La desesperada lucha de Helga, de 81 años, por dar un hogar a 300 animales callejeros

Si buscamos en Internet “a cuántas personas conocemos a lo largo de nuestra vida”, el buscador contesta que a unas cinco mil. Precisamente esa cifra, incluso más elevada, es el número de animales que ha albergado la Fundación Arca de Noé, en Andratx (Mallorca), durante las más de tres décadas que lleva en funcionamiento. De hecho, su fundadora y presidenta, Helga Knies, lucha desde finales de los años 80 para dar una vida mejor a los perros y gatos sin familia de toda la isla. Aunque el final de este emblemático refugio está al caer.

Helga Knies es alemana, pero conoce perfectamente la situación de los animales callejeros en Mallorca. De hecho, explica que entre 1989 y 1990, cuando llegó, ya le llamó la atención la alta cifra de sacrificios en Son Reus, una popular perrera en Palma, y en las municipales en general. Por eso, antes de crear Arca de Noé, preocupada por la difícil situación de los perros y gatos que vivían en la calle, primero ayudó en la Protectora de Animales y Plantas de Palma. Después decidió crear su propia Fundación, la tercera en Mallorca con este objetivo.

Sin embargo, todos estos años de faena y dedicación podrían acabar paralelamente con el 2023. La alma mater de este refugio ya tiene 81 años y explica que hay dos motivos de peso por los que ha anunciado esta drástica decisión a través de las redes sociales: en primer lugar, la falta de relevo generacional a la hora de encargarse de la Fundación; y, por otra parte, la gran cantidad de animales que habitan en el lugar, ya que es muy costoso pagar toda la alimentación, servicios veterinarios o medicamentos que necesitan.

Casi 300 perros y gatos sin hogar

Aunque después de la difusión en los medios de comunicación Knies expresa que mucha gente se ha interesado por la adopción de animales de su refugio, actualmente, unos 250 gatos y unos 30 perros siguen sin hogar. La fundadora tiene clara su prioridad: encontrar adoptantes para todos los refugiados. Pero si eso no sucede, explica que ya está trabajando en un plan B: “Me gustaría cambiar el refugio para que fuese un albergue destinado a animales sin futuro, es decir, los que no tengan la suerte de pasar a una familia”. Porque los objetivos, desde el primer día, han sido los mismos: ayudar a sacar perros y gatos de Son Reus para que encuentren una familia, y también hacer campañas de castración a los gatos callejeros.

La creadora de la Fundación comenta que la situación entre los perros y los gatos es muy diferente. De ahí la diferencia en las cifras de adopción (30 perros vs 250 gatos). Por una parte, en el refugio solo acogen, generalmente, a perros a partir de los siete años porque ya están castrados. Knies admite que esto supone un riesgo porque mucha gente pregunta por cachorros y lo que se encuentran son perros adultos, con algunos problemas de salud, lo que conlleva más gasto económico. Aún así, son más adoptados que los pequeños felinos. “Hay demasiados gatos en la isla”, reconoce la mujer. De ahí, según explica, la importancia de las campañas de castración. Además, explica que cuando posibles familias van a la Fundación Arca de Noé y comprueban los excelentes cuidados que reciben, en este caso, los gatos, ya no ven necesaria la adopción. 

Unos inicios modestos

Para entender el valor de este refugio en peligro de extinción hay que volver a los inicios que, como la mayoría, fueron modestos: una casita pequeña a las afueras de Andratx albergó los primeros animales que Knies acogió. “Cuando era joven y el volumen de animales no era tan elevado, si me llamaban, por ejemplo, de Can Picafort para recoger un perrito, iba hasta allí y lo llevaba al refugio. Hemos albergado animales de toda la isla”, explica entre risas, porque con el paso de los años, la situación ha cambiado mucho.

Además, toda esta infraestructura no sería posible sin la colaboración de los socios. La fundadora relata que las ayudas económicas para mantener Arca de Noé provienen de ellos mismos. De hecho, no tienen ninguna relación, ni institucional ni económica, con el Ayuntamiento ni con ninguna otra entidad del municipio. Antes de poder crear, a nivel burocrático, lo que hoy en día es la Fundación Arca de Noé, y aunque la sede siempre se ha ubicado en Mallorca, Helga Knies primero montó Tierhilfe Mallorca e.V., en Alemania. Por lo tanto, los socios son de esa nacionalidad y algunos animales también viajan para vivir con familias del país germánico.

