La copropietaria de una discoteca de la Playa de Palma ha confirmado, este lunes durante el juicio por el caso Cursach, que la Policía Local comenzó a realizar inspecciones después de su marido no contratara a agentes como seguridad privada porque pedían el triple que cualquier otro servicio.
La testigo, que ha sido la última en declarar en la jornada judicial de este lunes que se ha desarrollado en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Balears, ha relatado un acontecimiento en el que ha asegurado que su marido, ya fallecido, le contó que unos policías le exigieron trabajar como seguridad en su local. Sin embargo, lo declinó por la exigencia de sueldo. Como consecuencia recibieron más inspecciones, según ha afirmado.
Previamente, la mujer ha reconocido que su marido y ella han sido amigos del empresario Bartolomé Cursach desde 1978, incluso le tenían el local alquilado y fueron socios más de diez años. “Hay muy buena relación. Vengo por la Policía, no por Cursach”, ha recalcado.
Respondiendo preguntas del abogado Enrique Molina, defensa de Cursach, ha explicado que su marido escribió una carta de apoyo al empresario de ocio nocturno, que fue entregada al juzgado pero no sabe qué pasó con la misiva. “Estoy aquí en el nombre de mi marido, sobre la conciencia de algunas personas está su muerte”, ha remachado.
Anteriormente, ha indicado que el local, que regentaron durante 45 años, fue cerrado durante dos meses por “una caja de cerveza que estaba en la salida de emergencia”. “No sabemos por qué lo cerraron porque estaba al lado de una barra, pero en el papel ponía en la salida de emergencia”, ha explicado.
Así mismo, ha subrayado que su establecimiento, que tenía licencia de discoteca, sufría inspecciones de la policía “en la hora punta” y presencia policial en la puerta. “Si ven a policías, nadie entra porque piensan que hay problemas. Perjudica y mucho”, ha afirmado, mientras ha subrayado que a los locales vecinos “nunca los inspeccionaba”.
“Cállate, si no te voy a poner algo en el bolso”
Una trabajadora de Sa Trobada, competencia del Grupo Cursach, ha trasladado amenazas de un policía local de la Patrulla Verde durante una inspección. “Cállate, si no te voy a poner algo en el bolso”, ha asegurado.
A preguntas del Ministerio Fiscal, la testigo ha explicado que trabajaba un día a la semana en el local y el resto iba de cliente. Además, ha subrayado que “había muchas inspecciones” de la Policía. “Eran horribles, creía que era normal pero me di cuenta que no lo era. Nos ponían contra la pared y encendían todas las luces”, ha afirmado.
La mujer ha relatado un incidente con un policía donde supuestamente le amenazó después de querer registrarle el bolso en una inspección antidroga en el local. Me dijo: “Cállate, si no te voy a poner algo dentro”. Incluso, ha subrayado que le insinuó que se vieran después, una vez acabada la actuación policial.
Además de trabajar en Sa Trobada, ha confirmado que estuvo un tiempo en Pachá, del Grupo Cursach, y ahí no hubo ninguna inspección. “Nunca vino nadie”, afirma.
Sobre el reconocimiento fotográfico que realizó en fase de instrucción judicial, la testigo ha asegurado que no lo recuerda, pero ha negado que alguien le diese instrucciones. “Me parecían que era los que vi, pero como todo era rapidito tampoco me quedaba con las caras”, ha admitido.
A preguntas del abogado de la defensa Gaspar Oliver, la mujer ha negado haberle dicho al dueño de Sa Trobada lo que pasó en el local con los policías locales. Cabe recordar que el hombre, durante su declaración en el juicio, sí afirmó que ella se lo había contado.
A continuación, ha declarado como testigo un ex empleado del bar Tres Torres, situado en la Playa de Palma. En su interrogatorio, ha relatado un incidente con un policía local en el que, tras comunicar que consumía cocaína, se encontró con los agentes que conocían a su jefe del local.
“Me pillaron con medio gramo. Iban de paisano y me dijeron que no me harían nada pero que un día me pusiera de acuerdo con ellos para pillar a quien me vendía droga”, ha explicado a la Sala, a la vez que ha indicado que se negó: “Vinieron y hablaron con mi jefe. Cuando se fueron me contó que si no aceptaba su propuesta nos cerrarían el bar”. Pese a todo, ha subrayado que esta advertencia no la escuchó, sino que se la dijo su superior.
Tras negar haber recibido instrucciones sobre qué policías identificar, la Fiscalía ha señalado que, después de esta declaración, renuncia a los dos próximos testigos. El resto de partes también lo han hecho tras deliberar durante unos minutos.
Finalmente, la Fiscalía también ha renunciado al último testigo después de que la presidenta del Tribunal, Samantha Romero, haya comunicado que no se le ha podido localizar. Los testigos propuestos por la Fiscalía finalizarán este martes.