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ENTREVISTA

Idoia Ribas, disidente de Vox y diputada balear: “El partido es antidemocrático y Abascal, un líder tóxico”

Idoia Ribas: "Abascal no quiere que nadie más destaque, que nadie más pueda tener algún tipo de relevancia dentro del partido"

Esther Ballesteros / Francisco Ubilla

Mallorca —
9 de junio de 2025 06:01 h

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“Vox es una organización tóxica. Y [Santiago] Abascal ejerce un liderazgo tóxico porque tiene un celo excesivo hacia su propio liderazgo. No quiere que nadie más destaque, que nadie más pueda tener algún tipo de relevancia dentro del partido”. Idoia Ribas (San Sebastián, 1978), exportavoz parlamentaria -y actual diputada- de Vox en Balears se ha sumado a la larga nómina de cargos (Macarena Olona, Rocío Monasterio, Iván Espinosa de los Monteros, Rubén Manso...) que han optado por abandonar el partido de extrema derecha por discrepancias con la dirección nacional, principalmente después de que, en julio de 2024, su presidente diese por rotos los acuerdos autonómicos de gobernabilidad que mantenía con el PP hasta entonces.

El pasado 29 de abril, Ribas dejó el partido a raíz de la situación de “acoso” a la que asegura estar sometida desde la cúpula de la formación ultraconservadora. “Desde el inicio de la legislatura ha sido un no parar. Podría escribir un libro con todas las anécdotas que me han ido sucediendo, por no llamarlas de otra forma más indecorosa. Desde el principio sufrí un aislamiento del resto del partido, se prohibió a los concejales y coordinadores de toda Balears reunirse o hablar conmigo”, asegura en esta entrevista con elDiario.es.

La exafiliada cita a este medio en uno de los despachos de la sede del Parlament balear, donde da rienda suelta a lo que otros también han denunciado. “En estos momentos, Vox es absolutamente antidemocrático porque al líder supremo solo se le puede elegir cada cuatro años, por Internet y teniendo que identificarte cuando votas por trámites telemáticos. Todo el poder está concentrado en Abascal. A él se deben los logros, pero también a él se deben los fracasos”, asegura, lamentando que “la desautorización es constante hacia las personas”. Critica, además, que no se puede ser autonomista dentro de Vox sin ser señalado y que la dirección nacional de Vox se ha olvidado de Balears, cuya realidad insular “no están teniendo en cuenta”.

¿Se siente la 'Macarena Olona' de Vox a nivel balear?

[Se ríe] Macarena Olona es Macarena Olona y yo soy yo. Son circunstancias distintas y somos personas diferentes. Sí que es verdad que he tenido relación con ella últimamente porque la estamos invitando a acudir a una mesa redonda que se programó primero aquí en Palma, pero no pudo venir por el apagón y ahora vamos a volver a hacerla este sábado en Oviedo [la entrevista se llevó a cabo el pasado jueves]. Es una mesa redonda en torno al modelo de seguridad implantado por el presidente de El Salvador, Nayub Bukele. Van a ir representantes de sindicatos policiales para explicar la situación actual de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y cuáles son sus derechos y sus circunstancias para trabajar. El modelo Bukele de seguridad se ha convertido en un modelo de éxito a nivel internacional porque ha reducido a mínimos históricos la delincuencia en uno de los países que era de los más inseguros del mundo.

Pero las organizaciones civiles salvadoreñas acusan a Bukele de violar derechos humanos y desmantelar la democracia...

Es que lo que queremos es que en esta mesa de seguridad se nos explique cuál es el modelo de seguridad de El Salvador para poder compararlo con el español. No queremos llegar a conclusiones anticipadas. Primero vamos a ver cómo lo está haciendo Bukele. Pero lo que sí está claro, independientemente de otras consideraciones acerca de su gobierno, es que la delincuencia en El Salvador ha desaparecido prácticamente.

Pero a costa de...

Bueno, a costa de qué es lo que queremos saber también. También sabemos que [la primera ministra italiana] Giorgia Meloni ha anunciado un decreto de seguridad para Italia que va a reforzar mucho la situación jurídica de sus policías y les va a aportar más seguridad a la hora de ejercer su trabajo. Y también más seguridad a los italianos. Eso también es una buena noticia y ojalá en España el Gobierno se implicase en dar más seguridad a nuestros policías y guardias civiles.

Asegura que deja Vox por el acoso al que está siendo sometida por parte de la cúpula.