Todo funciona a base de donaciones. Arca de Noé no tiene ninguna relación, ni institucional ni económica, con el Ayuntamiento de Andratx ni con ninguna otra entidad del municipio

Si este centro es valorado es, precisamente, por actuar como refugio y no como perrera. Aún así, la vida para ellos no es igual si son adoptados: “El día a día de los animales aquí me parece triste, como en cada refugio”, opina la regenta. Además, los horarios son diferentes para gatos y perros. Los primeros están acompañados desde las 7.00h hasta las 13.30h, cuando los voluntarios limpian, les ponen comida y se aseguran que se encuentran bien de salud. El resto del día “están solitos”, comenta Knies. Y con los perros, los responsables limpian desde las 7.00h hasta las 10.30h y luego los llevan a la clínica veterinaria. Por la tarde vuelven a tener visita sobre las 16.00h, cuando salen a pasear y jugar, según sus necesidades. 

El día a día de los animales aquí me parece triste, como en cada refugio

La historia de Fito

Entre la rutina de los animales están las visitas periódicas a la clínica veterinaria de la doctora Koopmans, también ubicada en el Puerto de Andratx. De hecho, según Antònia Mas, adoptante del perro Fito, este les fue entregado castrado, vacunado, con una analítica completa certificando el buen estado de salud, con el chip y con el pasaporte, una especie de cartilla veterinaria con información del animal.

Fito es un perro mestizo de casi cuatro años. Antònia Mas y su familia, en Campos (Mallorca), habían convivido durante once años con una perrita que falleció las Navidades pasadas. Pero Facebook hizo su magia y puso el refugio de Knies en el camino de Mas, que en una de muchas fotos de animales reparó en las “grandes orejas y ojitos de pánico” de Fito, comenta. Así que decidió acercarse a Andratx y conocerlo.

Knies explica que solo dan en adopción a las familias que reúnen una serie de condiciones: ver fotos de la casa para asegurarse de que el perro no estará atado en una finca, un catálogo de preguntas, comprobar que el animal no estará más de seis horas solo, entre otras.

Mas lo confirma con su experiencia. Relata que el primer paso, después de un contacto inicial con el refugio y con su propietaria, fueron unas cuantas visitas para conocer a Fito. “Los primeros días no nos hizo caso porque estaba asustadísimo. Le llevamos golosinas y no las quiso. Además, cuando salimos a pasear por la zona, no lo podíamos tocar, nos enseñaba los dientes. Se notaba que antes de llegar al refugio había sido muy maltratado y que, seguramente, le pegaban con asiduidad”, relata la de Campos. 

Antònia Mas siguió en contacto constante con una de las voluntarias del refugio, Juana, quien la iba actualizando de cómo estaba Fito y de los tratamientos y vacunas que le ponía la veterinaria. Después de que la adoptante enviara las fotos de la casa y Knies pudiera comprobar que el adoptado estaría en buenas manos, la fundadora de Arca de Noé les dio el visto bueno y el perro se mudó a Campos. “Los dos primeros días no quiso comer, pero con el paso del tiempo se ha acostumbrado a nosotros y ahora es un perro muy feliz”, reconoce Mas.

En estos meses, Fito ha aumentado de peso, duerme en un cuco al lado de la cama de sus adoptantes, tiene espacio para correr y jugar y sale tres veces cada día por un camino a las afueras del pueblo. Esa es ahora su vida, que ha ido mejorando exponencialmente desde que llegó a la Fundación Arca de Noé y que culmina con la adopción de la familia de Antònia Mas. 

Porque ellos cambiaron la vida de Fito, pero Fito también transformó la suya. Por ello, y ante el inminente cierre del refugio, Antònia Mas opina que Knies hace una labor “muy necesaria” con este lugar: “Nosotros tuvimos la oportunidad de verlo por dentro y los perros y gatos tienen sofás, camas individuales, mantitas, están muy limpios y bien alimentados. Muchos de ellos, desgraciadamente, tienen un pasado de maltrato o abandono y en el refugio Arca de Noé encuentran un espacio de protección”.

