La imparable evolución demográfica de Balears y Canarias dispara la presión sobre sus recursos
“La cuantificación de la población es el punto de partida y un elemento clave de la planificación y la toma de decisiones públicas”, señala el Consejo Económico y Social (CES) de Balears en uno de sus informes acerca de la evolución demográfica en las islas. El Instituto Nacional de Estadística (INE) apunta a que tanto el archipiélago balear como Canarias se encaminan hacia un crecimiento poblacional con serias repercusiones en materia sanitaria, educativa y de vivienda así como sobre el consumo de energía o de agua, una olla a presión teniendo en cuenta que la insularidad, per se, ya implica numerosas limitaciones en cuanto al abastecimiento de recursos.
Desde el año 2001, periodo a lo largo del cual se han sucedido ciclos tanto de expansión como de contracción económica, el aumento de la población total en ambas comunidades es constante. Los expertos precisan, sin embargo, que el aumento de la población no ha llevado aparejado consigo un incremento de la riqueza per cápita, al tiempo que apelan a abordar esta cuestión con rigor para evitar su utilización con tintes xenófobos e impedir que la población más vulnerable se convierta en negativo en el foco del debate.
Las estadísticas apuntan a que, desde 2001 a 2021, la población de Balears se ha incrementado en un 33,5% (+294.381 personas), de acuerdo a los datos manejados por el Instituto Balear de Estadística (Ibestat), mientras que en Canarias ha subido en un 21,9% (+391.578), según el Instituto Canario de Estadística (Istac). Por su parte, el INE estima que, desde el año 2000, en términos absolutos, en España ha aumentado la población en casi siete millones de personas -un 17,9%-, mientras que en el archipiélago balear lo ha hecho en casi 326.000 -un 38,5%-, más del doble que a nivel nacional. Es la cifra más elevada en todo el Estado. Sólo en los últimos cinco años, Balears ha visto incrementada su población en 68.101 habitantes.
Sin embargo, como señala el 'Estudio sobre la prospectiva económica, social y medioambiental de las sociedades de Balears en el Horizonte 2030', coordinado por el catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la Universitat de les Illes Balears (UIB) Carles Manera y elaborado de forma conjunta con el CES, este incremento de la población se ha producido de modo muy desigual entre unas franjas de edad y otras. Así, entre 2006 y 2017 el total de población de Balears creció un 16,5% y, mientras el grupo de edad de 55 años o más crecía un 33,5 %, el grupo de edad de entre 20 y 34 años cayó un 14,2%, lo que implica un desplazamiento de las generaciones más jóvenes y numerosas de los nativos hacia edades más avanzadas. El envejecimiento de la población se traslada, de este modo, a la población activa y a la población ocupada.
Descienden las tasas de natalidad
Los expertos señalan que una parte de este importante envejecimiento generalizado de la población se explica por las bajas tasas de fecundidad, tanto en Balears como en el conjunto de España. Advierten, en este sentido, de que seguirán siendo bajas en los próximos años. Se prevé que el archipiélago mantendrá unas cifras de unos 36 hijos por cada 1.000 mujeres en edad fértil hasta 2030, mientras que para el país en su conjunto se pasará de 36,6 a 39,1 hijos anuales.
Como apunta el CES en su informe 'El reto demográfico de Balears', a la hora de analizar estos datos debe tenerse en cuenta el fenómeno turístico en una comunidad autónoma sometida a una fuerte presión humana durante los meses de temporada alta. En el archipiélago, la estacionalidad concentra la actividad económica en los meses de verano coincidiendo con el máximo número de visitantes mientras, a su vez, el turismo influye de forma drástica sobre los recursos de las islas.
Para cuantificar la población flotante, que aglutina tanto a las personas empadronadas en un determinado territorio como las que residen permanente o temporalmente en él y que no están inscritas, el índice de presión humana (IPH) permite estimar la población presente en un territorio, independientemente de los datos oficiales de población, como el padrón. En el caso de Balears, el Instituto Balear de Estadística (Ibestat) contabiliza las entradas y salidas diarias de personas por puertos y aeropuertos y recoge la carga demográfica real que soporta a diario cada una de las islas que integran el archipiélago.
Índice de presión humana: dos millones de personas en un solo día
Así, ante una población residente de 1.171.543 personas en 2019, el número de personas en el mismo día en las islas alcanzó un valor máximo el 5 de agosto de 2019, con 2.039.687, lo que representa un aumento del 74%, de acuerdo a los datos recogidos y analizados por el CES. En agosto, el valor mínimo de la población total fue de 1.843.049, un 57% más. En 2021, último año disponible, se concentraron 1.824.142 personas en un solo día. En diferentes días de la primera quincena de agosto, las islas de Menorca y Eivissa soportan una presión máxima de población que dobla, y en el caso de Formentera casi triplica, la población residente.