Sí, desde el inicio de la legislatura ha sido un no parar. Podría escribir un libro con todas las anécdotas que me han ido sucediendo, por no llamarlas de otra forma más indecorosa. Desde el principio sufrí un aislamiento del resto del partido, se prohibió a los concejales y coordinadores de toda Balears reunirse o hablar conmigo. También se me mintió. Se me dijo por parte de una responsable del partido a nivel nacional que había cinco traidores en el grupo que habían negociado directamente con Marga Prohens para entregar el gobierno en solitario a cambio de dos cargos públicos sin ningún tipo de acuerdo programático. Me dijeron que no me podía quejar, porque mucho menos tendríamos si Prohens decidía pactar con los cinco traidores. Cuando a mí me llaman, el acuerdo de gobierno ya estaba negociado.

Desde el principio sufrí un aislamiento del resto del partido, se prohibió a los concejales y coordinadores de toda Balears reunirse o hablar conmigo. También se me mintió. Se me dijo por parte de una responsable del partido a nivel nacional que había cinco traidores en el grupo que habían negociado directamente con Marga Prohens para entregar el gobierno en solitario a cambio de dos cargos públicos sin ningún tipo de acuerdo programático

Fue además usted la única firmante del acuerdo...

Porque me obligaron. Lo normal hubiese sido que firmase la presidenta del partido en Balears, que es Patricia de las Heras, con Marga Prohens. Es muy extraño, firman los portavoces del Parlament. Soy la única en toda España que está entregando en solitario el Govern al PP, porque en el resto de comunidades autónomas, con resultados inferiores a los de Balears por parte de Vox, sí que han entrado en el gobierno. Aquí no se quiso entrar: el plan de la dirección nacional y provincial del partido, que van de la mano, era dinamitar el Govern y provocar unas elecciones anticipadas en abril del 2024. Querían bloquear la acción de gobierno para que, llegado abril, un año después de las elecciones -que es cuando el Estatuto de Autonomía permite convocar nuevos comicios-, Prohens se viera abocada a convocar elecciones anticipadas. La propia Manuela Cañadas [actual portavoz parlamentaria de la formación] nos informó a los diputados de Vox por Mallorca que tenía a una persona que le había informado de esto dentro del partido.

Me obligaron a firmar el acuerdo con Marga Prohens. El plan de la dirección nacional y provincial del partido, que van de la mano, era dinamitar el Govern y provocar unas elecciones anticipadas en abril del 2024. Querían bloquear la acción de gobierno para que, llegado abril, un año después de las elecciones, Prohens se viera abocada a convocar elecciones anticipadas

¿Usted habría apoyado esas elecciones anticipadas?

Yo no quería que las hubiese porque ya había sido la que había tenido que dar la cara firmando un acuerdo con el que Vox no entraba en el gobierno. No quería ser, además, la que provoca unas elecciones anticipadas, porque si luego gana la izquierda toda la vida iba a tener yo la etiqueta y el peso de haberlo provocado. Al final, la que da la imagen pública y la que se quema soy yo. Y yo creo que en política uno tiene que hacer caso a las cúpulas de los partidos, siempre y cuando sean cosas razonables, porque si tú haces caso a todo lo que te propone la cúpula de tu partido tienes muchísimos puntos de acabar imputado o condenado o incluso de acabar en la cárcel.

Habla de cúpulas que solo piensan en su trayectoria política...

Hay gente que parece que no lo tiene claro, pero la partidocracia en España hace muchísimo daño porque se carga la democracia. Al final son cuatro personas instaladas en las cúpulas de los partidos las que deciden absolutamente todo y desvirtúan la política, porque la política en democracia tiene que suponer la participación de todos los ciudadanos y no de cuatro señores que ostentan el poder. Creo que debería vigilarse muchísimo más el funcionamiento interno de los partidos políticos, que sean realmente democráticos, porque si no pasan estas cosas, que al final las formaciones pueden estar trabajando para los intereses personales de unas pocas personas en vez de para el interés general de los ciudadanos.

¿Entonces Vox no es un partido democrático?

En estos momentos, Vox es absolutamente antidemocrático porque al líder supremo solo se le puede elegir cada cuatro años, por Internet y teniendo que identificarte cuando votas por trámites telemáticos. Y, mientras, ese señor [en alusión a Abascal] nombra a todo el mundo y lo puede cesar a los cinco minutos. Dentro del partido, por tanto, todo el poder está concentrado en Abascal. A él se deben los logros, pero también a él se deben los fracasos. Y creo que haber perdido 19 diputados en el Congreso [en las elecciones generales de 2023] es un fracaso, mientras que en el resto de comunidades estábamos subiendo. Aquí pasamos de 3 a 8 diputados. ¿Y cuál el premio? Cargarse a la persona que aquí estaba ejerciendo el liderazgo, que era Jorge Campos. Te puede gustar más o menos, pero era el líder de los suyos. Se lo han cargado y se lo han llevado al Congreso para diluirlo allí y que aquí nadie ejerza ningún tipo de liderazgo. La desautorización es constante hacia las personas. Cuando yo era portavoz, estaba continuamente siendo desautorizada por personas de Madrid delante del resto del partido.

