Jóvenes condenados a vivir en caravanas: “Dejé de alquilar pisos en Menorca porque los compran extranjeros con dinero”
La escalada de los precios de la vivienda ha empujado a un sector de la población menorquina -generalmente, jóvenes de entre 25 y 35 años, trabajadores del sector servicios y con estudios superiores- a vivir en caravanas. “Es muy duro tener aquí todas tus cosas”, comenta Noelia
La proliferación de furgonetas, campers y caravanas ha llenado los parkings, miradores y polígonos de Menorca esta temporada. La masificación turística, los alquileres ilegales, la precariedad laboral, los bajos sueldos, la falta de construcción de un parque de vivienda pública para los residentes, el crecimiento demográfico, la subida de los precios del alquiler… Todos estos ingredientes han favorecido el incremento –cada vez más destacable– del número de personas –especialmente, jóvenes– que viven en caravanas en toda la isla.
Esto ha motivado las quejas de los vecinos y los propietarios ante la Administración por “la mala imagen” y los problemas derivados de los residuos. Por su parte, la juventud menorquina se queja de la falta de acceso a una vivienda digna accesible y sitúa en la precariedad laboral y los altos precios de la vivienda –tanto el alquiler como la compra– el origen de todos los males. Porque el perfil de quienes optan por vivir en caravanas es casi siempre el mismo: joven de entre 25 y 35 años, trabajador temporal en hostelería o ramas asociadas al turismo, frecuentemente con estudios superiores y residente en Menorca con cada vez menos opciones para alquilar.
“En un piso llegué a vivir con una tienda de campaña”
Cristian tiene 29 años y es de Barcelona. Lleva cuatro años viviendo en Menorca y uno en su autocaravana. “Ha sido la opción más barata que encontré para no tener que pagar 700 u 800 euros al mes por un piso precario. Aunque si pudiera alquilar algo por un precio razonable y en buenas condiciones lo haría”, reconoce en una conversación con elDiario.es.
Una lista larga de pisos alquilados en condiciones de lo más variadas fueron abonando la idea de la autocaravana como un horizonte posible. “Los últimos pisos que alquilé los tuve que abandonar a toda prisa porque fueron vendidos a extranjeros con más dinero, en una clara violación del contrato. En uno de ellos llegué a vivir con una tienda de campaña en el salón por la cantidad de cucarachas que había”, cuenta Cristian.
Cristian estudió mecánica y trabaja actualmente en una oficina de alquiler de coches. Durante el mes de agosto pasó varios días en el parking de Es Grau, donde semanas atrás se registraron polémicas con los vecinos, que incluso recolectaron firmas para que las caravanas fueran expulsadas del lugar. “Había una fuente que llegaron a romper para que no dispusiéramos de agua potable”, lamenta. “Deberían existir más lugares habilitados para quienes vivimos en furgoneta o caravana porque mientras no podamos pagar un piso esta opción va a crecer cada vez más”, subraya.
“Decidí invertir todos mis ahorros en una furgoneta vieja”
Noelia Adrián tiene 35 años, es antropóloga y ha pasado los últimos años yendo y viniendo entre Menorca y su Sevilla natal. “Decidí quedarme aquí por la tranquilidad que ofrece este lugar”, relata a elDiario.es. Desde hace un año, Noelia vive en una furgoneta que pudo comprar tras muchos meses de ahorro. “Es muy duro estar con todas tus cosas en el coche, pero es peor estar con la incertidumbre de ir de casa en casa. Un mes con suerte cuidas el piso de algún amigo o alquilas una habitación sin ventanas por mucho dinero. Al final yo decidí invertir todos mis ahorros en una furgoneta vieja, de más de 30 años y con un millón de kilómetros para tener donde vivir”, comenta.
Es muy duro estar con todas tus cosas en el coche, pero es peor estar con la incertidumbre de ir de casa en casa. Decidí invertir todos mis ahorros en una furgoneta vieja, de más de 30 años y con 1 millón de km para tener donde vivir
Tras un año viviendo en una caravana, Noelia decidió a impulsar el Colectivo Tierra en los Zapatos, un espacio que quiere organizar a las personas con dificultades para acceder a una vivienda en Menorca y que busca soluciones en común a un problema que afecta cada vez más a los residentes de la isla.
