La finca mallorquina de 1926 que ha sido derribada para construir un chalet de dos pisos con piscina

La Villa Miralmar, un inmueble del año 1926 y con elementos representativos de su época, destacaba por encima del resto de chalets y viviendas de lujo que ocupan la zona de Génova de Palma. De aquella finca blanca, rodeada de buganvillas y árboles frutales, sólo se mantienen en pie las zonas traseras y el jardín escalonado que se ubica junto a la entrada. La vivienda ya ha sido demolida para construir un chalet con dos plantas y piscina en un territorio montañoso donde pocos pueden permitirse un techo.

En un inicio, la licencia de esta obra, que fue concedida a la empresa Construcciones Vidal el 17 de enero del año pasado, tan solo contemplaba la reforma y ampliación de la casa. Sin embargo, tal y como apuntan fuentes del Ayuntamiento de Palma a elDiario.es, durante el transcurso de los trabajos la empresa concesionaria presentó un informe en el que decía que existía “riesgo de derrumbe” y, por tanto, pedía la demolición del inmueble por cuestiones de seguridad.

“El derribo sobreviene a la licencia y se toma la decisión de demoler con el compromiso de que lo nuevo sea igual que lo antiguo”, han resaltado desde el Consistorio, remarcando que no se trata de un “edificio catalogado” y que, al tratarse de una licencia aprobada durante la pasada legislatura (cuando gobernaba la izquierda, ahora es el PP quien controla el Ayuntamiento), se tendría que haber protegido “en su momento”. Además, sostienen que se conservará la fachada original.

La supervivencia de este edificio se trata de un objetivo por el cual la Associació per a la Defensa del Patrimoni de Mallorca (ARCA), una de las entidades conservacionistas más importantes en la isla, lleva luchando más de dos años. Desde 2022, ARCA ha pedido al Consistorio palmesano que Villa Miralmar entrara dentro de la lista de viviendas catalogadas con valor patrimonial.

En concreto, la entidad pidió la protección del inmueble debido a que mantenía “la estética tradicional de la fachada marítima de la zona y la época, y resaltaba en la actualidad entre el caos permitido a la zona”. También han hecho una mención al jardín escalonado que se encuentra en la parte frontal del terreno, lo que otorgaba a Miralmar “gran presencia y carácter”.

“En 2022 pedimos la catalogación de Miralmar y de otros muchos inmuebles dentro de las alegaciones a la aprobación inicial del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Palma. Nosotros solicitamos de manera continua desde hace años una revisión exhaustiva del catálogo de edificios protegidos, ya que se detectan importantes carencias”, explican desde la asociación. Esta recalca que si hubieran existido “controles más exhaustivos”, Miralmar probablemente aún continuaría en pie.

Sobre el compromiso del Ajuntament de Palma de recrear la fachada original de la vivienda, desde ARCA aseguran que se trata de una situación que aún les mantiene intranquilos y que les obliga a estar “muy atentos y vigilantes para que así sea, incluido el jardín”.

El patrimonio de los barrios, en peligro

Según ha aseverado la entidad de defensa del patrimonio, el derrumbe de la Villa Miralmar corresponde a una tendencia que está ocurriendo en muchos barrios de Palma que no tienen gran densidad de inmuebles protegidos: la destrucción de viviendas tradicionales, de época o singulares con valor histórico a causa de la presión inmobiliaria.

“Estos barrios son los que acumulan más pérdidas de edificios singulares y originales durante los últimos años fruto de la presión inmobiliaria y unos planes urbanísticos que permiten un aprovechamiento excesivo o unos planes especiales obsoletos con criterios antiguos que continúan favoreciendo la sustitución de los inmuebles originales y la desaparición de la impronta de la historia”, aseguran desde ARCA. La asociación afirma que es una situación que se está “denunciando continuamente y no se le está poniendo remedio”.

Los barrios de Palma acumulan pérdidas de edificios singulares y originales durante los últimos años fruto de la presión inmobiliaria y los planes urbanísticos

Actualmente, según el último Plan de Ordenación Detallada del PGOU aprobado en 2021, el número total de bienes catalogados y protegidos asciende a 1273, de entre los cuales 418 están calificados como “residencial”. Más de la mitad de estos inmuebles, los cuales están totalmente protegidos o solo se les puede intervenir para una renovación idéntica de los elementos originales, están localizados en barrios pertenecientes al casco antiguo de Palma, una de las zonas con más patrimonio protegido de Ciutat. Sin embargo, según ha explicado la entidad, el documento deja en “total olvido” a barrios con menos densidad de patrimonio, pero que aún conservan elementos aislados con valor histórico o puntual. 

