El exconseller del PP acusado de amañar el concurso de un puerto a favor de un amigo: “Tenía amigos en todas las empresas”
“Tenía amigos en todas las empresas que se presentaron”. Así se ha defendido el exconseller balear de Turismo y exvicepresidente del PP balear Carlos Delgado, quien desde este lunes se sienta en el banquillo de los acusados a raíz del presunto amaño del concurso de privatización de un puerto deportivo de Mallorca del que resultó beneficiaria la empresa Port Olímpic Calanova, vinculada a Carlos Gelabert, socio y amigo personal del inculpado y quien también se encuentra encausado por estos hechos. La Fiscalía solicita para Delgado un año y nueve meses de prisión por presuntos delitos de prevaricación y tráfico de influencias, así como el pago de una multa de 1,1 millones de euros. La Abogacía de Balears eleva su petición a dos años de cárcel por los mismos ilícitos.
Delgado, quien a finales de 2013, en pleno mandato del popular José Ramón Bauzá como presidente del Govern, puso fin su carrera política tras haber estado en el punto de mira por sus polémicas actuaciones en materia turística y urbanística, además de por su firme oposición a la normalización de la lengua catalana y por haber posado en una fotografía con los testículos de un ciervo en la cabeza exhibido como trofeo de caza -episodio por el que rechazó dimitir-, ha negado haber cometido irregularidad alguna durante el proceso administrativo objeto de enjuiciamiento, que en su día llegó a definir día como “impecable”. En su declaración, Delgado ha asegurado que entonces tenía amigos “en todas las empresas náuticas” y que, a pesar de que sí tenían una relación profesional, Gelabert “no era nadie” para él: “Yo estaba en otro nivel”.
En concreto, la adjudicación tuvo lugar en septiembre de 2013, cuando Delgado era, además de conseller, presidente de Ports de les Illes Balears (Ports IB). Los hechos trascendieron después de que un empresario se querellase contra el exdirigente popular y otras empresas concursantes, como Alcudiamar o Curvas Sports, denunciasen irregularidades en el proceso, como el hecho de que la mesa había admitido un nuevo estudio de la ganadora cuando ya no era posible presentar más documentación. Asimismo, sostenían que la baja de precios realizada por Port Olímpic era “temeraria”, pero Ports IB rechazó estos recursos.
El Ministerio Público apunta a que Delgado adoptó decisiones y dictó resoluciones directamente encaminadas a favorecer la adjudicación del concurso a Port Olímpic Calanova, de la que administrador su amigo y posterior socio Gelabert. Como relata el fiscal, la adjudicación generó un desproporcionado beneficio económico -unos 700.000 euros- a los dos socios de la mercantil, quienes se enriquecieron gracias a la influencia de Delgado y la posterior venta de las acciones de la empresa. Asimismo, la Fiscalía acusa al exconseller de servirse tanto de su ascendencia jerárquica como de la relación y amistad con el entonces secretario general de la Conselleria y secretario del Consejo de Administración de Ports IB, Joaquín Legaza, para que la adjudicación resultara a favor de Port Olímpic.
Al inicio de la sesión de este lunes, las defensas han reclamado la libre absolución de todos sus patrocinados -además de Delgado, Gelabert y Legaza, Francisco López Hinojosa, propietario junto a Gelabert de la sociedad supuestamente favorecida, y otro empresario que participaba en ella, Felipe Elvira-, amparándose para ello en supuestas irregularidades durante el trámite de instrucción. En concreto, han alegado que las declaraciones de los procesados fueron acordadas, a su juicio, fuera del plazo previsto legalmente para ello, además de arguyir la falta de competencia del juez que tramitó el procedimiento judicial así como por la ilegitimidad en la personación de una de las acusaciones particulares. Sus tesis han chocado contra las del fiscal anticorrupción Juan Carrau, quien ha defendido la continuidad de la vista oral. El tribunal ha denegado todas las cuestiones planteadas.
Asegura que su relación con el beneficiario era “profesional”
Durante su comparecencia, Delgado ha asegurado que la decisión de convocar y adjudicar el concurso a Port Olímpic Calanova no estuvo motivada por una intención de beneficiar a Gelabert, sino que venía precedida de la decisión del Govern balear de “concesionar o privatizar” los puertos debido a la situación “calamitosa en la que nos encontrábamos”. “Y, en este contexto, había un puerto [en alusión al de Calanova] que era un verdadero desatre y el que más gasto suponía, con un presupuesto anual de más de un millón de euros y un déficit de 700.000 euros”, ha manifestado, afirmando que las instalaciones “eran muy viejas” y apuntando a “presuntos mangoneos historicos con los amarres desde hacía décadas”: “Nadie se atrevía a meter mano ahí, había políticos y algún juez que no pagaban el amarre”, ha asegurado.
El exconseller ha señalado que fue cuando el entonces secretario del consejo de administración le comentó esta situación cuando él mismo tomó la decisión de iniciar el expediente de privatización. Al ser preguntado por el fiscal Carrau sobre el hecho de que ya entonces se advirtiera de que el consejo de administración le iba a delegar a él la tramitación y que nadie le consultase al respecto, Delgado ha alegado que “todos los órganos colegiados, en todas las administraciones y en todas las decisiones, se faculta al presidente para llevar a cabo lo que se tiene que llevar a cabo. Es la norma habitual en la administración balear. Si no sería imposible”.
