Inversores suecos y franceses se lanzan a gentrificar y expulsar a los vecinos de este barrio de Mallorca: “Es un drama salvaje”

El proceso de gentrificación que atraviesa el extrarradio de Palma es la demostración de que no es preciso residir en pleno centro histórico para sufrir los efectos de la especulación inmobiliaria, la voracidad de los fondos de inversión, la polarización económica y la turistización. A apenas diez minutos del casco antiguo, el barrio de Pere Garau, tradicionalmente refugio de la clase obrera, ha sido durante décadas el de la multiculturalidad y también el de mayor densidad demográfica de la capital balear, con un 40% de residentes extracomunitarios procedentes, en su mayoría, de China y Bolivia.

Pese a haber logrado durante años mantenerse al margen de la presión turística y la mercantilización urbana, convirtiéndose en uno de los barrios de acogida de quienes no podían permitirse vivir en pleno centro de Palma, Pere Garau ve cómo sus vecinos, incapaces de hacer frente a las desorbitados precios de la vivienda, han acabado siendo expulsados y reemplazados por extranjeros de elevado poder adquisitivo -procedentes sobre todo de Alemania y del norte de Europa- mientras grandes grupos inversores -suecos, franceses y alemanes, principalmente- se expanden por sus calles a la búsqueda del máximo rendimiento.

“Aquí no cuentan quienes se quedan, sino los que se van”, comenta el activista Nael Falo, portavoz de la asociación 'Flipau amb Pere Garau' y vecino de esta barriada, quien se refiere en estos términos a los numerosos residentes que se han visto abocados a abandonar su hogar como consecuencia de la irrupción de grupos que buscan invertir estratégicamente en la zona mediante la adquisición de fincas a golpe de talonario para después comercializarlas a un coste inasumible para la mayor parte de la población local. A ello se suma otro hecho: la rehabilitación y peatonalización de la parte con mayor renta per cápita del barrio, la calle Nuredduna, que ha provocado, señala Falo, que los beneficios acaben principalmente en los bolsillos de los grandes propietarios, además de contribuir a la segregación social y espacial del barrio.

El proyecto de Nuredduna 24: “Un espacio que te distingue”

El activista camina por la zona y señala uno de los edificios más polémicos de cuantos están siendo destinados a pisos de lujo. Es el que se sitúa en Nuredduna, 24, construido en 1935 y puesto a la venta por 3,8 millones de euros nada más conocerse el proyecto de modernización de la calle. El acicate para los inversores, encontrarse ubicado en un lugar “próximamente peatonal y altamente revalorizable”. Los vecinos acabaron siendo expulsados de la finca y ésta, adquirida por el fondo de inversión francés Left Bank, cuya actividad principal consiste en reformar edificios antiguos con un gran potencial de reurbanización para alquilarlos y mantener el activo en propiedad. Sus pisos, de entre dos y tres habitaciones, se promocionan a partir de los 477.000 euros. “Nuredduna 24 no es convencional: es un espacio que te distingue”, señalan los promotores en la memoria del proyecto, consultada por elDiario.es.

Los vecinos del edificio Nuredduna 24 acabaron siendo expulsados de la finca y ésta, adquirida por el fondo de inversión francés Left Bank, cuya actividad consiste en reformar edificios antiguos con un gran potencial de reurbanización para alquilarlos

“Con un estilo cosmopolita y urbano, Nuredduna 24 destaca como uno de los proyectos más sobresalientes en Palma, diseñado para brindar bienestar y comodidad a sus residentes. Tanto los espacios comunes como las viviendas se distinguen por su belleza, armonía y delicadeza, convirtiendo a Nuredduna 24 en un lugar singular en Palma”, destaca, asimismo, el anuncio colgado en Idealista.

A escasos metros de este edificio, el antiguo Hostal Baleares, ubicado en una finca construida en 1927 que albergó en su día la histórica fábrica de baldosas hidráulicas Can Boira, es ahora un hotel boutique de 4 estrellas, el primero de esta categoría abierto en pleno corazón de Pere Garau. Coincidiendo con el proyecto de rehabilitación de la zona, el grupo Treguer Hotels se hizo con el edificio, que se hallaba en estado de abandono desde hacía más de treinta años, y lo convirtió en el Nou Baleares. En las proximidades, menús “innovadores” que se ofertan a precio de casco antiguo -más de quince euros- en restaurantes que nada tienen que ver con aquellos más populares y asequibles a los que estaban habituados los residentes de la zona.

