La médica expulsada por recetar lejía y disolventes se reafirma ante el juez entre loas de sus fieles

Entre el hermetismo más absoluto y rodeada de fieles seguidores, la exmédica Nadiya Popel, expulsada de la sanidad pública por “poner en riesgo la seguridad de los pacientes” al recetar lejía, agua oxigenada, disolvente industrial y productos curativos sin base científica alguna, y conocida por sus extravagantes opiniones acerca de la COVID-19 y las vacunas, acudía este jueves a los Juzgados de Maó. Tenía una cita ante el juez: Popel está imputada por un delito contra la salud pública. Sin embargo, lejos de arredrarse por su presencia en los tribunales, la exdoctora se ratificaba en sus posturas y reconocía haber tratado a pacientes oncológicos con sus remedios.

Popel llegaba a las dependencias judiciales pasadas las 10.30 horas, diez minutos antes de su cita ante el juez del Juzgado de Instrucción número 3. Lo hacía acompañada por su abogado, Luis de Miguel Ortega, defensor de las “medicinas no convencionales” y durante 25 años enfermero ejerciente y psicoterapeuta. El letrado se niega a hacer declaraciones ante los medios que aguardan su llegada. En las inmediaciones del edificio, una decena de seguidores. Algunos con carteles y camisetas, otros traerán flores más tarde.

La líder del llamado MAI (Movimiento de Acompañamiento Integral) se encuentra investigada por suministrar “medicamentos no autorizados y de origen poco claro”. Sin embargo, sus fieles coinciden en que la de Nadiya Popel es una cruzada del bien contra el mal. “Estamos aquí pacíficamente apoyando a la doctora Nadia Popel por su gran valentía y su esfuerzo en transmitir la verdad sobre lo que está pasando, sobre las vacunas. A día de hoy sabemos todo sobre esas vacunas. Es una lucha del bien contra el mal, de la luz contra la oscuridad. Nos enfrentamos al apocalipsis”, explica un simpatizante que se presenta como 'Ventura'.

La doctora Popel trabajó durante 18 años en el área de Urgencias del Hospital Mateu Orfila. Con la llegada de la pandemia comenzó a negar la eficacia de las vacunas y a recetar medicamentos sin base científica demostrada y, aunque fue suspendida de sus funciones, logró ser reincorporada al servicio en junio de 2022. En septiembre de 2023 la Comisión de Ética y Deontología del Colegio de Médicos de Balears ordenó suspender su matrícula profesional y desde entonces, esta médica de origen ucraniano se dedica a publicitar productos con supuestas propiedades curativas, regenerativas y preventivas a través de sus redes sociales.

“Son medicamentos no apoyados por estudios con base científica demostrada y que no tienen el aval de la AEMPS, y que van destinados a supuestos tratamientos de melanomas metastásicos o tumores mamarios de gran tamaño”, indica el informe del Colegio de Médicos de Balears (COMIB) que tramitó su expulsión.

Popel: “La medicina alternativa ha salido de su escondite”

Antes de acceder a los Juzgados, Popel se detiene a hablar con los medios. “Estamos viviendo un momento que es muy importante, en que la medicina oficial está mostrándose tal como es y la medicina alternativa ha salido de su escondite y sale a la luz. Mi abogado me ha dicho que he escogido el camino difícil y yo le respondo que estar en el Hospital sin decir nada es el camino peor. Incluso estos jueces y fiscales van a tener que preguntar a su consciencia hacia dónde vamos como humanidad. Muchos de mis pacientes están descartados por la medicina oficial y escogen otro camino”. La hora de su comparecencia se acerca y finalizan las declaraciones.

Una vez dentro de la Sala, la exdoctora se niega a responder a las preguntas que tiene preparadas la abogada del COMIB. Sí contesta a su letrado, quien elude entrar en el fondo de la denuncia para hablar de defectos de forma en la tramitación del procedimiento. En una breve intervención, Popel reconoce que trató a pacientes oncológicos, pero defiende que lo hizo cuando ya no había otras opciones y no habían funcionado los tratamientos convencionales para su cura.  

Tomar contacto con la doctora Popel si no se es parte de su congregación es difícil. Sólo se expresa cada tanto a través de Telegram, no tiene redes sociales y no atiende el teléfono. Hace algún tiempo respondía por SMS, ahora ni eso. Tras varias semanas de investigación, uno de sus excompañeros de trabajo habló con elDiario.es. “En un pasado remoto, cuando trabajábamos a la par, yo la aprecié mucho por su paciencia y sobre todo por su incansable forma de trabajar. Cada año le regalaba una caja de bombones al final de año. Todo se torció cuando ella se enfermó de algo muy grave y debió someterse a una cirugía experimental. Tanto sufrimiento ha afectado a su salud mental”.

Esta situación, que su excompañero de trabajo achaca al enorme sufrimiento personal, parece ahora convertirse un riesgo potencial -o real- para otras personas que se acercan a Popel en busca de algo que probablemente la medicina ortodoxa no pueda brindar y, seguramente, ella tampoco.

“Hace unos meses recibí a una enferma de nacionalidad francesa en la UCI que había estado en la 'clínica' de Popel y estaba grave. La habían intoxicado con dióxido de cloro y una planta llamada Camanchaca que tiene fuertes efectos cardíacos. Nos costó dos días estabilizarla. Tuvieron que venir desde Francia sus familiares a buscarla, estaban consternados. Ella había llegado al tratamiento a través de la web de Nadiya para curarse de un cáncer de mama avanzado y esa semana debería haber comenzado el tratamiento oncológico pertinente. No la denunciaron, pero si lo hubieran hecho Nadia estaría en prisión”.

Antes de que la declaración de este martes termine, otro seguidor de la doctora Popel señala en tono mesiánico: “Tenemos que tener conciencia de en qué bando estamos, si en el de la luz o en el de la oscuridad. Las personas que han hecho esta catástrofe en los seres humanos, para transhumanizarlos y hacerlos dependientes de la inteligencia artificial no son buenos, en absoluto, son oscuros y malignos. Y no pararán. Pero que sepan que nosotros tampoco”. Por ahora, todo queda en manos del juez.