La dirección nacional de Vox ha dado por cerrada este jueves la crisis abierta en el grupo parlamentario de Balears después de que cinco diputados rebeldes expulsaran la semana pasada a la líder del partido en las islas, Patricia de las Heras, y al presidente del Parlament balear, Gabriel Le Senne, provocando una crisis institucional sin precedentes en la Comunidad Autónoma. Finalmente, el partido liderado por Santiago Abascal ha alcanzado un acuerdo con los díscolos en virtud del cual Le Senne continuará siendo segunda máxima autoridad de Balears y será readmitido, junto a De las Heras, dentro del grupo parlamentario, que quedó controlado por los cinco rebeldes.
“Con voluntad de entendimiento, todas las partes afectadas han solucionado distintos malos entendidos y han acordado seguir trabajando unidos para cumplir el compromiso adquirido con los votantes de Vox y las medidas todavía sin desarrollar para mejorar la vida de los ciudadanos de Balears”, han indicado desde Bambú –sede nacional de la formación de extrema derecha– en un comunicado.
En su nota de prensa, el partido explica que una delegación de la Secretaría General, ostentada por Ignacio Garriga, se ha reunido este jueves con los cinco críticos, encabezados por su portavoz en el Parlament, Idoia Ribas. En el encuentro, señalan, “con voluntad de entendimiento y velando por la estabilidad” del Govern del PP que sustenta Vox en virtud de su acuerdo de investidura, las partes han solucionado “distintos malos entendidos e informaciones distorsionadas”.
De esta forma, y sin más detalles, Vox informa de que las dos facciones han acordado seguir trabajando “unidas” para lograr los “compromisos” adquiridos con los votantes y cumplir con las medidas acordadas con los populares, mencionando específicamente la “libertad lingüística” en las islas, en alusión a su plan para desmantelar la escuela en catalán, las divergencias en torno a cuyo desarrollo fueron uno de los detonantes de la crisis dentro de la formación de extrema derecha.
“La dirección nacional da por cerrada la llamada crisis balear”, se limita a señalar la Ejecutiva de Vox, que atribuye a las “filtraciones interesadas” -sin especificar- dirigidas a “amplificar en buena medida” las dificultades por las que ha atravesado el grupo parlamentario.
Durante una semana y cuatro días, la incertidumbre ha planeado sobre la gobernabilidad de las islas al haber quedado Vox prácticamente fagocitada en el Parlament balear, resquebrajando a su paso la delgada cuerda sobre la que caminan la pretendida estabilidad y las futuras iniciativas del Govern de Marga Prohens (PP). Y es que, con 25 escaños, los mismos que suman las fuerzas de izquierdas en la Cámara legislativa, los conservadores necesitan sí o sí a Vox para gobernar en el archipiélago.
Si cada cierto tiempo un terremoto sacudía a los de Abascal en las islas –y en otros territorios–, haciendo tambalear los cimientos sobre los que se asienta la gobernabilidad del archipiélago fruto del pacto de investidura que el pasado mes de junio rubricaron populares y extrema derecha, el de este calibre ha superado cualquier conflicto anterior transcurridos apenas siete meses de legislatura.