¿Cree que la estructura de Vox se parece cada vez más a la de un partido vertical y militarizado, donde las voces con matices son apartadas?

Vox es una organización tóxica. Y Abascal ejerce un liderazgo tóxico porque tiene un celo excesivo hacia su propio liderazgo. No quiere que nadie más destaque, que nadie más pueda tener algún tipo de relevancia dentro del partido.

Deduzco entonces, por lo que comenta, que no se puede ser autonomista o regionalista dentro de Vox, o tender a un pensamiento conservador a nivel balear, sin ser señalado.

Es absolutamente imposible. De hecho, a la cúpula del partido no parece importarle mucho lo que ocurre en las comunidades autónomas. Si no, no se habrían ido de los gobiernos. Desertan de los gobiernos autonómicos en los que han podido entrar. Aquí no estábamos ni siquiera en el Ejecutivo, pero aun así rompieron el acuerdo de gobierno en el que no teníamos nada que perder, solamente ganar: simplemente había que aplicar los puntos de acuerdo a los que habían llegado. No quieren asumir responsabilidades por miedo al desgaste. Hay incluso responsables públicos del partido que han dicho que hicieron bien en irse de los gobiernos, como por ejemplo en la Comunitat Valenciana o en Castilla y León. Pero no creo que sea una opción política confiable la de una formación que prefiere no gobernar para no desgastarse, porque precisamente el objetivo de cualquier partido político es poder gobernar para intentar cambiar las cosas en función de su programa electoral.

Comentaba hace dos semanas que Vox ha optado por permanecer como un partido pequeño, como “muleta del bipartidismo”.

Hubo un momento en el que las encuestas apuntaban hasta los 100 diputados a nivel nacional. No debemos olvidarlo. Pero después empezaron a desaparecer personas que estaban allí y que defendían los ideales de Vox: primero fue Macarena Olona, pero después también se han ido Iván Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio, Víctor Sánchez del Real, Mazaly Aguilar, Rubén Manso, José Luis Steegmann... Se han ido muchísimas personas muy brillantes y válidas precisamente por el trato que se está dando desde la cúpula de Abascal al resto de personas.

Usted militó en el PP. ¿Qué recuerda de su paso por el partido?

Estuve muchos años, cuando todavía no existía Vox, pero me fui del partido porque yo era lo más crítico que había en el PP. Me enfrenté tres veces a la cúpula del partido en Balears. Casi habría estado más cómoda en una sede del PSOE que en la del PP, y no porque sea del PSOE, sino porque en el PP yo era muy crítica y no estaba a favor de determinadas políticas públicas que se estaban llevando a cabo desde la formación, igual que no lo estoy ahora, como con todo el tema de la normalización lingüística y del decreto de mínimos [uno de los pilares de la política lingüística en el archipiélago que, desde su aprobación en 1997, garantiza en al menos un 50% el uso del catalán en la enseñanza]. Recuerdo una reunión en el PP en la que se debatía si cuando fuésemos a eventos había que llevar la bandera cuatribarrada, que se parece a la catalana, pero para eso había que poner también el castillo [de la balear]. Y entonces yo levanté la mano y dije: “¿Y por qué no ponemos la bandera española y así nos ahorramos problemas?”. Fue un comentario y recuerdo que la gente se giró y se extrañó muchísimo. Por supuesto, no me hicieron ni caso. En aquel momento, en el PP mismo la gente no se atrevía a sacar una bandera española. Estaba mal visto. Y, sin embargo, ahora no pasa nada desde que empezó Vox. El Vox original, claro.

Antes de ser nombrada portavoz de Vox en el Parlament balear, también fue diputada por Actúa Baleares [formación que provenía de la antigua Fundación Círculo Balear], ¿se arrepiente de haber 'entregado' aquel proyecto regional para integrarse en un partido nacional?

Lo que hicimos fue montar un partido regional, que era Actúa Baleares, para ir después en coalición con Vox bajo el planteamiento de hacer un programa realista y extenso aplicable a Balears. Ahora pienso que fue un error dejar de ser un partido regional para integrarnos en un partido nacional, porque al final pasa lo que te comento, que las cúpulas de los partidos se acaban desviando del interés general para buscar el interés particular de ellos mismos, que en este caso es la promoción de la carrera profesional, política y personal del señor Abascal.

