La doctora negacionista que da fármacos contra la sarna para tratar la COVID-19 vuelve a recetar en la sanidad pública

Santiago Torrado

Menorca —
5 de octubre de 2022 22:52 h

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En la última semana de septiembre, el juzgado contencioso–administrativo número 3 de Palma ordenó al Consell Insular de Menorca la reincorporación de la doctora Nadiya Popel Vyrstuk a la plantilla del Hospital Mateu Orfila. Esta médica ucraniano–española había sido suspendida en 2021 por el Govern balear por pronunciarse públicamente en contra de la vacunación contra la COVID–19 y por rechazar el uso de mascarillas.

En pleno auge de contagios en la isla, Popel colgó carteles contra la vacuna de AstraZeneca en los paneles informativos del hospital y comenzó a difundir información falsa a través de Telegram, lo que le valió una suspensión por parte de la Conselleria de Salut del Govern. Tras un año de litigio judicial encabezado por el abogado Luis Miguel Ortega, Popel fue readmitida en el sistema de salud, a pesar de que el Colegio de Médicos de Balears interpuso un recurso –que fue rechazado– para intentar evitar que regresara al hospital.

Aunque reincorporada nuevamente al servicio de salud público de Balears por orden judicial, Popel se mantiene teletrabajando temporalmente en el área de Calidad del hospital, ya que se niega a usar mascarilla, tal y como impone la normativa sanitaria a los facultativos.

Tras haber sido readmitida, le fue restituida su capacidad de prescribir medicamentos, a pesar de que el pasado 20 de septiembre la dirección de Salud de Menorca alertó a las farmacias de la isla que no aceptaran recetas firmadas por Nadiya Popel, al detectarse que ofrecía –a través de sus redes sociales– recetas de Ivermectina como tratamiento contra el coronavirus. La Ivermectina es un antiparasitario utilizado para tratar la sarna que no tiene ningún aval científico contra la COVID –ni la Organización Mundial de la Salud ni la Organización Panamericana de la Salud lo han avalado– y que se ha hecho popular en países como Argentina.

Nadie quiere hablar de ella

En los pasillos del Mateu Orfila nadie quiere hablar de Popel. Preguntar por la médica mediática genera incomodidades en todo el personal de salud. La responsable de prensa del hospital público afirma a elDiario.es que “el auto que estima las medidas cautelares solicitadas por la Dra. Popel habilita su reincorporación, pero es importante tener en cuenta que no entra a valorar el fondo del proceso judicial, que sigue abierto”.

elDiario.es ha intentado obtener la versión de la Conselleria de Salud del Govern balear, que remite a su vez al hospital público Mateu Orfila, que no ha hecho más declaraciones que las anteriormente citadas. ElDiario.es ha intentado también sin éxito ponerse en contacto con el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. El Colegio de Médicos de Balears rechaza hacer cualquier tipo de comentario público.

“Hay muchos médicos que piensan como yo”

A propósito de su reciente reincorporación, Popel plantea a este periódico que “hay muchos médicos” que piensan como ella, pero que “no lo dicen por miedo a ser sancionados”. “Muchos me respaldan en secreto, otros no me hablan ni saludan”, afirma. Una persona que trabaja en el área de radiología del Hospital Mateu Orfila y que prefiere no dar su nombre respalda esta presunción. “Muchos médicos piensan como ella, pero son más discretos, y se curan en salud, nunca mejor dicho”, afirma esta persona a elDiario.es.

A pesar de la incontestable eficacia de la vacunación contra el Sars Cov–2 a escala global y del descenso abrupto de contagios y muertes por esta enfermedad, asociados directamente a la inoculación masiva, la doctora Popel afirma a elDiario.es que “la vacuna es un arma para matar”. La contundencia de su declaración no retrocede ante la evidencia desbordante, que dice que la pandemia se va terminando. “Una cosa es la baja de contagios, pero hay cada vez más gente que muere aún estando vacunada”, afirma sin pruebas Popel, obviando que la vacuna salva vidas al evitar casos graves y previene saturaciones en cuidados intensivos.

