes de la “buena fe de la gente”.

“Con casi cuarenta años, me gustaría ser madre y no puedo”

Antes de relatar su testimonio, Carme Reinés pensaba que no estaba en una situación tan crítica como lo de sus compañeros, porque opina que tuvo “suerte” de poder comprarse una casa hace cinco años por 160.000 euros. Pero a medida que lo va relatando, se da cuenta de que nada es tan ideal.

“El precio de la compra era asequible, no era una ganga, pero para los precios que se manejan actualmente, no estaba fuera de lugar”, cuenta Reinés. Sin embargo, el domicilio necesita una reforma integral porque ha estado cuarenta años deshabitado: “Cuando consiga acabar la reforma, posiblemente llegue a los 300.000 euros gastados. Esto se debe a que cada año suben los precios de los materiales. Tengo que pagar la hipoteca, la reforma e ir a hacerla. Estoy agotada emocional y físicamente, porque hago una jornada laboral completa, que tengo que complementar con otro trabajo para pagar las obras, porque si no no llego a final de mes”, comenta.

Por otra parte, la sencellera apunta que, cada vez más, se extiende el pensamiento de volver a vivir a la casa familiar, con los padres, “pero con 40-50 años no estamos para esto”, asegura. Además, esta incertidumbre y estrés constante con la vivienda trunca muchos planes de futuro: “Tengo casi cuarenta años, no soy madre y me gustaría serlo. Pero las condiciones que tengo conllevan que no me lo pueda ni plantear, especialmente por la presión económica”, argumenta Reinés. 

“Pagando 350 euros de alquiler, soy una excepción”

Javier Barbero se considera un persona que tuvo la “fortuna”, hace ocho años, de encontrar una casa de alquiler por 350 euros: “De verdad, soy una excepción, porque donde la propietaria ve un precio justo, yo lo considero un regalo”, afirma. Además, relata que sigue con la suerte de que la arrendataria de su vivienda ha decidido no sumarse a “los precios abusivos del mercado inmobiliario”.

Sin embargo, Laura Oliver opina que este hecho tampoco ofrece una seguridad en el futuro porque “si el día de mañana pasa algo con el propietario, y la casa pasa a otra persona, no tienes nada asegurado”, explica. Aunque las condiciones ahora sean favorables, Barbero prefiere anular su perspectiva de futuro: “Quiero vivir el presente mientras dure. Veremos si somos capaces de ir sobreviviendo, pero esta tampoco es forma de vida”, lamenta.

¿Qué posibles medidas de regulación se plantean?

Los miembros de 'Banc del Temps' ya se han movilizado y han llevado a cabo los contactos iniciales con el Consistorio, pero aún no hay ninguna acción significativa por donde empezar.

Aunque esperan las propuestas del Ayuntamiento, la entidad ya ha pensado en algunas posibles medidas. Javier Barbero comenta que Sencelles es el segundo municipio con más vivienda desocupada de Mallorca, por detrás de Costitx: “Esto quiere decir que hay muchas casas que necesitan reforma, otras que están desocupadas y otras que son segundas residencias. Sin ser nosotros técnicos, pensamos que se podrían acondicionar esta tipología de domicilios y convertirlos en vivienda social. Así animaríamos a los propietarios a dar vida a los techos que están desocupados”, argumenta.

Por su parte, en declaraciones a elDiario.es, el edil de Medio Ambiente, Participación Ciudadana e Igualdad de la agrupación política 'Volem Sencelles', Joan Rigo, afirma que lo vive como una injusticia que le “revienta”: “Es una emergencia que nos atraviesa a todas y que, cada vez, afectará a más gente. Nuestras vecinas han hecho muy bien de hacer llegar el mensaje y poner la problemática sobre la mesa. Desde mi punto de vista, está en peligro un derecho, que ha sido arrollado por las leyes inferiores que han dado más importancia a la especulación, un bien privado”, explica.

En cuanto al poder o margen de actuación que tiene el Ayuntamiento como institución municipal, Rigo opina que ya que el Consistorio es quien está más cerca de la ciudadanía, debería tener más recursos y competencias para ofrecer un mejor servicio. Sin embargo, para él, “vivimos en el mundo al revés y el poder del pueblo se ha transformado en el poder del dinero”.

Aún así, Rigo explica que, aunque no tengan competencias, y debido a la “dramática emergencia” que se está viviendo, el Ayuntamiento de Sencelles la ha empezado a afrontar. Concretamente, desde su concejalía han elaborado una serie de ideas para fomentar que se alquilen las viviendas vacías, precisamente, una de las medidas que también propone 'Banc del Temps'.

Según el edil, esto se podría llevar a cabo de diferentes maneras: crear un Patronato Municipal de Vivienda Social, intermediar entre inquilinos y arrendatarios, estudiar la amplitud de las casuísticas para encontrar las mejores soluciones, informar de las subvenciones de adaptación al cambio climático para hacer reformas, entre otras medidas. “Todo esto forma parte de una campaña que aún se tiene que acabar de revisar”, explica Rigo. 

También comenta que un paso que ya se dio hace un tiempo y que “está bien encarrilado” es el de ceder unos terrenos públicos para que el Instituto Balear de la Vivienda (IBAVI) construya diez casas con bioconstrucción, de alquiler joven rotatorio, a los que los vecinos de Sencelles tendrán prioridad. De todas formas, des de 'Banc del Temps' opinan que, aunque es una buena iniciativa, no da respuesta a toda la gente afectada, porque el número es mucho mayor y las edades son muy variadas, no solo gente joven. 

Además, Joan Rigo tiene claro que “sin la colaboración de las instituciones autonómicas, construir vivienda social, limitar al alquiler turístico y también la compra por parte de extranjeros será muy difícil”. “Así, muchísima gente, mallorquina también, tendrá que irse de la isla”, declara. 

Sin la colaboración de las instituciones autonómicas, construir vivienda social, limitar al alquiler turístico y también la compra por parte de extranjeros será muy difícil. Así, muchísima gente, mallorquina también, tendrá que irse de la isla

Todas estas ideas y propuestas, y algunas más, se han agrupado en un documento, que aún está en revisión, pero que se quiere presentar en el pleno municipal por parte de la agrupación 'Volem Sencelles'. Este texto insta a diferentes instituciones autonómicas, como la Comunidad Autónoma de les Illes Balears (CAIB) o el Consell Insular de Mallorca, a declarar el territorio como área tensionada, a dar facilidades para construir vivienda social, a limitar el alquiler turístico, a declarar la moratoria urbanística de suelo rústico y aumentar la moratoria turística, a que las viviendas fuera de ordenación que se legalicen solo se puedan vender o alquilar de forma social, entre otras medidas. 

Por su parte, desde 'Banc del Temps' tienen claro que este es tan solo el principio de la movilización. De hecho, han convocado una protesta el 25 de mayo en la Plaça d'Espanya de Palma a las 19.00 horas para denunciar que “Mallorca no se vende”. “Ya hemos empezado los contactos con algunas de las plataformas que también trabajan con el tema de la vivienda que ya existían. Nuestro siguiente objetivo es intentar crear un movimiento en la calle interinsular, a modo de manifestación, en las cuatro islas. Y a partir de aquí, dar continuidad a las acciones. Nuestra conclusión es que no queremos que se quede tan solo en un vídeo que se ha viralizado en redes sociales”, concluyen Reinés, Barbero, Inarejos, Oliver y Mendoza, los cinco testimonios de 'Banc del Temps'.