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El hermano del ladrón al que mató un anciano en el asalto a su casa en Mallorca: “Antes del disparo nunca le agredí”

Pau Rigo, en medio, junto a sus abogados

Esther Ballesteros

Mallorca —
8 de noviembre de 2024 13:05 h

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Pau Rigo, el anciano de Porreres (Mallorca) que mató a un ladrón cuando éste asaltó su casa en febrero de 2018, ha defendido que le disparó con su escopeta al ver que, en un momento dado, el atracador se dirigió hacia él y pensó que iba a matarle. El asaltante, Mauricio E., irrumpió en la vivienda junto a su hermano, Fredy, para robar el dinero que el jubilado tenía en su caja fuerte y, tal como ha relatado el hombre, durante el episodio “cada vez se pusieron más nerviosos y violentos”: “Me empujaban y me preguntaban dónde tenía el dinero hasta que en un momento no pude más. Pensé: 'Esta gente me va a matar'”. “Lo hice para defenderme. ¿Qué tenía que haber hecho? ¿Dejarme matar?”, ha espetado dirigiéndose al tribunal.

El anciano se sienta por segunda vez en el banquillo de los acusados, en la Audiencia Provincial de Balears, tras ya haber sido juzgado por los mismos hechos en septiembre de 2023. En aquella ocasión fue declarado culpable mediante una resolución que desató la controversia y reabrió el debate acerca de la legítima defensa y si en este caso se produjo o no una reacción proporcionada por parte del jubilado. Tras ello, la Justicia anuló el veredicto de culpabilidad por diversos errores en su planteamiento y la Audiencia Provincial exoneró finalmente al anciano al considerar que no había prueba “suficiente” de que el acusado tuviese “ánimo de causar la muerte” del asaltante. El pasado mes de mayo, sin embargo, el Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJIB) declaraba nula la absolución a petición de la Fiscalía y ordenaba la repetición del juicio.

La Fiscalía reclama cuatro años de cárcel para el octogenario por un delito de homicidio, y entre cinco y seis años de privación de libertad para Fredy E. y los dos inculpados que planificaron el robo, Marcos R. y José Antonio S. Mientras el anciano ha defendido que actuó en defensa propia, el hermano del fallecido ha asegurado que en ningún momento querían hacerle daño y que tan solo forcejeó con el hombre para arrebatarle la escopeta cuando éste ya había disparado a Mauricio.

A preguntas de la fiscal, Rigo ha recordado que, en un instante en que salió al exterior de la vivienda, en la que vive junto a su mujer, fue abordado por dos encapuchados [en alusión a los dos hermanos], quienes le agarraron y “retorcieron” su brazo, le taparon la boca y le agarraron por el cuello. “Me dijeron que me calmara. Por lo que decían, pensaban que tenía 200.000 euros en casa. Me introdujeron dentro de la casa mientras me decían que estuviera tranquilo, que venían a llevarse el dinero. Lo primero que me pidieron fue la caja fuerte. Salí de nuevo porque la llave la tenía en el coche”.

“Cada vez se ponían más nerviosos y violentos”

De nuevo dentro del chalet, bajó al sótano con uno de los dos [supuestamente Fredy] mientras el otro asaltante se quedó con su mujer en su habitacion. Al comprobar que en la caja fuerte únicamente había 15.000 euros, “volvimos a subir y cada vez se ponian más nerviosos y violentos. Yo les decía que se fueran, pero me zarandeaban y me preguntaban dónde estaba el dinero hasta que un momento no pude más y decidí hacer algo: defenderme”. El anciano ha recordado que tenía “mucho miedo” dado que hacía unos meses había sufrido otro robo en el que le “habían puesto la pistola en la cabella y un cuchillo en el cuello. Me dejaron atado y secuestrado. Pensé que me iban a hacer lo mismo con las bridas”. 

En un momento dado en que los atracadores “subían y bajaban”, Rigo ha relatado que cogió la escopeta, que le había dado tiempo a cargar. “Le dije a mi mujer que se quedara en la habitación y que no se moviera. Aparecieron los dos hermanos y me golpearon. Me rompieron la columna vertebral”, ha explicado. En el instante en que se abalanzaron nuevamente hacía él -“estábamos muy cerca”-, el jubilado, que entonces tenía 78 años, apretó el gatillo. “Nunca pensé en disparar. Fue en defensa propia. Yo no ataqué, me atacaron, que no es lo mismo. Fui atacado teniendo la escopeta en las manos, y ¿qué iba a hacer? Disparé a bulto. No sabía dónde había disparado”, ha asegurado.