Sobre su relación con Gelabert, ha alegado que entonces era “de respeto”, de “cliente a abogado”, desmintiendo que se vieran “una o dos veces por semana” durante 2013, año en que se tramitó el concurso, como afirmó “una señora que mintió” -en referencia a una testigo que apuntó a la confianza que ambos se profesaban y que aseguró que incluso iban en barco con sus respectivas parejas-. “Eso es mentira”, ha remarcado el exconseller, quien ha incidido en que Gelabert tan solo le comentó dijo que se iba a presentar al concurso dado que su entidad “había estado siempre en el mundo náutico”. En este punto, ha aseverado que tenía amigos “en todas las empresas que se presentaron”. “¿Y no se abstuvo?”, le ha interpelado el fiscal, a lo que el procesado se ha limitado a responder que “no tenía ninguna obligación legal” ni concurría “ningún requisito” para ello.
Desconoce los informes en contra del Govern
“¿Seguro que no comieron calçots en Génova?”, ha continuado preguntándole el representante del Ministerio Público. El exconseller ha señalado que se vieron “dos o tres veces pero siempre en acontecimientos sociales, a lo mejor en la inauguración de alguna galería de arte, pero nunca comimos calçots para nada”. Las investigaciones también apuntan a que los teléfonos móviles de las exmujeres de ambos fueron empleados por los dos para cruzar llamadas, extremo que Delgado ha asegurado no recordar. El fiscal también le ha inquirido si Gelabert le llamaba por el apodo de Caco: “Para nada. Mi hermano de pequeño sí me llamaba Caco”. En ese instante, Carrau ha pedido exhibir un mail incurso en el proceso de adjudicación en el que se refieren a él como Caco, ironizando: “A lo mejor le llamaban Caco a escondidas y no a usted directamente, porque no es frecuente que entre profesional y cliente se dirigieran así en estos términos...”.
Asimismo, al ser inquirido sobre si no le “extrañó” la celeridad con que se aprobó la convocatoria del concurso -transcurrieron tan solo cuatro días-, el acusado ha espetado: “Me pareció lo más normal del mundo”. En esta línea, acerca de los informes emitidos por Intervención contrarios a la adjudicación, Delgado ha señalado: “¿Qué Intervención?”. “Del Govern”, le ha respondido el fiscal, a lo que el exconseller ha preguntado: “¿De qué sede?”, para a continuación asegurar que “no se tuvo noticia de ello”.
Acto seguido, Delgado ha admitido que tampoco se debatió la solvencia técnica del licitador o sobre si Gelabert vendió posteriormente sus acciones: “Me tenía sin cuidado el tema empresarial de Gelabert. Mi vida era otra, yo no estaba en estos temas. Yo era el conseller. Casualmente soy abogado, pero podría ser panadero”. Ni siquiera ha reconocido que posteriormente se lo comentara, cuando ambos trabajaban en el mismo despacho de abogados. Sobre ello, Delgado ha recordado que, a principios de 2014, Gelabert se fue de un despacho en el que “no estaba cómodo” y “vino al nuestro”. “Y Gelabert no habló con usted sobre todo aquello, o sobre su contratación en el despacho?”, le ha preguntado Carrau. El exconseller ha manifestado que fue su hermano Álvaro quien hizo de mediador y le dijo que “yo estaría encantado”.
Acerca de un viaje que ambos hicieron juntos en 2016, junto a sus respectivas parejas, a Londres y que las pesquisas consideran una dádiva por parte del empresario ganador, y Delgado ha admitido que viajaron juntos: “Él pago los vuelos de Ryanair, yo la cena y cada uno los hoteles. Ligar unos vuelos low cost con una adjudicación me parece rocambolesco”. Preguntado por el abogado de la Comunidad Autónoma sobre un cuadro que también habría constituido una recomenpensa por la adjudicación, el acusado ha asegurado que se lo regalaron su hermano, aficionado al arte, y Gelabert. “Valía 300 euros”, ha puntualizado.
Un conseller proclive a los intereses turísticos y urbanísticos
Cabe recordar que, antes de recalar en la Conselleria de Turismo, Delgado fue director general en la de Presidencia con Jaume Matas como presidente del Govern y, mucho antes, alcalde del municipio mallorquín de Calvià en sustitución de la histórica primera edil de esta localidad, la socialista Margarita Nájera. Bajo su mando, y a lo largo de una década, los populares interpusieron una batería de querellas contra su antecesora en el cargo. Todas acabaron archivadas.
Como conseller, una de sus decisiones más cuestionadas fue la aprobación de una Ley de Turismo que permitía la expansión de los alojamientos turísticos en edificaciones ya existentes en todo tipo de suelo rústico, sin necesidad de contar con una declaración de interés general ni con informes de evaluación de impacto ambiental, así como la ampliación de la comercialización turística de viviendas unifamiliares, lo que motivó fuertes críticas de las entidades ecologistas e incluso del Consejo Económico Social (CES) de Balears. Delgado siempre fue proclive a los proyectos de campos de golf y puertos deportivos bajo el pretexto de la desestacionalización.
Durante su cargo como conseller trascendieron una imagen en las que aparecía posando con los testículos de un ciervo sobre su cabeza, con la cara ensangrentada, y otra, rifle en mano, junto al animal que acababa de matar. Las imágenes desataron las críticas de la oposición y de los grupos animalistas, que reclamaron su dimisión.
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