EEUU acusa a un británico residente en Mallorca de ayudar a un oligarca ruso a ocultar el yate Tango

El Departamento de Justicia estadounidense ha anunciado la imputación de un ciudadano británico residente en Mallorca, Richard Masters, y de otro de origen ruso, Vladislav Osipov, por supuestamente haber participado en un sistema de evasión de sanciones y lavado de dinero mediante la ocultación del yate Tango, valorado en 90 millones de dólares y perteneciente al oligarca ruso Viktor Vekselberg.

Masters ha sido, además, detenido por la Guardia Civil por orden de Estados Unidos con fines de extradición, mientras que está pendiente una orden similar contra Osipov, cuyo paradero no precisó el Departamento de Justicia.

Cabe recordar que la embarcación de lujo fue retenida temporalmente y registrada en Palma en abril del pasado año después de que el Juzgado de Instrucción número 2 de la capital balear recibiera una comisión rogatoria de Estados Unidos para ello. Agentes del FBI y del Homeland Security Investigations (HIS), en colaboración con el Instituto Armado, fueron los encargados de inspeccionar el yate.

Antes de ser inmovilizado, el Tango se encontraba en el punto de mira desde hacía varias semanas, cuando también se retuvo provisionalmente en Port Adriano el Lady Anastasia, segunda embarcación incautada en España una vez acordadas las sanciones a Rusia.

Cargos a los que se enfrentan

En concreto, Vladislav Osipov, con doble nacionalidad rusa y suiza, y Richard Masters, británico residente en Mallorca, se enfrentan a cargos por conspiración para defraudar a Estados Unidos, por la violación de la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional así como por blanqueo de capitales al seguir explotando económicamente el yate, tal como ha informado la cadena CNN.

“Los facilitadores de la evasión de sanciones permiten que los oligarcas que apoyan al régimen de Vladímir Putin se burlen de la ley estadounidense. Estados Unidos no permitirá que sus instituciones financieras sean manipuladas o defraudadas con el fin de beneficiar a quienes apoyan una guerra ilegal”, manifestó este viernes el fiscal federal para el Distrito de Columbia, Matthew Graves.

De acuerdo con la acusación, a pesar de las sanciones de EEUU emitidas contra Vekselberg en abril de 2018, Osipov y Masters facilitaron que el yate siguiera operando mediante el uso de empresas estadounidenses y el sistema financiero del país norteamericano, intentando ocultar que la embarcación era propiedad del oligarca ruso.

Masters dirigía una empresa de gestión de yates en Palma. Después de que Vekselberg fuera sancionado, la compañía de Masters se hizo cargo de la gestión del yate y conspiró con otros para evadir las multas de EEUU. Para ello, el británico utilizó presuntamente un nombre falso en Estados Unidos a fin de que pasara desapercibido para las instituciones del país, lo que permitió, según los fiscales, efectuar “cientos de miles de dólares en transacciones” para el yate que de otro modo no se habrían permitido. Por su parte, Osipov, un empleado de Vekselberg, diseñó una complicada estructura de propiedad de empresas ficticias para ocultar la propiedad de la embarcación.

El barco de lujo continuó operando tras su incautación

La actividad desplegada por ambos permitió que el barco siguiera operando como un yate de lujo con toda la gama de servicios y artículos disponibles, “respaldado por cientos de miles de dólares en servicios estadounidenses obtenidos ilegalmente y transacciones financieras estadounidenses, y todo para el beneficio de Vekselberg”, denuncia el Departamento de Justicia.

“Las empresas y los ejecutivos tienen una opción: pueden participar en el esfuerzo mundial para erradicar la corrupción, las violaciones de las sanciones y el blanqueo de dinero y disfrutar de los beneficios de una cooperación rápida y completa; o pueden, como supuestamente han hecho Osipov y Masters, intentar protegerse a sí mismos y a sus clientes tras un velo de fraude”, manifestó este viernes el director del grupo de trabajo, Andrew Adams.

En esta línea, señaló que “estos hombres tomaron sus decisiones y ahora se enfrentan a las consecuencias de un intento fallido de beneficiarse a través de una sofisticada empresa criminal transnacional, en lugar de enfrentarse a ella”.