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Las diosas griegas: un paradigma de poder, sabiduría e independencia

‘El nacimiento de Venus' (1486), la obra maestra renacentista de Sandro Botticelli. El equivalente griego de Venus fue Afrodita, diosa del amor y la belleza.

Esther Ballesteros

Mallorca —
10 de marzo de 2023 22:42 h

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Encarnaron valores como la inteligencia, el poder y la independencia y se les rindió culto en medio de una sociedad en la que los roles de género, como en otras numerosas culturas, estaban estrictamente marcados. La mitología griega, abundante en significados y elementos simbólicos de la existencia humana en todas sus dimensiones, reservó un importante espacio a las figuras femeninas, que reflejan la realidad que rodeaba a los antiguos griegos y permiten en la actualidad interpretar cómo pensaban y sentían gracias a su pervivencia “en múltiples y variados brillos y reflejos en el imaginario de nuestra tradición humanista occidental”, como subraya el escritor y filólogo Carlos García Gual.

“Mientras en la realidad histórica de la Grecia clásica las mujeres están condenadas a la sumisión, a la reclusión doméstica y al silencio (es decir, no intervienen en política ni van a la guerra, no tienen voz en la asamblea ni gloria pública), en la familia divina actúan una notable serie de diosas con personalidad y poder muy notable”, señala García Gual en uno de sus numerosos trabajos sobre la antigüedad clásica.

Algunas de estas diosas se están dando cita estos meses en la Fundación March de Palma. Son Perséfone, Atenea, Afrodita y Ártemis. Las conferencias abordan el papel que ejerció cada una de estas divinidades y, sobre todo, inciden en los atributos que los griegos les dieron más allá del ínfimo plano al que relegaron los antiguos griegos a la mujer.

Mientras en la realidad histórica de la Grecia clásica las mujeres están condenadas a la sumisión, a la reclusión doméstica y al silencio, en la familia divina actúan una notable serie de diosas con personalidad y poder muy notable

Carlos García Gual Escritor, filólogo y crítico

Atenea, diosa de la inteligencia y el poder

En este contexto, Atenea ocupa un lugar fundamental en el panteón olímpico y resulta crucial para comprender la imagen que los griegos tenían de sus dioses y de su propia cultura. “Es una cosa curiosa, porque con la fama que tienen los griegos antiguos de machistas, Atenea es una diosa femenina extremadamente importante, patrona de Atenas, representada por el principal templo de Atenas, en lo alto de la Acrópolis: el Partenón está dedicado a ella y es una diosa que preside actividades que podríamos denominar inteligentes, es decir, es la diosa de la artesanía, del trabajo manual”, explica, en declaraciones a elDiario.es, Alberto Bernabé, catedrático y profesor emérito de Filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

El docente, que pronunciará el próximo 12 de abril la conferencia 'Atenea: diosa de la inteligencia y del poder', señala que también lo fue de la guerra, “pero de una manera especial, porque de la guerra lo es también el dios Ares en un sentido salvaje, violento y sanguinario, mientras que Atenea se concibe siempre como una especie de prolongación de la política, desde una óptica, naturalmente, de una comunidad antigua”. “Es decir, la política comportaba en ocasiones tener que tener que entrar en guerra para solucionar un determinado tipo de problemas que no se podían solucionar de otro modo”, añade.

“De manera que Atenea es esa diosa de que tiene que ver con el poder, con la política, con la organización social y, desde luego, con la inteligencia, algo muy curioso porque además es una diosa virgen: no está emparejada con ningún dios masculino y, por lo tanto, tiene una autonomía mucho mayor que el resto de diosas”, comenta Bernabé. “Atenea nace directamente de la cabeza de Zeus, es decir, es una diosa que es hija directa, por así decirlo, de la divinidad suprema. La cabeza es la parte más importante de la estructura de la persona y tiene que ver con lo más alto, con el poder y con la coronación”, relata.

Protectora de los héroes inteligentes

Bernabé -quien en su conferencia aproximará al público el culto a Atenea, su representación en el arte griego y episodios como su participación en el juicio de Paris, su enfrentamiento con Poseidón por el dominio del Ática o su protección constante de héroes como Aquiles u Odiseo- incide en que la historia mítica de esta diosa es “sumamente interesante” porque “es racional, es una divinidad, es la protectora de los héroes inteligentes, de Odiseo, de Teseo, que son los héroes de Heracles y los héroes de la cultura”.

Atenea es racional, es una divinidad, es la protectora de los héroes inteligentes, de Odiseo, de Teseo, que son los héroes de Heracles y los héroes de la cultura

Alberto Bernabé Catedrático de filología griega y profesor emérito de la UCM

Sobre el aprendizaje que podría extraerse de este mito en la actualidad, Bernabé reconoce que de una manera directa no, porque el mundo griego “es un mundo muy diferente al nuestro”, aunque “se pueden extrapolar algunos aspectos”. “Es un mundo que, para empezar, es politeísta, un mundo en el que hay diversos dioses. Hay dioses con figura humana, que tienen bastante mal humor, que se pelean, que se vengan de los seres humanos. Son un tipo de relaciones muy diferentes a las que podrían darse en una religión o una filosofía moderna”, afirma.

