Las islas se suman al 'boom' de las energías verdes: Balears cuadruplica su producción en cuatro años

El avance de las energías renovables en España es un hecho y el archipiélago balear no se queda atrás. Aunque las islas tienen un clima idóneo para implementar un sistema eléctrico basado en energías limpias, la potencia total instalada apenas llegaba al 2,5% en 2019. Casi cuatro años después de que el Parlament aprobara la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, el alcance de las energías renovables ha llegado al 10%.

Aunque los avances son importantes, esta cifra todavía queda lejos del objetivo más inmediato de alcanzar el 35% establecido en la ley para el año 2030 -la normativa plantea para ese año una reducción del 23% del consumo energético y del 40% de las emisiones contaminantes-. Para el año 2050, el objetivo es alcanzar un sistema energético totalmente libre de combustibles fósiles.

“Esta legislatura ha sido un lanzamiento de las energías renovables tanto cuantitativa como cualitativamente en todas las Balears. Creo que uno de los grandes logros ha sido la creación del Instituto Balear de la Energía (IBE)”, valora Pep Malagrava, director general de Energía y Cambio Climático en declaraciones a elDiario.es. “Proyectos como el autoconsumo compartido de Santa Eugènia (Mallorca) o el autoconsumo en el aparcamiento del hospital público Mateu Orfila (Menorca) muestran que la creación de una empresa pública de energía es una realidad”, sostiene Malagrava.

La creación del IBE, dependiente de la Conselleria de Transición Energética en manos de Unides Podem, es una posibilidad contemplada en la Ley de Cambio Climático de 2019, aprobada cuando Marc Pons -ahora en el gabinete de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera- era conseller de Territorio, Energía y Movilidad.

El desarrollo de los proyectos del IBE permite que, en municipios como el de Santa Eugènia, vecinos y pequeñas empresas -priorizando a los colectivos más vulnerables- puedan adquirir energía limpia a precio de coste. La potencia total de la instalación es de 40 kilovatios (kW), de los cuales 28 van destinados a ciudadanos y empresas y los 12 restantes para la escuela y otras dependencias municipales. La instalación de autoconsumo ejecutada en el aparcamiento del Hospital Mateu Orfila, por su parte, suministra hasta un 18,5% de la electricidad que consume el hospital público.

El autoconsumo se dispara

En un sentido más amplio, Balears ha pasado de tener poco más de 1.200 instalaciones de autoconsumo en 2019 a superar las 10.000 en 2022. El objetivo de la Conselleria que preside Juan Pedro Yllanes, que también es vicepresidente del Govern, es superar las 15.000 instalaciones a finales de 2023. “No ha sido fácil gestionar todos estos proyectos en un contexto de pandemia y crisis energética”, reconoce Malagrava, quien pone en valor los 233 millones de euros contemplados en el Plan de Inversiones para la Transición Energética de las Illes Balears (PITEIB), provenientes del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, desplegado por el Gobierno de España a través de los fondos Next Generation impulsados por la Comisión Europea para hacer frente a las consecuencias económicas de la crisis sanitaria de la COVID-19.

La potencia instalada para el autoconsumo, en la totalidad del archipiélago balear, se ha multiplicado por cuatro entre 2018 y 2021, pasando de 11 a 46 MW. En cuanto al autoconsumo urbano de más de 100 kW, se han colocado siete instalaciones que suman 1,5 MW en 2022, mientras se tramitan otras 34 que suman 13,5 MW, según los datos facilitados por la Conselleria de Transición Energética en noviembre de 2022. Si nos fijamos en el ámbito nacional, la potencia instalada para autoconsumo se ha casi duplicado, colocándose en 5,2 gigavatios (GW) en 2022 respecto a los 2,7 GW de 2021. Según los planes del Ministerio para la Transición Ecológica, se podrían alcanzar los 9 GW para 2030 -y hasta 14 GW en el escenario más favorable-.

