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Pau Rigo, el jubilado que hace un año fue declarado culpable -y posteriormente absuelto- de matar con su escopeta a uno de los ladrones que asaltó su domicilio en Porreres (Mallorca) en febrero de 2018, volverá a sentarse en el banquillo de los acusados el próximo mes de noviembre. La Audiencia Provincial de Balears ha señalado para el día 7, a partir de las 9.30 horas, la constitución del jurado popular, mientras que los días siguientes tendrán lugar las declaraciones de los acusados -también serán juzgados de nuevo los tres hombres que entraron en su vivienda junto al asaltante fallecido- y los testigos. Está previsto que el juicio se prolongue durante dos semanas. La defensa del anciano reclama nuevamente la absolución de su patrocinado al alegar que actuó en defensa propia.
Apenas unos meses después de ser declarado culpable mediante una resolución que desató la controversia y reabrió el debate acerca de la legítima defensa, la Justicia anuló el veredicto de culpabilidad por diversos errores en su planteamiento y la Audiencia Provincial exoneró finalmente al anciano al considerar que no había prueba “suficiente” de que el acusado tuviese “ánimo de causar la muerte” del atracador. Sin embargo, el pasado mes de mayo, el Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJIB) declaraba nula la absolución a petición de la Fiscalía y ordenaba la repetición del juicio.
El letrado Eduardo Valdivia ejerce ahora la defensa del octogenario y en el escrito que presentó a principios de septiembre para reclamar su absolución hace especial hincapié en que, después de que dos encapuchados entrasen en casa de Rigo armados con patas de cabra y tratasen de agredirlo cuando fueron sorprendidos en pleno robo, el jubilado, al esquivar la agresión, disparó en un gesto de defensa pero sin ninguna intención de acabar con la vida del ladrón, a quien, al no llevar las gafas puestas, ni siquiera alcanzaba a distinguir.
La Sala de lo Civil y Penal del TSJIB ordenó repetir la vista oral por estos hechos al considerar que se habían infringido normas esenciales causantes de indefensión en relación con el veredicto así como en relación a las mayorías necesarias para su obtención. La vista deberá celebrarse con otro jurado popular y distinta magistrada o magistrado presidente. El juicio contra Rigo y tres de los cuatro asaltantes que también fueron juzgados en su día deberá ser llevado a cabo íntegramente con la presencia de todos los procesados.
El anciano defiende que actuó en defensa propia
Además de la amplia repercusión generada, el hecho de que el primer resultado del juicio fuese de culpabilidad levantó la polvareda acerca de si en este caso se produjo o no una reacción proporcionada por parte del jubilado. En su declaración en el juicio, el dueño de la vivienda alegó que actuó en defensa propia y la de su mujer ante el miedo y el temor que sintió por estar viviendo un segundo robo en menos de tres meses. El primero había sido llevado a cabo por individuos con la cara tapada que se llevaron 30.000 euros. Dos de ellos eran los mismos que los del asalto posterior.
En concreto, los hechos se remontan a la mañana del 24 de febrero de 2018, cuando los hermanos Fredy y Mauricio E. –el ladrón fallecido–, animados por Pep S. y Marcos R., también acusados, asaltaron la casa del anciano, a las afueras de Porreres, para robar el dinero de la vivienda. Los dos hermanos accedieron a la finca con pasamontañas para evitar ser reconocidos, unos guantes y dos patas de cabra con las que abrir la caja fuerte. Cuando el anciano salía a pasear –supuestamente, sabían que lo hacía habitualmente– lo abordaron por la espalda y le exigieron el dinero.
Versiones contrapuestas
Las versiones de las partes difirieron, sin embargo, en cuanto a las supuestas agresividad y violencia empleadas para exigir el botín. La defensa del anciano aseguró en la vista oral que le pusieron en el cuello un cuchillo de grandes dimensiones, extremo que negaron los abogados de los acusados, y que la violencia fue in crescendo mientras le pedían más y más dinero. La Fiscalía, por su parte, sostenía que lo agarraron por la espalda y le taparon la boca para que no gritara, mientras que, dentro de la casa, habrían empujado a su mujer, haciéndola caer.
Después de que los dos hermanos bajaran al sótano, se apoderasen de un total de 15.000 euros repartidos en mochilas y volvieran a subir, el anciano cogió una escopeta de caza y disparó en el abdomen a Mauricio. En este punto, las versiones volvían a chocar. El anciano asegura que les conminó a que se marcharan y que ellos, en lugar de hacerlo, se abalanzaron sobre él, momento en el que disparó. En cambio, la Fiscalía y los otros acusados dicen que esperó el regreso de los ladrones en el salón y, cuando pretendían salir con el dinero, disparó. Tras ello, Fredy E. se abalanzó sobre el autor del disparo y le golpeó con una pata de cabra para luego cargar con su hermano a la espalda y huir con el dinero.