Vimos el refugio por dentro y los perros y gatos tienen sofás, camas individuales, mantitas, están muy limpios y bien alimentados. Muchos de ellos tienen un pasado de maltrato o abandono y con Helga Knies encuentran un espacio de protección

Más de mil perros y gatos han pasado por el cobijo de Arca de Noé. Uno de ellos es Rayo, un pastor alemán de once años que fue adoptado por Stacey van Tichelt. Su experiencia y proceso de adopción es muy parecido al de Mas con Fito: también conoció el refugio a través de las redes sociales y tuvo que presentar fotografías y evidencias que convencieran a Knies de que Rayo viviría en unas óptimas condiciones. “Primero, tuve al perro conmigo durante una semana de prueba y, cuando le envié actualizaciones a la propietaria del refugio y certificó que todo estaba en orden, ya firmamos los pasos definitivos de la adopción”, explica van Tichelt.

Al igual que Fito, Rayo también tenía un pasado que su nueva familia intuye que no fue muy amigable. “Estaba muy deprimido y frustrado cuando lo visité”, admite la adoptante. Además, ella conoce realmente los cuidados que debía darle: “Es un perro de trabajo, con todas las necesidades que eso conlleva. Tiene el impulso de amar y proteger al ser humano, de caminar activamente y requiere mucha estimulación cerebral”.

A día de hoy, adoptante y adoptado se hacen felices mutuamente, porque van Tichelt dice estar contenta de que ahora tenga mucho espacio y pueda caminar libremente en su nueva casa. Y Rayo demuestra que le encantan los paseos y se lleva muy bien con los otros perros que también habitan su hogar. De hecho, la mujer está tan satisfecha con esta experiencia y con la rapidez de la adopción que ahora se plantea adoptar el perro con el que Rayo convivió durante años en su estancia en la Fundación Arca de Noé. 

Cuando preguntamos a van Tichelt por las instalaciones y labor del refugio, afirma que esta última es inigualable y que regentar y cuidar un sitio de esta envergadura requiere “mucho trabajo y dedicación”. Aunque, por lo que respecta a las instalaciones, ella opina que están más preparadas para los gatos que para los perros: “El lugar donde duermen son cubículos un tanto pequeños y el jardín para correr no es muy amplio. Aún así, los cuidados y alimentación están garantizados”.

Y añade: “La configuración que tienen es perfecta para los gatos. Además, hay muchos en Mallorca y el problema con estos animales es grave en la isla. Su trabajo con los felinos es muy bueno y mucha gente no quiere o tiene tan buenas condiciones para ellos como los que han conseguido en el refugio”. Van Tichelt también reafirma que el trato y los voluntarios son “excepcionales” y anima a la gente a acercarse a la fundación, conocerla y a adoptar animales, porque argumenta que ninguno merece quedarse en la calle cuando el refugio cierre.

Helga también merece descansar

Si hay un denominador común en esta historia es que Helga Knies y todo el equipo de voluntarios que forman la Fundación Arca de Noé han hecho, y siguen haciendo, una labor muy importante y notoria para mejorar la vida de los perros y gatos sin familia de Mallorca. Lo llevan a cabo ofreciéndoles unas condiciones dignas en su refugio y, luego, en todos los casos en los que es posible, eligiéndoles una buena familia de adopción que garantice sus cuidados. Y, obviamente, en la otra parte de la balanza, también son imprescindibles estos adoptantes, que son conscientes de la mala vida que han pasado los animales antes de llegar al refugio, y que cogen el testigo de Knies para ofrecerles un día a día feliz. 

Pero según avanza el ciclo de la vida, y después de muchos años de trabajo y dedicación, Knies también merece su ansiado descanso. Aunque después de conocer su testimonio y comprobar su gran amor por estos animales, se puede intuir que su retirada no será cien por cien feliz y tranquila si todos sus habitantes de cuatro patas son reubicados con buenas familias de acogida. Es por esto que ella sigue luchando para dar a conocer su historia y la del refugio para que nuevos adoptantes se puedan interesar. Ahora que se acerca la Navidad y la época de la magia, Knies espera que el final de su gran proyecto sea el mejor posible, porque consiga dar en adopción a todos los animales que alberga, o porque se haga factible el relevo generacional.