“Génova, junto a otros barrios como el Terreno, Cala Major, el Molinar, el Jonquet y el Ensanche, alberga tesoros a proteger. Se trata de patrimonio algo más humilde que el Centro Histórico, pero que da carácter y genera sentido de pertenencia para la ciudadanía que vive en ella”, ha denunciando ARCA. La entidad remarca que reciben muchas llamadas y mensajes de residentes de estas zonas para alzar la voz “contra la especulación inmobiliaria y la vivienda de lujo”. Según el Plan detallado del PGOU 2021, menos de un tercio de los bienes protegidos pertenecen a estos barrios.

Tal y como declaró el Ayuntamiento de Palma, se han recibido más de 600 alegaciones al nuevo Plan Detallado 2023, que aún se encuentra en estado de tramitación y que impide la aprobación total del PGOU 2023, pues solo se ha aprobado la Ordenación Estructural, que detalla de forma amplia las líneas a seguir del Plan General. De ese número, 160 pertenecen a ARCA, las cuales muchas de ellas pretenden poner remedio a la falta de protección del patrimonio de los barrios mencionados y revisar “a fondo” el Plan Detallado, el cual han calificado de “muy deficiente” en cuestiones de conservación. “La desaparición de nuestro patrimonio afecta a la memoria colectiva, con voluntad política todavía estamos a tiempo de parar esta pérdida y desfiguración de nuestro entorno”, ha concluido la entidad.

Miralmar, un ejemplo de tantos

La Villa Miralmar tan solo se trata del ejemplo más reciente de toda la situación de destrucción del patrimonio que lleva denunciando ARCA desde hace años. De hecho, el ya derruido inmueble compartía calle con una finca donde residió el compositor Manuel de Falla y donde compuso parte de su obra artística. En un principio, esta casa contaba con protección administrativa por sus “interesantes rasgos ambientales” y por “haber acogido personajes relevantes”, según el Consell de Mallorca. Sin embargo, se demolió en 2016 para construir un bloque de viviendas que nada tienen que ver con la fachada mallorquina de la casa de Falla.

Según ha explicado la entidad a este diario, el Archivo Manuel de Falla remitió una carta en su momento en la que destacaba el valor del inmueble en la vida del compositor, pues en ella, entre otras obras, compuso “Balada de Mallorca”, una canción inspirada en la obra de Chopin. “La protección patrimonial de estos enclaves es fundamental, y es nuestro deber defenderlos y señalarlos convenientemente, pues son muchas las personas que gustan de visitarlos en sus viajes”, reza parte de la misiva firmada por Elena García de Paredes de Falla, una de las familiares del músico y gerente del Archivo Manuel de Falla.

Además, si se extrapola esta problemática a otros barrios similares a Génova, durante el verano de 2022 se derrumbó la villa de Son Matet, un inmueble situado en el barrio de Cala Major construido en los años veinte al igual que Miralmar y que daba nombre a la calle donde estaba situada. ARCA la definía como una “vivienda con gran presencia y con torre”, pero, debido, según explican, a “una gestión del patrimonio ineficiente y a la presión urbanística”, finalmente acabó demoliéndose, aunque su desaparición no se constató hasta meses después, concretamente en marzo de 2023. “Cala Major es una de las barriadas que más pérdidas de edificios singulares y originales ha tenido en los últimos años. Todo ello sigue favoreciendo la sustitución de los inmuebles originales y la desaparición de la huella de la historia”, declaró la institución tras hacerse eco de la demolición.

Por último, ARCA también quiso destacar la demolición de una caseta en El Terreno, la cual se efectuó en marzo de 2021. Este inmueble, que estaba situado en una de las subidas que daban a una de las puertas del Castell de Bellver, concretamente en la Calle Polvorí, no fue el único que acabó demolido, pues dos meses después se constató el derrumbe de otras dos casetas de características similares en la misma cuesta. “Estas pequeñas edificaciones son bastante características en aquella zona y de los pocos ejemplos que quedan”, lamentó la entidad.

Todos estos inmuebles han sido puntos que ARCA ha demandado año tras año que se incluyeran en el nuevo PGOU de Palma como elementos patrimoniales protegidos. Sin embargo, debido a la larga tramitación de la norma, no se ha logrado llegar a una protección legal plena y definitiva a tiempo y la problemática ha acabado con la demolición de viviendas con valor histórico y cultural que no se podrán volver a recuperar.