Con todo, destaca que la sociedad griega, en la que había una “distribución clarísima” del papel de cada sexo, ensalzará el papel de Atenea. “Los hombres intervienen en política, las mujeres, no. La mujer controla la casa, pero no va al servicio militar. En realidad es una organización que durante muchos siglos se ha producido en la mayoría de las culturas. Y, sin embargo, en esa cultura tan profundamente masculina y patriarcal había divinidades como Atenea, que gozaba de una enorme importancia y se le consideraba de un valor extraordinario. Es algo digno de mencionar, como también ocurría con Perséfone”, sentencia.

El mundo griego antiguo es politeísta. Hay dioses con figura humana, que tienen bastante mal humor, que se pelean, que se vengan de los seres humanos. Son un tipo de relaciones muy diferentes a las que podrían darse en una religión o una filosofía moderna

Alberto Bernabé Catedrático de filología griega y profesor emérito de la UCM

Perséfone, reina del mundo de las sombras

Precisamente, la profesora en el departamento de Filogía Clásica de la UCM y miembro del Instituto Universitario de Ciencias de las Religiones de la misma universidad, Raquel Martín Hernández, impartirá el próximo 15 de marzo la conferencia 'Perséfone, reina del mundo de las sombras', en la que realizará una aproximación a una diosa considerada en ocasiones como una divinidad menor asociada a Deméter, de quien es hija única. La docente explicará cómo, sin embargo, su personalidad mítica y sus ámbitos de actuación evolucionaron a lo largo de la Antigüedad, convirtiéndola en una divinidad potente, regente del mundo de los muertos junto a su marido, y responsable de garantizar un más allá privilegiado a los iniciados en sus misterios.

La personalidad mítica y los ámbitos de actuación de Perséfone evolucionaron a lo largo de la Antigüedad, convirtiéndola en una divinidad potente y responsable de garantizar un más allá privilegiado a los iniciados en sus misterios

En uno de sus numerosos trabajos, La muerte como experiencia mistérica: estudio sobre la posibilidad de una experiencia de muerte ficticia en las iniciaciones griegas, Martín habla sobre las promesas de bienaventuranza para quienes participaban de acciones rituales como las iniciaciones mistéricas. “Las iniciaciones mistéricas ofrecieron a los hombres de la Antigüedad una esperanza de salvación, la ilusión de que tras lo inevitable se podía gozar de una vida dichosa en compañía de los dioses o de un estado privilegiado por el simple hecho de haber sido partícipes de una serie de rituales y de la observancia de diversos tabúes en vida”, explica. En este sentido alude a los ritos de iniciación al culto de Deméter y Perséfone -diosa autónoma, potente y poseedora de cierto lado oscuro- que se celebraban anualmente en Eleusis, a las afueras de Atenas.

“La promesa expresa de bienaventuranza para los iniciados y la advertencia sobre su destino a quienes no participen de la teleté nos informan sobre la cuestión principal de estos misterios: la consecución de un feliz destino en el Más Allá, junto a Perséfone, para aquellos que participen en sus ritos. Vemos, pues, que Eleusis se caracteriza, como la gran mayoría de los rituales mistéricos, por ofrecer a sus acólitos la esperanza de una vida ultraterrena mejor”, relata la profesora. Esta subraya que la iniciación y su modo de vida en la tierra facultaba a los hombres para obtener el perdón de Perséfone “por la antigua falta y vivir junto a ella y los demás mistas en sus sagradas praderas”. Un mundo, el del Más Allá, que ilustran las conocidas como laminillas órficas y que, abunda Martín, con toda seguridad era enseñado por los sacerdotes a los mistas en el contexto de la iniciación.  

Ártemis, diosa de la frontera en un mundo agreste

Otra de las diosas que ha cobrado protagonismo en la Fundación March fue Ártemis, diosa de la caza, del mundo salvaje y de la virginidad, la iniciación femenina y el parto, a cargo del catedrático de Filología Griega en la UCM Miguel Herrero de Jáuregui, quien puso de manifiesto cómo el estudio de esta divinidad permite no solo apreciar una serie de textos e imágenes “de gran belleza, como ocurre con tantos dioses de la antigüedad, sino también plantearse algunas cuestiones de la Antigua Grecia y sobre el sentido de los mitos”. Equivalente griega de la diosa latina Diana, la iconografía la representa con arcos y flechas, rodeada de animales salvajes y acompañada en numerosas ocasiones por perros de caza y por su hermano Apolo.

El catedrático destacó la virginidad como otro de los atributos de Ártemis, “pero de un modo diferente, porque en el umbral de la madurez todavía no se ha casado”. Protectora de las transiciones, se la considera diosa de la frontera, “de los espacios que están un poco más allá: el campo más allá de la ciudad, el parto más allá del embarazo, casarse y tener hijos más allá de la juventud núbil”, explica Herrero. “En un mundo agreste, es una diosa que representa la civilización que viene del Olimpo”, explica.