Popel, nacida en 1979 en la República Ucraniana Soviética, empezó a estudiar Medicina con 17 años en la Universidad de Lviv (Ucrania) y con 22 años emigró a España, donde acabó sus estudios en la Universidad Alcalá de Henares. Después, aprobó su plaza en Menorca e hizo la especialidad en Medicina de Familia desde 2004 hasta el 2007. Desde entonces, trabaja en el Hospital Mateu Orfila, de Menorca. En 2020 aprobó la oposición y le fue asignada esta plaza, como explica ella misma en su perfil de autor de Diario 16.

Fitoterapia, reiki, medicina holística, ozonoterapia...

Tras regresar a su puesto de trabajo en el Área de Calidad del Hospital Mateu Orfila, Popel exigió públicamente no usar mascarilla y redobló su apuesta negacionista creando el Movimiento de Asistencia Integral (MAI). Según cuenta, se trata de “un movimiento social que agrupa terapeutas alternativos, médicos críticos, abogados y otros profesionales” que quieren “terminar con esta dictadura sanitaria que nos han impuesto”. “Hemos creado una serie de protocolos para quienes, por ejemplo, quieren acceder a determinados servicios de salud y son obligados a hacerse PCR”, afirma.

“También tenemos el Paquete Covid, un servicio de asesoramiento en salud para casos leves de COVID que curamos con vitaminas y ozonoterapia”, añade la controvertida doctora. El tratamiento con esta pseudoterapia –que no cuenta con aval científico– en la sanidad pública a pacientes de coronavirus ha generado polémica en otras comunidades autónomas. Uno de los casos más conocidos se dio en Huesca, donde un hombre con neumonía grave por COVID-19 recibió un tratamiento con ozono en la UCI del Hospital Universitario San Jorge y falleció a finales de 2021. Un juez de la capital oscense había autorizado la aplicación de este gas a petición de la familia y en contra del criterio médico del propio centro sanitario, por lo que un equipo médico externo se encargó de administrar el tratamiento.

La gama de “servicios” que ofrece el autodenominado Movimiento de Asistencia Integral es variada y polémica. Fitoterapia, reiki, medicina holística, ozonoterapia –que consiste en saturar de oxígeno y ozono el organismo mediante inyecciones y cuya eficacia médica es más que dudosa–, entre otras “disciplinas” sin ningún aval científico. A propósito de esta oferta, Popel destaca que se trata de “una mirada alternativa sobre la medicina”. “Se acerca mucha gente a nosotros que ha sido seriamente afectada en su salud por la vacunación”, aunque no aclara qué costo –además del de la salud– tienen estos servicios.

Negacionismo a través de Telegram

A través de la página web de su movimiento, Popel ofrece un canal de Telegram donde se difunde todo tipo de desinformación. Como referentes en el campo de la Salud cita a “Médicos x la Verdad”, una conocida red de supuestos epidemiólogos y médicos que, a raíz de la pandemia de COVID-19, se dedicaron a difundir bulos por Internet contra la vacunación, retomando para ello el discurso del médico inglés Andrew Wakenfield, que en los años 90 vinculó las vacunas con el autismo, o planteando que en la composición de la vacuna hay grafeno, aseveración repetida hasta la saciedad por otros círculos conspiranoicos como los terraplanistas o los “cazadores” de OVNIS.

Nadiya tiene la voz tranquila y suave. A pesar de ser doctora en medicina, no se altera al negar rotundamente la autoridad de la Organización Mundial de la Salud en esa materia. “Es una agencia privada que responde a intereses privados”, dice a elDiario.es. Sobre el presunto objetivo secreto, oculto detrás de la vacunación masiva, responde con la calma pastosa del ácido barbitúrico: “Bill Gates, que financia la OMS, ha dicho varias veces que su objetivo es reducir la población mundial”.