Hace unas semanas, el actor Jason Momoa (el protagonista de Aquaman o el personaje Khal Drogo en Juego de Tronos) visitaba Mallorca para practicar escalada en la Serra de Tramuntana junto al conocido escalador Chris Sharma. Los dos se encuentran inmersos en un reality show sobre la escalada, 'The Climb', para HBO Max. Momoa no es el único que practica este deporte en la Serra, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2011: según los datos del Govern, 1.250 personas estuvieron autorizadas para hacerlo en 2021.
La Conselleria de Medio Ambiente y Territorio del Govern ha empezado a implementar un sistema para regular la práctica de este deporte en la Serra de Tramuntana. El nuevo sistema será “dinámico”, en función de si hay presencia o no de especies de fauna y flora protegidas. Cada año, la Conselleria revisará las vías de escalada que hasta ahora estaban restringidas porque en ellas nidificaban especies protegidas. En cada revisión, el Govern verificará si la práctica de la escalada puede perjudicar o no a las especies protegidas.
Esto conllevará que, cada año, se actualizará el listado de las zonas donde se puede o donde está prohibido hacer escalada en esta sierra Patrimonio de la Humanidad. Llorenç Mas, director general Espacios Naturales y Biodiversidad, afirma que este año es el primero y que es “de prueba”. Para él, la nueva normativa es un “punto de encuentro” entre dos intereses “legítimos”: la conservación del lugar y la práctica deportiva.
“Vamos a mitad de temporada a aquellos lugares donde está prohibida la escalada por motivos de nidificación. Si de febrero a agosto suele ser la nidificación de las aves, vamos en mayo, y si vemos que los nidos no están ocupados, es porque en ese año no se nidificará, por lo que se libera ese espacio para que se pueda ganar tres meses más de escalada”, explica. Si ese nido está ocupado, la restricción continúa hasta el final de la temporada, añade Mas.
“Llevamos cinco años trabajando para que la Conselleria adopte este sistema de regulación dinámica, de hecho, les presentamos el plan de la montaña de Montserrat. Les pedimos que la prohibición de escalar fuera temporal, que no cerraran todo el sector, sino solo las vías que se vieran afectadas, y que se hicieran revisiones periódicas para ver si esa especie seguía habitando esa zona”, señala por su parte Xisco Fanals Reynes, presidente de la Federación Balear de Montañismo y Escalada.
La escalada está permitida en la Serra de Tramuntana, excepto en estas zonas de exclusión. Para ejercer este deporte, los interesados tienen que pedir una autorización al Govern, válida durante un año a partir de la fecha de emisión. El Ejecutivo calcula que unas 1.300 personas han pedido la autorización, pero muchos extranjeros se la sacan para practicar el deporte unos cuantos días. Por lo tanto, no es posible saber cuántos de los autorizados son asiduos.
La mayoría de la Serra, en manos privadas
Fanals asegura que el 90% de la Serra está en manos privadas, lo que dificulta la práctica de la escalada, y que se han visto “bastante afectados” por la regulación: “Hay áreas que entraron en zonas de exclusión, donde la escalada no autorizable, pero en las zonas de uso limitado y las que están afectadas por la Red Natura 2000, como el Castell d'Alaró, se podría disfrutar de la escalada regular. Un escalador a 10 metros de una planta no interfiere en su vida”.
Fanals asegura que antes la autorización podía tardar meses y que el nuevo sistema es “un gran avance”. El problema es que estas autorizaciones son “condicionadas” y que es necesario contar con el permiso de la propiedad: “Hay zonas de escalada en propiedad privada que están abandonadas, que no intervienen en el uso de la propiedad. Estamos intentando hacer convenios de uso de estas propiedades privadas. Sería idóneo contar con un sistema automático de autorizaciones para saber si nos ceden este uso y permitir a la gente que tenga una seguranza de seguridad civil el poder ir a escalar esos días”.
“Es un paraíso para escalar”
Tià Beltran Mas lleva siete años haciendo escalada en la Serra de Tramuntana. “La Serra es un paraíso para escalar. Es donde están la mayoría de las paredes, aunque hay otras zonas en Llevant”, señala Beltran –precisamente está en exposición pública actualmente el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) de la Península de Llevant, que incluye la ampliación del Parc Natural de Llevant, en el que se debe decidir, entre otras muchas cosas, la práctica de la escalada en este parque natural–.
“Me parece bien que se marquen zonas donde hay nidificación y que estas estén protegidas. Los escaladores somos los primeros que queremos que la zona donde practicamos nuestro deporte esté protegida y bien cuidada. Nos preocupamos y cuando, vemos un nido, no nos metemos y ponemos un cartel y lo compartimos en los grupos de WhastApp”, señala.