“Está claro que la juventud es la más golpeada por la crisis habitacional, pero también hay familias, migrantes y gente de todo tipo que busca un lugar desde hace tiempo. Tuvimos varias reuniones con distintos funcionarios. Lamentablemente, y aunque existen espacios municipales que podrían habilitarse para que las personas que viven en caravanas tengan acceso a servicios básicos como luz, agua, recogida de residuos, etc., la Administración de momento no se comprometió a cedernos nada”.
Balears, líder en la subida de precios del alquiler
Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) demuestran que Balears lidera la subida del precio del alquiler en España. Según el INE, desde 2015 –el año que el organismo público toma como punto de partida–, el porcentaje de subida del precio de la vivienda en alquiler es del 13,3%.
En 2020, el archipiélago lideró la subida de los precios del alquiler por delante del resto de comunidades autónomas, como Catalunya (+12,4%), Comunitat Valenciana (+11,7%) y Madrid (+11,4%). Estos datos pertenecen al Índice de Precios de la Vivienda en Alquiler (IPVA), una estadística “experimental”, en palabras del propio INE. El IPVA señala cómo evolucionaron los precios de la vivienda en alquiler como residencia habitual hasta 2020.
También los portales inmobiliarios reflejan esta subida de los precios. Un reciente estudio de Idealista afirma que Balears encabeza este año la subida de precios de alquiler más alta de toda España con un 17% con respecto a 2021. Siguiendo la lógica de estas cifras, alquilar una vivienda en el archipiélago cuesta entre 12 y 17 euros por metro cuadrado, dependiendo de la zona y de la isla, por lo que un piso de una habitación con baño y cocina que apenas llegue a los 60m2 puede costar entre 740 y 1.020 euros por mes.
Si tenemos en cuenta que la mayoría de quienes optan por vivir en caravanas son trabajadores del ramo de la hostelería, podemos estimar que el salario básico promedio es de 1.180 euros brutos mensuales según el convenio colectivo publicado en el BOE. Entonces, para acceder a un alquiler en condiciones muy básicas, el gasto en vivienda supone entre el 50% y el 60% del ingreso total.
“No lo cambiaría aunque me ofrecieran algo muy barato”
Hanna tiene 20 años y trabaja en un conocido bar de la zona sur de la isla. Heredó un terreno considerado –como gran parte de Menorca– rústico no edificable. Sin embargo, la normativa prevé que puede habitar el lugar si “es removible en 24 horas”. Esta descripción encaja casi exactamente con la idea de una caravana. “He intentado alquilar, pero siempre fue muy mala experiencia. Al final yo elegí vivir así y no lo cambiaría ni aunque me ofrecieran algo muy barato. Sin embargo, sé que hay gente que sí quiere vivir en un piso o una casa y tiene derecho a poder hacerlo”, afirma Hanna.
El problema de la vivienda en Menorca y aún en Balears está lejos de ser un elemento aislado del modelo económico basado en la turistificación, la primacía del sector servicios y los sueldos a la baja. El desafío será integrar a todo el universo de jóvenes y no tan jóvenes que, como Noelia y Cristian, buscan un techo digno a un precio razonable, o como Hanna, que elige la caravana como forma de vida, pero no puede acceder a los servicios básicos que una vivienda debe tener, como la gestión de los residuos o el agua potable.
No está previsto ampliar los campings
Cristina Gómez Estévez, consellera de Empleo y Vivienda, reconoce a elDiario.es que “Menorca tiene dos campings disponibles y por ahora no se está pensando en ampliar esa oferta”. “Sí es cierto que algunos ayuntamientos están planteando la posibilidad de brindar servicios dentro del ejido urbano para garantizar cuestiones mínimas de higiene y avituallamiento pero no más que eso”, comenta.
A propósito de la falta de acceso a vivienda, Gómez Estévez destaca que “el Govern balear e incluso el Gobierno central tienen varias políticas de ayuda para acceder a la vivienda como el bono joven o distintos programas que asisten económicamente a los más vulnerables”. “También se está impulsando el programa 'lloguer ètic' que pretende estimular los alquileres privados con precios razonables. Por último el IBAVI está impulsando la construcción de viviendas en Maó, donde existen aún reservas de suelo edificable, que están destinadas a quienes menos ingresos tienen”, añade la consellera.
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