La primera víctima mortal de la colonia militar franquista de La Savina, en Formentera, ha sido identificada. Se trata de Francisco Solano Vera, natural de Murcia, panadero de profesión y padre de seis hijos. “Después de ochenta años, sus hijas se lo podrán llevar a casa, en Cartagena”, han subrayado desde el Govern.
En concreto, los restos fueron localizados el pasado mes de abril en el cementerio de Sant Francesc durante la primera fase de exhumaciones y excavaciones en este camposanto, llevada a cabo en el marco del Tercer Plan de Fosas del Ejecutivo balear, tal como ha informado la Conselleria de Transición Energética, Sectores Productivos y Memoria Democrática.
El objetivo pasa por localizar a un mínimo de 58 víctimas que habrían fallecido en el penal entre 1940 y 1942. La intervención fue llevada a cabo por la Sociedad de Ciencias Aranzadi y dio como resultado la recuperación de, al menos, seis cuerpos compatibles por sus características con las víctimas de la colonia franquista. El primero de ellos en ser identificado ha sido el de Francisco Solano Vera.
Según el informe de identificación biológica realizado por el laboratorio BIOMICs de la Universidad del País Vasco (Vitoria-Gasteiz), la identificación de Solano se ha llevado a cabo mediante la comparación genética entre unas muestras de sus dos hijas y los restos óseos procedentes de la exhumación. Sus restos habrían sido recuperados en la sepultura 10 de la fila 6, en el patio 2 del cementerio de Sant Francesc Xavier.
Fallecido por caquexia y tuberculosis pulmonar
De acuerdo con la documentación de la época recogida en el estudio del historiador ibicenco Antoni Ferrer Abárzuza, el murciano habría muerto en la colonia militar franquista de Formentera el 7 de julio de 1942 por caquexia y tuberculosis pulmonar.
La identificación permite confiar en que los restos recuperados en la primera fase de exhumaciones del cementerio se corresponderían con víctimas del penal.
En los próximos meses, una segunda intervención en Formentera buscará a otras víctimas dentro del Cuarto Plan de Fosas del Govern (2022-2023), tal como aprobó este año la Comisión Técnica de Fosas y Desaparecidos.
Hasta ahora, en Balears se han podido recuperar los restos de, al menos, 220 personas asesinadas durante la Guerra Civil y la represión franquista, de las que 47 han sido identificadas y los restos de 35 han sido devueltos a sus familias.
El Ejectivo ha informado de que Francisco Solano nació el 13 de diciembre de 1902 en Cartagena (Murcia), era panadero y estaba casado con Dolores Fernández, con la que tuvo seis hijos. Murió el 7 de julio de 1942 en el penal de Formentera a los 39 años, por caquexia y tuberculosis pulmonar.
Condiciones de vida de 'Es Campament'
También conocido como 'La Colònia' o 'Es Campament de la Savina', el penal de Formentera fue un centro penitenciario franquista abierto entre abril y mayo de 1940 y dependiente de la Prisión Provincial de Palma, según el Govern. Estaba destinado a personas ya sentenciadas por tribunales militares y se estima que, en sus dos años de existencia, llegó a albergar a 2.000 reclusos procedentes de todas las provincias de España.
Los presos internados y sentenciados a penas inferiores a 12 años eran autorizados a salir del penal para llevar a cabo trabajos y tareas. A los condenados a sentencias superiores se les reservaba reclusión o trabajo en el interior del propio campamento.
Todos ellos compartían unas condiciones de vida deplorables, caracterizadas por el hacinamiento, la insalubridad, las enfermedades y el hambre. Estas condiciones llevaron a la muerte a, al menos, 58 personas reclusas, una cifra constatada por la propia burocracia del régimen franquista.
Según los testimonios y documentos recogidos por este estudio, los muertos eran enterrados en el cementerio de Sant Francesc, que empezó a construirse en 1938 y fue inaugurado en 1940, poco antes de que se produjera la primera defunción documentada en el penal, en abril de 1941.
De acuerdo con este estudio, las muertes se sucedieron hasta octubre de 1942. “Cuando se producía una muerte, el cuerpo del finado era trasladado en carro, desde el penal y hasta la puerta de la iglesia, donde el párroco rezaba un responso ante el ataúd y de ahí seguían al cementerio”, recoge el informe. Estos testimonios afirman que “a veces se ponía más de un cadáver en el mismo ataúd”.
El penal cerró a finales de 1942, probablemente y según los estudios, ante el temor del régimen franquista a que la opinión pública internacional conociera la situación de horror que se vivía en Formentera. Los presos fueron entonces trasladados a otras penitenciarias.