El president de Vox del Parlament balear apela a la “unidad de España” y reivindica al 'gurú' de Thatcher y Reagan

Esther Ballesteros

Mallorca —

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“Es nuestro deber histórico y contemporáneo poner en valor la unidad de España y la igualdad de todos los españoles, enriquecidos con la legítima defensa de los intereses locales”. Así se ha pronunciado este martes, durante el pleno de apertura de la nueva legislatura en Balears, el presidente del Parlament, Gabriel Le Senne (Vox), quien el pasado 20 de junio fue investido segunda máxima autoridad de las Islas en virtud del preacuerdo alcanzado un día antes por el PP y la formación de extrema derecha. Tras la sesión, el PSIB-PSOE ha calificado el discurso de “flojo, monocolor y con un punto casposo” que “no aporta nada” a las islas.

Durante su parlamento, que ha pronunciado en castellano, Le Senne ha apelado al “respeto a los derechos y libertades individuales” de cada ciudadano, en línea con el mantra propalado por la derecha y la ultraderecha para arremeter contra la intervención de la administración pública en pos del beneficio colectivo. Lo contrario, ha señalado, “convertiría a la democracia en la dictadura de la mayoría”. Y esos derechos y libertades -que “todos ostentamos por el mero hecho de ser personas y que el poder político no concede, sino que meramente reconoce y garantiza”, ha apostillado- los ha resumido “esencialmente” en el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad. “Todos los demás derivan de estos”, ha precisado.

En esta línea, ha abogado por la necesidad de “servir para que los ciudadanos vivan mejor, pero no desde la dependencia del Estado, sino ensanchando sus libertades y responsabilidades”, sin precisar, sin embargo, las formas de lograrlo. “Pongamos los medios para que cada persona pueda desarrollar su personalidad y su autonomía, conociendo las reglas del juego y con la garantía de que son iguales para todos”, ha abundado, nuevamente sin especificar a qué medios se refiere.

No han faltado en su discurso nombres de teóricos y economistas que durante décadas se convirtieron en referentes de exponentes neoliberales como Margaret Thatcher o Ronald Reagan, artífices de la “revolución conservadora” de los años ochenta traducida en la desregulación económica, la limitación del papel de los sindicatos, la reducción de impuestos y la privatización de empresas. Tal es el caso de Friedrich Hayek, quien invocó la inviabilidad del socialismo, apuntaba a la regulación del mercado como la mayor amenaza para la libertad y rechazaba la democracia social representada por el New Deal de Franklin Roosevelt y el desarrollo gradual del Estado del bienestar británico. Para Hayek, la planificación estatal aplasta al individuo y conduce inevitablemente al totalitarismo. “This is what we belive in!” (“¡esto es en lo que creemos!”), llegó a exclamar Thatcher sobre los postulados del economista austríaco.

“Hace falta prudencia para arbitrar soluciones razonables que armonicen los intereses en conflicto, y humildad para reconocer nuestros errores y limitaciones, pues es imposible, como explicó Friedrich Hayek, que dispongamos de toda la información que genera el mercado a través de las innumerables transacciones que efectúan las personas que lo componen”, ha abundado Le Senne, deslizando en su discurso uno de los puntos clave en el pensamiento de Hayek, quien alegaba que ninguna institución sería capaz de conocer y comprender todos los procesos del mercado, lo que haría inviable, por tanto, que la Administración solvente de forma eficaz los problemas de la ciudadanía.

En su intervención, el presidente del Parlament ha dado las gracias a Vox, al PP y “a todos los ciudadanos” que participaron en las últimas elecciones y que “hicieron posible, mediante el libre ejercicio de su derecho al voto, la actual configuración de esta Cámara”. “Esta posibilidad de cambio pacífico es la grandeza de nuestro sistema político, fundamentado en la Constitución de 1978, comúnmente denominado ‘democracia liberal’”, ha remarcado.

Asimismo, ha dado la enhorabuena a la nueva presidenta del Govern, la popular Marga Prohens, cuya formación gobernará en solitario en Balears gracias al pacto alcanzado con Vox a cambio de la participación de los ultraderechistas en los consells insulars de Mallorca y Menorca y del cumplimento de 110 medidas programáticas que excluyen gran parte de los compromisos anunciados por los conservadores, quienes asumen parte del ideario político de la extrema derecha como peaje para gobernar sin Vox. En virtud de este acuerdo, Prohens fue investida el pasado jueves máxima autoridad de Balears, en sustitución de la socialista Francina Armengol, gracias a la abstención de los de Santiago Abascal.