Más coches que personas

La generación y distribución de la energía es, en estos momentos, la fuente más importante de emisión de CO2 a la atmósfera en Balears, seguida del transporte terrestre, marítimo y aéreo, según los datos del PITEIB. De hecho, el archipiélago balear presenta la tasa de vehículos privados más elevada del Estado, que en el caso de Eivissa supera el vehículo por persona. Palma y Eivissa también ostentan el récord nacional de entradas y salidas de aviones privados en los aeropuertos de Son Sant Joan y Es Codolar, respectivamente, lo cual ha suscitado críticas entre diferentes grupos ecologistas. La cuestión también está en el punto de mira de las instituciones europeas, después de que Podemos pidiera a la Comisión Europea legislación específica para reducir la contaminación que genera el uso de ‘jets’ privados.

En lo que compete al Govern, la política del Ejecutivo balear ha ido encaminada a facilitar ayudas para la adquisición de vehículos eléctricos -las distancias reducidas los convierte en ideales para los territorios insulares- o aumentar los puntos de recarga, que en el caso de los que forman parte de la red pública MELIB han pasado de 338 en 2018 a 628 en 2021. En este sentido, cabe recordar que la Ley de Cambio Climático del Govern prohíbe la circulación de vehículos diésel a partir de 2025 y la de los de gasolina a partir de 2035. “Balears ha sido la primera comunidad autónoma que ha pedido una ampliación del crédito que aporta el Estado, tanto para subvenciones para fomentar el autoconsumo como para la movilidad eléctrica”, destaca Malagrava.

Balears ha sido la primera comunidad autónoma que ha pedido una ampliación del crédito que aporta el Estado, tanto para subvenciones para fomentar el autoconsumo como para la movilidad eléctrica

Para conseguir los objetivos de 2030 y 2050 fijados en la ley, el Govern tiene que aprobar el Plan de Transición Energética y Cambio Climático que marcará el camino para alcanzarlos. La Conselleria que preside Yllanes espera tener una primera versión del plan -consensuada con los agentes sociales y los diferentes grupos del Parlament, aseguran fuentes de la Conselleria de Transición Energética- durante este mes de enero, para que entre en fase de exposición pública durante el primer trimestre de 2023. “Es un plan muy grande e importante que hay que redactar de manera consensuada. Sin embargo, la realidad es tozuda y la ciencia también: las acciones tienen que ir acorde a la velocidad de la emergencia climática”, reflexiona Malagrava.

El director general de Energía se refiere al aumento de las temperaturas que Balears lleva padeciendo durante los últimos años como resultado del cambio climático y cita los datos que ha hecho públicos la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en Balears esta primera semana de enero de 2023. Diciembre ha sido un mes “extremadamente cálido”, con temperaturas que han estado unos tres grados por encima de la media normal, que se sitúa entre los 11 y 12 grados. Si se consultan los datos de la AEMET de los últimos cinco años, se podrá comprobar cómo el mes de diciembre ha sido cálido en Balears. Hay que remontarse al año 2017 para encontrar un mes de diciembre con un clima correspondiente a su estación.

Malestar entre algunos agricultores

La implantación de estos parques fotovoltaicos ha generado un cierto malestar en una parte de los trabajadores del campo de Mallorca cuando se han instalado en suelo rústico. Rafel Coll, agricultor de Lloseta con 25 años de experiencia en el oficio, y Andreu Truyol, que pertenece a la tercera generación de una familia de payeses de Inca, aseguran a elDiario.es que los dueños de las tierras en las que trabajaban han prescindido de ellos con el objetivo de colocar instalaciones fotovoltaicas. “Los propietarios están soñando con tener estos parques dentro de las fincas por el rendimiento económico que les da, que es lo que a nosotros nos afecta”, lamenta Rafel.