Hablaba antes de la normalización lingüística y el decreto de mínimos: ¿por qué consideran desde Vox que garantizar el derecho a expresarse en catalán es una imposición que atenta contra la libertad, pero no lo consideran así con el castellano?

Jamás he pensado que aquí hay que imponer el castellano. Lo que yo creo es que hay que dar libertad a las personas para que puedan hablar el idioma que quieran de los dos oficiales, el catalán o el castellano. Siempre he creído que, en democracia, deberíamos permitir que los niños puedan estudiar en un idioma oficial o en otro, pero en libertad. Y con Franco solo había castellano. Ahora en democracia es lo mismo, pero con el catalán, porque ahora mismo hay un 100% de inmersión lingüística en catalán en todos los centros educativos públicos de las islas. Y eso es porque el decreto de mínimos lo permite.

¿No cree que la comparación es desproporcionada, teniendo en cuenta que el catalán, definido por el Estatuto de Autonomía como la lengua propia de Balears, es una lengua minorizada en su propio territorio?

El problema es que la inmersión lingüística en catalán no ha conseguido, durante los últimos 30 años, que la gente hable más catalán. Es un modelo que, en mi opinión, está fracasado. Si tú quieres que la gente hable más catalán, lo que tienes que hacer es incentivar en lugar de obligar a la gente a tener un título de catalán para acceder a la función pública. Déjales acceder a la función pública con cualquiera de los dos idiomas oficiales y luego incentiva que tengan una titulación en catalán. Paga por una productividad los puestos que necesites y retribuye el hecho de que la gente sepa catalán. Pero obligar lo único que hace es que la gente se saque el título y que luego no lo use. Y no lo usan porque al final se acaba convirtiendo en una obligación. Yo misma tengo el título y no lo hablo. He sido profesora de organización industrial y legislación en la Escuela de Diseño y daba las clases en catalán. Si la mayoría del departamento da las clases en catalán, pues ningún problema. Cuando estoy trabajando no estoy haciendo de activista política y no tengo ningún problema en hablar catalán. También durante muchos años tenía más agilidad escribiendo en catalán que en castellano, porque estuve haciendo discursos cuando fui jefa de gabinete de la exvicepresidenta del Govern Rosa Estaràs.

¿Ha asumido el PP la agenda ultra de Vox con el último acuerdo de presupuestos?

Todo lo contrario. Los presupuestos de 2024 contemplaban muchas más medidas de Vox y que estaban contempladas en los 110 puntos programáticos [del acuerdo alcanzado entre conservadores y extrema derecha] a principios de legislatura. En estos presupuestos de 2025 desaparece la Oficina de Garantía Lingüística y muchas más cosas que habían comenzado a hilvanarse en las cuentas de 2024. También se vuelve a permitir el plus de alojamiento temporal para los cargos que vengan de la península, que nosotros quitamos al considerar que los cargos públicos del Govern que vienen de la península no deberían tener derecho a indemnización porque no es un problema de insularidad. Si no te va bien venir a una isla, entonces no vengas. Es más lógico que se le indemnice por tener que desplazarse a Mallorca desde otra isla. El planteamiento era este.

¿Está gobernando el PP balear con miedo a perder el respaldo de Vox?

Es que no le hace falta. Le basta con la abstención de Vox. Ya tienen el gobierno en solitario y Vox está negociando a la baja.

Una de las medidas alcanzadas en las negociaciones de los presupuestos es la derogación de la ley balear de memoria democrática, a pesar de que el PP pactó en diciembre con los partidos de izquierdas no eliminarla. ¿Tanto les molesta una normativa que rechaza cualquier totalitarismo y régimen antidemocrático?

Nosotros creemos que la ley de memoria democrática incide en la interpretación de la historia que puede hacer cada uno. Y yo creo que los políticos no deben legislar sobre el pasado, sino sobre el presente y el futuro. El pasado es historia, no se puede cambiar. Te gustará más o te gustará menos, pero una ley no puede decirte lo que tienes que pensar. Por eso no creemos en la ley de memoria, que, además, pensamos que es discriminatoria porque establece una verdad oficial para unos hechos y otra para otros, como, por ejemplo, todas las barbaridades que se cometieron durante la segunda República en este país.

Textualmente, la ley de memoria aboga por promover el reconocimiento y la garantía de los derechos a la reparación, la verdad y la justicia de todas las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura franquista. Y, además, los descendientes de las víctimas del bando franquista gozaron durante casi 40 años de honores, reconocimientos y cuantiosas pensiones públicas...