Afrodita y el culto al amor

Por su parte, Afrodita, asociada con el amor y la belleza, es una diosa especial dentro del panteón griego por su genealogía, las circunstancias de su nacimiento, su esfera de acción y sus características físicas. Fátima Díez Platas, doctora en Filología Clásica por la UCM, habló de ella en la conferencia 'Afrodita, una olímpica fuera de la familia'. “Al hablar de Afrodita, todo el mundo piensa en el amor, la belleza y, con mucha frecuencia, en la desnudez y en la explotación de su feminidad una de sus características especiales. El propio arte griego es hasta cierto punto estereotipado, es una especie de lugar común”, puso de manifiesto en su conferencia la también historiadora del arte.

“Todo el mundo ve a la Venus de Milo, una especie de icono, y yo lo que quiero es llevarles al mundo griego antiguo, más arcaico, y hacer un juego entre textos e imágenes, mostrar la imagen que construyeron para Afrodita”, subraya Díez Platas, quien hace hincapié en las conexiones del Panteón griego con el mundo previo de Mesopotamia, Egipto y otras civilizaciones orientales, que presta algunas conceptos e ideas religiosas. “En ese mundo oriental representan la belleza, pero también la fertilidad. Esas diosas mesopotámicas suponen los antecedentes de Afrodita”, explica.

“Es una mujer bella, de deseable rostro, en el que transmite su lozanía”, añade la investigadora, quien alude, además, a la Afrodita vestida, “una forma de actualizarla y acercarla a la realidad”. “El que sea una diosa tan adornada habla del lujo oriental que se instala con Afrodita y permeará en el mundo romano. Esta diosa emana belleza, pero también se realza especialmente con la luz del oro, que además es inalterable y no se degrada, como la belleza de Afrodita”, comenta.

En uno de sus trabajos, Las ninfas en la literatura y en el arte de la Grecia Arcaica, la docente pone en relación a aquéllas con algunas de las diosas griegas, como Afrodita: “Las Ninfas son, en cierto modo, una cuestión un tanto descuidada dentro de la investigación del mundo griego y romano en distintos campos, el mitológico, el filológico y el iconográfico”, señala Díez, quien en este sentido hace una excepción con la esfera del culto.

La investigadora precisa que la relación de las Ninfas con la diosa del amor “es más compleja de lo que a primera vista pudiera parecer, ya que relacionan con ella evidentemente en el plano que la diosa mejor conoce: el de la seducción”. Una de las menciones en las que aparecen juntas se produce cuando aquéllas acompañan a Afrodita junto a la Gracias en uno de los pasajes conservados de las Cipria, que “narra el momento en el que la diosa termina de acicalarse para disponerse a acudir al juicio de Paris, en que resultará vencedora”. “Los dos grupos de diosas menores la asisten en su preparación y es muy importante que sean éstas, y no otras, las diosas menores que la ayuden”, explica.

Aproximación feminista a los mitos griegos

Las diosas griegas son, en definitiva, “una fuente de significado inagotable”, como considera Olaya Fernández Guerrero, doctora en Filosofía por la Universidad de Salamanca. En su estudio El hilo de la vida. Diosas tejedoras en la mitología griega, la investigadora va, incluso, más allá al realizar una interpretación de estos personajes femeninos en términos de empoderamiento, dado que, precisa, la relectura de estas figuras “permite dialogar con la tradición para hallar en ella nuevos elementos que pueden contribuir al avance del feminismo”. Ensalza, entre otros, el papel de Atenea, quien “simboliza la sabiduría teórica y práctica e inspira además la reivindicación del reconocimiento del valor femenino”. 

La aproximación feminista busca en los relatos míticos un impulso creador de nuevos sentidos, una posibilidad de pensar y decir otros mundos diferentes y divergentes

Olaya Fernández Guerrero Doctora en Filosofía por la Universidad de Salamanca

Al respecto, Fernández recalca que, puesto que las narraciones “deben excitar la capacidad soñadora del alma humana” -parafraseando al filósofo Hans-Georg Gadamer-, la aproximación feminista busca en los relatos míticos “un impulso creador de nuevos sentidos, una posibilidad de pensar y decir otros mundos diferentes y divergentes”. “No se trata [...] de romper con la tradición cultural de la que provenimos −algo que, por otro lado, resultaría muy difícil de poner en práctica–, sino de dialogar con ella, de buscar sus referentes básicos y releerlos desde los puntos de vista de las mujeres, en un intento de satisfacer nuestra necesidad de hallar respuestas y de encontrar nuevas coordenadas desde las que cartografiar lo femenino y lo masculino y trazar mapas alternativos de las relaciones de género. Con certeza, reflexiones simbólicas como las que aquí se proponen permitirán avanzar al feminismo tanto en un nivel ideológico como en sentido práctico”, apostilla.

La también responsable del grupo Igualdad y género de la Universidad de La Rioja incide en que la amplia presencia de estas divinidades en la cultura “supone una invitación constante a situarnos en otros ángulos desde los que reinterpretar críticamente la tradición, reivindicarla y reapropiarnos de ella y, en definitiva, intentar entender y descifrar lo aún no dicho sobre estas divinidades cargadas de simbolismo”. 

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