Los propietarios están soñando con tener estos parques eólicos dentro de las fincas por el rendimiento económico que les da, que es lo que a nosotros nos afecta

Esta opinión está avalada por la Associació de Producció Agrària Ecològica (APAEMA) y la Unió de Pagesos de Mallorca. Los trabajadores del campo asociados a estas cooperativas están a favor de la promoción de las energías renovables y de la instalación de parques fotovoltaicos, pero lamentan que se esté utilizando suelo rústico para ello. “Vemos muchos tejados en los que no hay nada encima, pero siempre quieren aprovechar el suelo rústico para otros usos que nada tienen que ver con la agricultura”, argumenta Andreu.

Grupos como APAEMA, la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE) y entidades ecologistas como Terraferida, GOB Mallorca y Amics de la Terra piden una moratoria en la tramitación de los proyectos de parques fotovoltaicos en suelo rústico, excepto los de autoconsumo, hasta que se apruebe el Plan Territorial Insular (PTI) del Consell de Mallorca y el Plan de Transición Energética y Cambio Climático del Govern. Los afectados e impulsores de esta medida quieren que el suelo rústico quede fuera de las zonas de desarrollo prioritarias para la implementación de las energías renovables.

La modificación del PTI que determinará cuáles son las zonas prioritarias para la instalación de energías renovables se encuentra en una fase inicial, aseguran fuentes de la Conselleria Insular de Territorio a elDiario.es. “De las zonas que marquemos como prioritarias, un 10% como máximo estará ocupada por energías renovables. El 90% restante tendrá un impacto cero”, explica Maria Antònia Garcías, consellera insular de Territorio -controlada por el PSIB-PSOE-. Garcías defiende que “hay modelos de parques fotovoltaicos que son compatibles con un uso agropecuario de la finca”. “La otra cuestión que se tiene que tener en cuenta es la energía eólica: un molino ocupa una porción de terreno muy reducida, la compatibilidad es prácticamente total”, añade la consellera insular de Territorio.

El PITEIB recoge los datos del alcance de la potencia de energías renovables instalada hasta el 2021. Por islas, en Mallorca llegó hasta los 143,5 megavatios (MW); en Menorca, hasta los 7,97 MW; mientras que en Eivissa y Formentera se situó en apenas 1,29 y 1,96 MW, respectivamente. Además, en estos momentos hay 78 parques con paneles solares en tramitación, con una potencia de 805 MW pico y una ocupación de 627 hectáreas, según los datos facilitados por la Conselleria de Transición Energética en noviembre de 2022.

Efectos de la crisis climática

Las Illes Balears son, por el hecho insular, especialmente vulnerables a la crisis climática. En las últimas cuatro décadas se ha experimentado un incremento de 0,3 grados centígrados por década respecto a la temperatura media, según la AEMET. Y la previsión es que continúe aumentando en los próximos años. Además del incremento de la temperatura media, los principales factores climáticos que afectan al archipiélago balear son la disminución de la media de las precipitaciones y el aumento de acontecimientos extremos -como olas de calor o lluvias intensas-.

Estos efectos suponen un riesgo para los ecosistemas (el agua, el territorio y los recursos naturales) pero también para la economía (que depende, principalmente, del turismo). Entre estos impactos, cabe destacar el peligro a las crecientes sequías meteorológicas o hidrológicas, el riesgo de inundaciones e impactos sobre las diferentes infraestructuras, la pérdida de atractivo turístico y de los cultivos por los fenómenos meteorológicos extremos y las condiciones adversas, la aceleración de los procesos de desertización debido al aumento de las temperaturas o la pérdida de ecosistemas costeros.

Por último, es importante recordar que Balears es la comunidad autónoma con más dependencia energética exterior y con menor implantación de energías renovables. Hay que tener en cuenta que, mientras que la producción de energías renovables a nivel estatal suele estar cerca del 50% del total, en Balears se suele situar en torno al 10%, según los datos que facilita mensualmente Red Eléctrica de España (REE).