En agosto, las islas de Menorca y Eivissa soportan una presión máxima de población que dobla, y en el caso de Formentera casi triplica, la población residente
El fenómeno de la estacionalidad se solapa, según el CES, con la heterogeneidad de la localización de la población residente entre las diferentes islas y dentro de cada isla, lo que configura un modelo de presión humana claramente anisótropo, como apunta el 'Estudio sobre la prospectiva económica, social y medioambiental de las sociedades de Balears en el Horizonte 2030', coordinado por el catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la Universitat de les Illes Balears (UIB) Carles Manera y elaborado en colaboración con el CES. En concreto, doce de los 67 municipios de las Islas concentran el 71% de la población empadronada, entre los que sobresale Palma, que concentra el 36%.
Respecto a la evolución demográfica en los últimos años, a partir del año 2005 destaca el intenso crecimiento de las Pitiüses. Formentera ha registrado las variaciones más elevadas del archipiélago: alcanzó el 8,4% en 2008, mientras que Eivissa también ha crecido por encima de la media balear hasta el 2018, año a partir del cual Mallorca, Menorca e Eivissa han crecido en torno al 2%; en cambio, Formentera ha perdido población. Si tenemos en cuenta la evolución de los últimos cinco años, Balears ha crecido en su conjunto a una media de un 1,2% anual, Mallorca lo ha hecho con la misma intensidad, Eivissa ha crecido un 1,5%, Menorca un 0,7% y Formentera un 0,1.
Aumento de la población en 2035
En este contexto, las proyecciones del INE, elaboradas con una metodología homogénea para todas las comunidades autónomas de acuerdo con los criterios de la Oficina Estadística de la Unión Europea (Eurostat), apuntan a que en 2035 la población balear habrá aumentado un 18,7% (hasta las 1.390.671 personas) frente al 1,8% del conjunto de España (48.284.479 habitantes). La tasa acumulativa de crecimiento anual de Balears para este período será, por tanto, doce veces mayor que la de la totalidad del país. Según estos cálculos, Balears será la comunidad autónoma que más crecerá en términos relativos en todo el Estado.
Los expertos aseveran que una de las problemáticas que podría agravarse debido a estos incrementos es la del acceso a la vivienda, un factor de riesgo que, añaden “está aumentando como resultado de las presiones a que está sometido el mercado de la vivienda (dificultades de acceso a crédito, aumento del alquiler turístico, nuevas necesidades como consecuencia de las nuevas estructuras sociales y lazos familiares) y que excluye a muchas personas del mercado inmobiliario, tanto de compra como de alquiler”. Hay un incremento notable, además, de la proporción de población que vive en hogares con carencia material y de la población que tiene dificultades para llegar a final de mes.
Sí, hay que emitir menos gases de efecto invernadero y consumir menos energía, (...) pero hay que mirar hacia la clase más rica
Macià Blázquez, catedrático de Geografía de la Universitat de les Illes Balears (UIB) y quien desde hace años se encuentra volcado en la investigación sobre el turismo, su globalización, la planificación territorial y su relación con la conservación de la naturaleza y la sostenibilidad, advierte de que un análisis crítico de la presión demográfica “sin más nos puede llevar a promover la xenofobia”. Blázquez apela a abordar propuestas de decrecimiento justo y plantear, en este sentido, un acuerdo “democrático y planificado” teniendo en cuenta el caudal per cápita. “Sí, hay que emitir menos gases de efecto invernadero y consumir menos energía, pero no le puedes pedir a alguien que vive en un suburbio y se traslada en transporte público que emita menos gases. Hay que mirar hacia la clase más rica”, subraya en declaraciones a elDiario.es.
En esta línea, el docente señala que debe propiciarse un sistema “más igualitario y más distributivo”: “Ahí es donde la intervención de la Administración pública se hace necesaria”. Al respecto, sostiene que debe promoverse un turismo social que “tenga una base amplia y no sea elitista”.
La situación de Canarias
Mientras tanto, el crecimiento poblacional de Canarias se ha convertido en un tema de preocupación para el Gobierno regional, especialmente por los problemas de movilidad y de alquiler que afectan en mayor medida a las islas capitalinas, Gran Canaria y Tenerife. Por ello, el Parlamento canario prevé analizar esta cuestión en los próximos meses en una comisión que contará con expertos y con las propuestas de los distintos partidos políticos.
Según datos oficiales del Instituto Canario de Estadística (ISTAC), Canarias presenta una densidad humana de 293 habitantes por kilómetro cuadrado. Sin embargo, el crecimiento es desigual por islas. Así, Lanzarote, en 2001 contaba con una población de 103.044 personas, mientras que en 2021 contabilizaba 156.189 (un 51% más). Del mismo modo, Fuerteventura es otra de las islas que mayor incremento poblacional ha experimentado: si en 2001 contaba con 66.025 residentes, en 2021 ascendía a 119.662, lo que supone un incremento del 81%.