El hermano del fallecido: “No soy una persona que se dedique a robar casas”

Por su parte, Fredy, hermano del fallecido, ha narrado, a preguntas de su abogado, que fue otro de los acusados, Marcos R., quien le propuso ejecutar el robo. “Los primeros días hice oídos sordos, pero me insistieron. Me dijeron que era algo fácil porque se trataba de personas mayores y ellos ya habían ido a su casa. Me preguntaron si conocía a alguien para llevar a cabo el robo”, ha relatado a preguntas de su abogado e incidiendo: “No soy una persona que se dedique a robar casas. En primera instancia evalué la situación y pensé: 'me van a pillar'. Al final pensé que era fácil, porque era una casa de campo y no hacía falta prácticamente nada. Solo ir y coger el dinero”.

Según ha relatado, los otros dos acusados, el propio Marcos y José Antonio S., le propusieron llevar armas y unas bridas, pero lo rechazó “absolutamente” porque “no iba a ir a matar a nadie”. El mismo día de los hechos, ha recordado, se despertaron temprano y, una vez en el coche en el que iban Marcos y José Antonio, su hermano y él comprobaron que había una pistola, un cuchillo y unas correas. Al llegar a Porreres, se detuvieron tras la casa y Fredy y Mauricio bajaron del vehículo con capuchas y dos patas de cabra. “Al ver la vivienda, nos quitamos los zapatos y saltamos el muro que separa el camino de la propiedad”, ha explicado.

En un momento dado, ha manifestado, vio a Rigo salir del chalet. “Cuando se dio la vuelta, lo abordé y le tapé la boca. Dio un grito pero le dije: 'tranquilo, esto va a pasar. No queremos que las cosas sean violentas, no vamos a hacerle daño”. Tras ello, ha asegurado que el anciano mostró su disposición a colaborar. Mientras la mujer del jubilado se encontraba en el piso de arriba, Rigo cogió las llaves de la caja fuerte y juntos bajaron al sótano. Mauricio, por su parte, aguardaba en el piso superior con la mujer. 

“[Marcos y José Antonio] nos habían dicho que abriéramos la caja fuerte, cogiéramos lo que hubiera y saliéramos de la vivivienda. No sabíamos cuánto dinero había”, ha manifestado, recordando cómo, al abrir Rigo la caja fuerte, se le rompió el asa de la mochila y subió a buscar a su hermano para decirle que acudiera en su ayuda. “Yo estaba muy nervioso, quería bajar de nuevo, coger el dinero e irme”, ha abundado Fredy, quien, al ser preguntado sobre si vio al anciano subir las escaleras desde el sótano, ha apuntado que al bajar con Mauricio vio a Rigo subir, pero “no le presté atención”.

“No vengo a echar nada en cara a Rigo”

“Yo estaba muy nervioso y ansioso, solo me quería ir. Creo que cargamos dos mochilas. A continuacion, comenzamos a subir las escaleras, mi hermano delante de mí. De repente nos encontramos a Pau con la escopeta apuntando, diciéndole a mi hermano: 'Te mato', y le disparó. Mi hermano reaccionó lamentándose 'me mató, me mató' y cayó a un lateral. Fue todo muy rápido, no dio tiempo a hacer nada”, ha apuntado Fredy. Visiblememente emocionado, ha trasladado al tribunal que “es una tortura para mí, es recordarlo día tras día”, momento en el que la magistrada ha ordenado un receso. 

Al reiniciarse la vista oral, el acusado ha insistido en que fue “algo muy sorpresivo”. “Fui a coger a mi hermano y vi que Pau estaba cargando de nuevo la escopeta, me giré e iniciamos un forcejeo. Me abalancé sobre él para quitarle la escopeta, pero hasta ese momento no había recibido ningún golpe. Le golpeé para que soltara la escopeta. Al caer al suelo pude arrebatarle el arma, cogí a mi hermano y lancé la escopeta al campo”. Al reencontrarse con los dos acusados que permanecían en el coche, intentaron tranquilizarle.

Fredy E. ha finalizado su intervención mostrándose “segurisimo” de que si en algún momento previo al disparo hubiera golpeado al anciano, “no estaría aquí sentado”. “Pueden decir que soy la persona más mala del mundo, pero sé exactamente lo que pasó. Antes del disparo en ningún momento le agredí. Fue una mala decisión [perpetrar el robo] y quería irme porque sé que estaba haciendo una cosa mala. No vengo a echarle en cara nada ni a decirle que sea un asesino. Le tengo empatía, podría ser mi abuelo”, ha concluido.

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