Sin embargo, señala que “se respiraba en el aire la sensación de que la regulación por nidificación no era por esa nidificación, sino para proteger los intereses de los propietarios privados”. También pide vigilar que las aves no se electrocuten con el cableado y que no se ahoguen en los safareigs (lavaderos).
“En muchas ocasiones, el nido está en un punto en concreto. No tiene por qué afectar a todo el terreno, que justamente sí coincide con todo el terreno de propiedad privada”, añade este escalador mallorquín. Beltran apunta que la Conselleria no ejerce un control sobre a quién da o no la autorización, sino que “se la da a todo el mundo”, por lo que “no tiene mucho sentido” que te pidan la autorización. “Podría ser un pirómano y la tendría en dos minutos”, añade.
“El Gobierno habla mucho de desestacionalizar el turismo y el deporte de montaña podría ser una alternativa, pero es importante recalcar que no es la mejor opción trasladar la masificación de las playas a la Serra. Pude haber un boom de gente de todo el mundo que venga a practicar escalada. Nos quieren vender de desestacionalización como algo positivo para minimizar los efectos del turismo masivo, pero deben ir con cuidado a ver cómo lo hacen para que la masificación que está en las playas no acabe en la montaña”, concluye.
Marina Sancho hace escalada desde hace 18 años. Empezó a visitar habitualmente la Serra de Tramuntana a partir de 2017. Está a favor de la nueva normativa del Govern porque se pasa de la “prohibición” a la “regulación”: “La comunidad escaladora tiene que entender que toda actividad tiene un impacto. Debe haber un equilibrio entre disfrutar la naturaleza y la protección del territorio”.
“En los últimos 10 años ha habido un boom de la escalada, comenzando por los rocódromos, que se han multiplicado como setas, y pasando ahora a la naturaleza. No podemos morir de éxito”, comenta Sancho, quien añade que la Serra “es de todos” y que “tenemos que poner nuestro granito de arena, por ejemplo, no masificando las carreteras o respetando a las aves protegidas”.
En los últimos 10 años ha habido un boom de la escalada, comenzando por los rocódromos, que se han multiplicado como setas, y pasando ahora a la naturaleza. No podemos morir de éxito
Esta escaladora afirma también que Mallorca “es un paraíso para la escalada” y que se puede practicar este deporte “durante todo el año por las distancias y por el tiempo”. “Los escaladores tendríamos que estar más concienciados y, si vemos un nido, poner un cartel de 'no escalar'. No es un pájaro más o menos, es una especie protegida”, añade.
En la búsqueda de un equilibrio
Llorenç Mas afirma que el Govern “intenta buscar un equilibro”. “La presión humana en los espacios naturales es elevada”, reconoce el director general Espacios Naturales y Biodiversidad, quien apunta a que “hay un alto cumplimiento de la normativa”. Respecto a las autorizaciones, sostiene que antes era muy difícil obtener el permiso –había que registrar la petición en papel y podía tardar meses– y que por ello con el nuevo sistema telemático –que permite hacer la gestión en pocos minutos– han pasado de 300 a casi 1.300 autorizaciones.
Las asociaciones ecologistas también piden una regulación de este deporte que respete el ecosistema de la Serra. “La escalada es una actividad que puede generar un impacto relevante por afectar a especies amenazadas y sensibles a las molestias humanas”, comenta Toni Munyoz, de la entidad ecologista GOB Mallorca. “No debemos poner en duda que exista un respeto generalizado de las personas que practican este deporte por el paraje natural de la Serra”, añade, “aunque puede haber de todo”.
“El hecho de estar en contacto con la naturaleza es como mínimo un indicador de una cierta consideración y seguro que entre los practicantes hay personas que lo hacen con la máxima responsabilidad y respeto por el entorno. El conflicto puede venir cuando el practicante considera que su impacto, si existe, es mínimo. Y quizás sea así, pero la situación empeorará sin duda si multiplicamos este impacto mínimo por X veces”, añade.
Muñoz explica que la escalada fuera del período de reproducción puede condicionar el establecimiento de especies para nidificar: “Las especies rupícolas no son ajenas a lo que pasa en los peñones fuera de la época de reproducción y, en función de lo que pase, pueden decir ocuparlos o no”. Las especies que pueden verse amenazadas por la práctica de la escalada son las rupícolas, especialmente las águilas calzadaâs, las águilas perdiceras, el halcón, el buitre leonado y el vencejo real.