Pero es que no estamos siendo justos: en España hubo una guerra civil no porque a la gente de repente le apeteciera meterse en una guerra civil, sino porque la República fue un caldo de cultivo que derivó en una falta de convivencia muy grave. Entonces, si queremos que la historia no se repita, tenemos que aprender de los errores, pero de todos, y querer tapar todo lo que pasó en la Segunda Guerra que derivó en la guerra civil es un error. De todos modos, nosotros sí que estamos a favor de la Ley de fosas, porque creemos que todo el mundo tiene derecho a tener los restos de sus seres queridos o de sus antepasados y darles digna sepultura. Cualquier víctima de cualquier tipo de violencia tiene que estar reconocida y tiene que tener los derechos que le correspondan.

Estamos a favor de la Ley de fosas porque creemos que todo el mundo tiene derecho a tener los restos de sus seres queridos o de sus antepasados y darles digna sepultura. Cualquier víctima de cualquier tipo de violencia tiene que estar reconocida y tiene que tener los derechos que le correspondan

Y para eso se aprobó la ley de memoria.

Lo que ha hecho esta ley ha sido girar la tortilla completamente para que unos sean malos, malísimos, y otros sean buenos, buenísimos. Al final, los españoles están dirigidos por los que mandan, tanto en democracia como en las dictaduras, y hay mucha gente a la que le tocó luchar en un bando o en el otro porque estaba allí. Y todo el mundo tenemos familiares.

El presidente del Parlament, Gabriel Le Senne (Vox), será definitivamente juzgado por romper la fotografía de varias víctimas de Franco. ¿Debe dimitir?

Eso depende de él. No soy yo quien tiene que decirle a una persona si debe dimitir o no. Desde luego, es bastante anómalo que haya un presidente del Parlament sentado en el banquillo.

Que Le Senne dimita depende de él. No soy yo quien tiene que decirle a una persona si debe dimitir o no. Desde luego, es bastante anómalo que haya un presidente del Parlament sentado en el banquillo

¿Y desde el grupo parlamentario de Vox lo forzarán a dimitir?

Lo desconozco, pero lo dudo mucho, porque por lo que hasta ahora ha declarado la señora Manuela Cañadas no van por ahí los tiros.

¿Cómo ve el futuro de Vox en Balears de cara a las próximas elecciones?

Desconozco qué es lo que va a pasar. No tengo una bola de cristal. Lo que sí que sé es que las políticas de Vox que se han aplicado hasta ahora en Balears no sirven porque no están teniendo en cuenta la realidad de las islas. He tenido enfrentamientos a nivel ideológico, sobre todo con el tema del Régimen especial fiscal. Siempre he sido una gran defensora de la insularidad, del derecho que tenemos a ser reconocidos como islas, porque además está recogido en la Constitución española desde hace 46 años. Y en mi partido han sido reticentes a apoyar este régimen fiscal. Que seamos un país unido no significa que si hay islas, éstas no sean distintas. Esto no va de ser comunidad autónoma o una región de España. Aunque fuéramos un país como Francia, un país unificado, nosotros seguiríamos siendo islas. Es un hecho físico que supera a la organización política que tenga un Estado en un momento determinado. Creo que en Balears nos merecemos un régimen fiscal especial, como Canarias, y un reconocimiento de verdad más allá de tener un descuento de residente en el avión o en el barco. Porque aquí es más caro traer la energía, es más caro traer a los trabajadores, el suelo es limitado y eso se tiene que compensar.

En la actualidad preside la entidad Avanza en libertad. ¿Es el embrión de un nuevo partido?

Es una asociación que creamos en Balears hace un poco más de un año y que hoy por hoy se ha extendido a otros lugares de España, como Castilla y León, Asturias, Madrid y Barcelona. En las islas hemos abierto delegación en Menorca y también tenemos en Palma y en la zona de Calvià y Andratx. Es un proyecto que está creciendo mucho y en el que defendemos nuestras ideas desde la sociedad civil, un movimiento cívico que hace un poco de Pepito Grillo: vigilamos que las políticas que se están llevando a cabo sean coherentes, no solamente a nivel de la defensa de nuestras ideologías, sino también que no haya corrupción, además de defender la transparencia y el fortalecimiento de lazos entre España e Hispanoamérica. Estoy orgullosa porque el proyecto avanza. Cuando creamos la asociación lo hicimos con el ánimo de que fuera una asociación de ámbito civil y no político. Esta asociación ya ha crecido mucho y ya camina sola. Pero hoy por hoy, a donde llegue, no lo puedo contestar.

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