“Te dejas el sueldo entero solo para pagar el alquiler”

En Pere Garau, caminar una mañana por sus calles es chocarse con el flujo incesante de personas que entran en sus numerosos comercios y, sobre todo, acuden a su tradicional mercado. Y, pese a ello, es difícil toparse con jóvenes particularmente afectados por el aumento del precio de la vivienda: la mayoría ya no vive en el barrio. “Aquí, sobre todo, viene gente del resto de Palma a comprar y los que trabajamos aquí venimos de otros pueblos”, remarca Soledad, tendera que atiende entre los puestos de fruta y verdura instalados en la principal plaza del barrio. Otra mujer, dependienta de una tienda de ropa de toda la vida, subraya que a ella no le ha perjudicado la situación que atraviesa la zona. Más bien al contrario: “Yo soy propietaria, tengo esta tienda y vivo en el piso de arriba. Que instalen cerca el hotel que ellos quieran a mí me favorece”, admite.

Una joven que visita uno de los comercios acompañada por su madre se presta a explicar su situación, muy similar a la que atraviesan otros residentes: “Hoy en día es imposible que un joven pueda independizarse e incluso tener hijos. Yo tengo 22 años, tengo un niño, quería irme a vivir sola, pero tengo que compartir piso con mi tía para poder vivir”, comenta a elDiario.es una de las afectadas por la gentrificación de Pere Garau. “La vivienda está carísima, te dejas un sueldo entero solo para pagar el alquiler y la mitad de otro sueldo para pagar los servicios, que también están muy caros”, comenta la joven, quien añade: “Yo en total pago cada mes unos 1.700 euros en el piso, el agua, la luz y todo lo que conlleva”.

La vivienda está carísima, te dejas un sueldo entero solo para pagar el alquiler y la mitad de otro sueldo para pagar los servicios, que también están muy caros. Pago cada mes unos 1.700 euros en el piso, el agua, la luz y todo lo que conlleva

El piso más barato para alquilar: 1.100 euros al mes

De hecho, un vistazo a los portales inmobiliarios permite hacerse una idea de los precios en los que se mueve la zona. En estos momentos, en Idealista, el piso más barato es un tercero sin ascensor de 50 metros, de dos habitaciones y sin amueblar, por 1.100 euros, gastos de luz, agua y basuras aparte. Asimismo, un estudio de 65 metros con plaza de garaje incluida y sólo para estancias temporales se alquila por 1.500 euros.

La joven lamenta que las inversiones “de los ricos” en la zona hayan acabado disparando los precios de las viviendas, aunque asevera que se trata de una problemática que no se ciñe únicamente a Pere Garau, atribuyendo buena parte del encarecimiento de los servicios más básicos a la presión turística que sufre Mallorca. “Quieras o no, yo, que soy una mamá soltera con un niño, no llego al alquiler, a la comida, a la niñera y demás. La comida está muy cara. Todo ha subido mucho”, comenta.

Y es que se trata de una situación que no es única en una Comunidad Autónoma, Balears, que registra los mayores encarecimientos de los precios en la compraventa de inmuebles y donde más años de salario se requieren para poder afrontar la adquisición de un hogar. Además, las islas encabezan otro ranking: se trata de la autonomía con mayor peso de compra por parte de extranjeros, con un 38,95% del total de operaciones inmobiliarias –sobre todo, viviendas unifamiliares en primera línea cuyos precios superan con holgura el millón de euros–, de acuerdo a los datos de la Estadística Registral Inmobiliaria.

Balears es la autonomía con mayor peso de compra por parte de extranjeros, con un 38,95% del total de operaciones inmobiliarias –sobre todo, viviendas unifamiliares en primera línea cuyos precios superan con holgura el millón de euros–

“Prefiero pagar una hipoteca”

Otro de los afectados por la problemática de Pere Garau es Ronald Tamayo, propietario de la barbería Rony. En declaraciones a elDiario.es, hace hincapié en el aumento de turistas que pueden verse por Pere Garau, principalmente ingleses y alemanes, un hecho que, en su caso, le favorece en su negocio: “Viene mucha clientela de allá, mucha gente busca en Google dónde afeitarse o arreglarse y me llaman mucho a través de ahí”.

Sin embargo, las cosas cambian al referirse a la vivienda. “Hasta hace poco, los alquileres rondaban los 600 ó 700 euros, ahora muchos se sitúan por encima de los 1.200”, señala. En su caso, lleva trece años en Mallorca y asegura que hace años pagaba 300 euros por un piso de tres habitaciones. Otros lo han tenido incluso peor, como los que vivían en los pisos situados sobre la barbería: “Han tenido que desocupar el piso porque les han subido el alquiler de golpe a 1.100 ó 1.200 euros”. “Y luego viene gente de fuera que no sé cómo puede pagar esas cantidades. No se puede permitir”. Ronald asegura que, en medio de esta coyuntura, está pensando en comprar una vivienda: “Pagando 1.100 euros, prefiero pagar una hipoteca”, sentencia.