El director del Departamento de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna (ULL), José León, explica a este periódico que, en el caso de estas dos islas, las más orientales de Canarias, el crecimiento poblacional se disparó desde los años 70 con la llegada del turismo tras solucionar los problemas históricos de agua que arrastraban debido a la aridez de ambas islas. De hecho, en 1964 se inauguró en Lanzarote la primera desaladora de Europa, lo que permitió su crecimiento económico.
En Gran Canaria y Tenerife también se ha registrado un aumento de residentes en los últimos 20 años. El año pasado, la isla del Teide presentaba un total de 927.993 habitantes y en 2001 contaba con 744.076 (un crecimiento en 20 años del 17,9%). Por su parte, Gran Canaria en 2021 contabilizaba 852.688 y en 2001, 755.489, lo que supone un incremento del 12,8%. En las islas occidentales, el crecimiento ha sido menor. El Hierro contaba en 2021 con 11.298 personas residiendo en la isla y hace 20 años con 9.423 (una diferencia de 19,8%). La Gomera contabilizaba el año pasado 21.734 residentes y en 2001, 18.890 (un 15% más). La Palma no solo no ha crecido, sino que ha perdido residentes (disponía en 2021 de 83.380 personas censadas y en 2001, 84.319, en lo que supone un descenso del 1,1%).
Por ello, José León insiste en que el crecimiento poblacional de Canarias es desigual y pone énfasis en el caso de La Palma, donde ha disminuido y en otros períodos ha quedado estancada. Se trata de una isla que vive principalmente del sector primario y con menor peso del turismo en el cómputo global del archipiélago.
No obstante, dentro de una misma isla también se producen diferencias. Municipios alejados de la capital de la isla como Artenara (Gran Canaria) cuenta con apenas once niños en su escuela y 1.046 personas censadas, de las cuales no todas viven en este pueblo. El presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, mencionaba recientemente el caso de otros municipios en similar situación como Fasnia, Arafo o Tejeda, que han ido perdiendo población en los últimos años.
Una economía poco diversificada
El geógrafo José León insiste en no utilizar el término “sobrepoblación”, que considera “obsoleto” y cree que no describe la situación de las islas. El experto remarca que Canarias cuenta con una cifra “casi crónica” de desempleo que ronda el 20%. Sin embargo, lo achaca a la falta de diversificación económica. También remarca que precisamente por ese aumento de población, esta comunidad autónoma recibe recursos de Europa para ser destinados entre otras cuestiones a planes de empleo.
Los nacimientos en el archipiélago canario se sitúan en mínimos históricos y es la tercera comunidad donde más descendió la natalidad en los primeros seis meses del año
Otro dato destacable en un análisis del aumento poblacional de Canarias es que la natalidad se ha estancado. “Ha descendido globalmente tanto que la mortalidad es más elevada que la natalidad. De modo que el crecimiento vegetativo ya es negativo y si no tuviésemos inmigración, las Islas estarían perdiendo población”, afirma León. Según los últimos datos del INE, los nacimientos en el archipiélago se sitúan en mínimos históricos y es la tercera comunidad donde más descendió la natalidad en los primeros seis meses del año. El crecimiento de personas censadas radica en la inmigración, fundamentalmente de personas procedentes de Europa y América Latina.
El docente recuerda que es necesario abordar este debate con rigor para evitar que se utilice con tintes xenófobos y remarca que en una economía abierta los puestos de trabajo son ocupados por las personas con mayor cualificación y formación. Los datos de pobreza de Canarias están muy vinculados a esa falta de diversificación económica.
Precisamente, sobre el turismo y el modelo económico de Canarias invitan a reflexionar varios expertos. Mientras Balears ya ha puesto freno a la creación de nuevas plazas turísticas, Canarias no se plantea actualmente este debate. Mientras, apuesta por atraer teletrabajadores y se ha marcado el reto de cerrar el año con 14 millones de visitantes. El geógrafo Alejandro Armas, que ha estudiado el impacto del alquiler vacacional en diversos municipios de Canarias, sostiene que en lugar de hablar de “sobrepoblación” habría que hablar de “decrecimiento” en el sector turístico.
Por ello, apuesta por no construir más hoteles y hacer planes de rehabilitación hotelera. En cuanto al objetivo de atraer teletrabajadores, Armas recuerda que las viviendas de alquiler vacacional se concentran en determinados municipios donde se genera una presión en el mercado de vivienda. A ello se suma la inflación y la falta de medidas que garanticen el acceso a este derecho, como las políticas de construcción de vivienda pública o al alquiler. Ejemplo de ello son Adeje (Tenerife), las zonas metropolitanas de esta isla o La Oliva (Fuerteventura), municipio español que presenta más domicilios turísticos con respecto al total y donde los vecinos son incapaces de encontrar un alquiler accesible.
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