Viene gente de fuera que no sé cómo puede pagar esas cantidades. No se puede permitir

Las transformaciones de Pere Garau

Pere Garau, refugio de la clase obrera desde principios del siglo XX, ha sufrido profundas transformaciones hasta convertirse en lo que es hoy y su evolución siempre ha ido aparejada a la emigración. No en vano, sus primeras edificaciones, levantadas en torno a 1920, fueron proyectadas por familias provenientes del interior de Mallorca en la que fue la primera ola migratoria que experimentó el barrio. Se trataba de viviendas unifamiliares de una o dos plantas, con un patio o huerto en su parte posterior. En 1925, la cooperativa La Redención del Hogar adquirió una parcela en la que se edificaron un centenar de casas bautizadas con el nombre de 'ses Cent Cases' y que eran asignadas por sorteo. Estructuradas en dos plantas con cuatro viviendas cada una, las 102 casas que componían el conjunto compartían una cisterna y un patio que ocupa más de la mitad del solar.

Durante los años cuarenta fue uno de los barrios más populares de la ciudad, llegando a convertirse en la barriada con más salas de cine, como el Hispania, el Fantasio, el Metropolitan y los Multicines Chaplin. Hoy no queda en pie ninguna de ellas. Pere Garau recibiría décadas más tarde su segunda oleada de población, en su caso protagonizada por los peninsulares desplazados a Mallorca para incorporarse al sector turístico, llenándose de edificios altos que acogieron a los recién llegados. Con el paso de los años, la barriada se convirtió en la de mayor concentración y diversidad de nacionalidades, la mayoría procedente de países desfavorecidos económicamente. No hay calle en Pere Garau en la que uno no encuentre comercios instalados por residentes de origen chino y latinoamericano, como almacenes de alimentación, bazares, tiendas de regalos y restaurantes.

El geógrafo y profesor universitario Jesús M. González sitúa el inicio de la inmigración china en Mallorca a finales de los 90. Hasta entonces era “un fenómeno puntual y numéricamente poco relevante”, como asegura en su estudio ‘Fronteras en la ciudad. La población de nacionalidad china en Palma de Mallorca’. La comunidad china palmesana huyó del centro histórico para instalarse en el ensanche y poco a poco Pere Garau fue convirtiéndose en su epicentro.

La barriada se convirtió en la de mayor concentración y diversidad de nacionalidades, la mayoría procedente de países desfavorecidos económicamente. No hay calle en Pere Garau en la que uno no encuentre comercios de origen chino y latinoamericano

La gentrificación, un “drama salvaje” 

Hoy, la imagen que ofrece Pere Garau nada tiene que ver con sus primeros años, mucho menos en materia de vivienda. Aunque determinadas comunidades resisten al impacto de la gentrificación, el barrio se va despoblando poco a poco de residentes locales. “Es el drama de la elitización: el barrio está en una posición clave, cerca del mar y del centro de la ciudad, y la intervención pública tiene que ser muy sosegada”, comenta Nael Falo, cuya entidad, 'Flipau amb Pere Garau', ya advirtió hace años de los efectos que provocaría la peatonalización de la calle Nuredduna mientras el resto del barrio continúa marcado por el deterioro y la falta de equipamientos.

“La gentrificación es un movimiento lento y silencioso y lento. Hay momentos en que se acelera con dinero público y eso es especialmente grave. La conciencia de clase nos hace percibir las cosas de una forma visionaria. Dijimos que la peatonalización de una calle de 275 metros desataría un tsunami de efecto dominó para la especulación y un vector de entrada para la gentrificación. Y así ha ocurrido. Es un drama salvaje”, lamenta.

Dijimos que la peatonalización de una calle de 275 metros desataría un tsunami de efecto dominó para la especulación y un vector de entrada para la gentrificación. Y así ha ocurrido. Es un drama salvaje

El activista señala que siempre quisieron implantar un eje cívico en Pere Garau, con el ensanchamiento de las aceras y el ajardinamiento de los espacios, pero que esto no quedase constreñido a la calle Nuredduna, sino que tuviera un “continuum urbano de las mismas calidades”. “La gente siempre mira por sus intereses particulares. Nosotros miramos por el interés general. La peatonalización de Nuredduna es un mal proyecto. Nosotros abogamos por la peatonalización, sí, pero no así”, sentencia.