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El peregrinaje de la escultura municipal de 120.000 euros que ha acabado entre los zarzales de un descampado

La obra 'Primitive Irruption', de José Dávila, recién instalada en el paso de Can Pastilla el pasado mes de abril

Esther Ballesteros

Mallorca —

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Entre zarzales y en medio de un descampado. Así apareció hace unos días una escultura del artista mexicano José Davila, valorada en 120.000 euros y bajo propiedad del Ajuntament de Palma desde que, el pasado 5 de abril, fuese donada por la galería privada Kewenig. Se trata de una obra que, bajo el nombre Primitive Irruption, juega con la idea del equilibrio y de la estabilidad, y cuyo destino entre matorrales parecía inimaginable.

La escultura había sido instalada por el anterior equipo de gobierno (integrado por PSIB-PSOE, Més y Podem) en el Paseo de Can Pastilla, coincidiendo con el tramo final de la pasada legislatura, pero Demarcación de Costas de las Illes Balears reclamó su traslado inmediato al alegar que el punto escogido correspondía a un área perteneciente al ámbito territorial de este organismo. El nuevo gabinete del PP, a través de la dirección general de Patrimonio e Interpretación de la Ciudad, ordenó a finales de julio retirar la obra con la intención de efectuar su traslado a una nueva ubicación.

Para ello, como explica el equipo de gobierno, el Ajuntament firmó un contrato con la empresa especializada Pradas-Art S.L- por valor de 5.556,89 euros (IVA incluido), en el que figuraba la obligación del adjudicatario de llevar a cabo el desmontaje de la escultura de José Dávila, el traslado al taller -donde el concesionario del servicio asumiría las labores de guardia y custodia de la obra- y la futura instalación en un nuevo emplazamiento.

Desde el Consistorio señalan que la elección de esta empresa partió de la recomendación efectuada directamente a a la corporación municipal por parte de la galería Kewenig. De hecho, fue esta misma mercantil la que, por indicación del anterior gobierno municipal, se encargó, siguiendo la petición de la galería, de la colocación de la pieza en su ubicación inicial en Platja de Palma.

La retirada de la escultura tuvo lugar el pasado 24 de julio bajo la supervisión de técnicos municipales expertos en patrimonio. Sin embargo, la siguiente ocasión en que pudo observarse la obra fue en medio de un descampado ubicado en el término municipal de Calvià.

Tras tener conocimiento de los hechos, el teniente de alcalde de Cultura, Javier Bonet, anunció que el Ajuntament emprendería acciones legales contra la empresa adjudicataria del contrato de traslado y almacenamiento de la escultura en caso de que se demostrara que efectuó esta labor “con mala praxis y sin tener en cuenta su obligación de proteger y preservar la integridad de la pieza”.

“La principal preocupación del equipo de gobierno es saber por qué la escultura ha aparecido en unos terrenos de Calvià en vez de haber sido trasladada y custodiada en el taller de la empresa que había asumido ese servicio”, señala el regidor. El local en el que debía ser guardada se encuentra situado en el Polígono de Son Castelló, en Palma.

Desprotegida “por el temporal”

Sin embargo, tras lograr contactar con la concesionaria, ésta justificó que la habían colocado al aire libre dado que por sus características y su material -está compuesta por vigas de acero apiladas con un canto rodado- era más conveniente que permaneciera fuera del almacén, protegida, y manipularla lo menos posible. Desde la empresa alegan, asimismo, que si la escultura había aparecido desprotegida se debía al fuerte temporal que había azotado Mallorca el día anterior y que se había llevado por delante los elementos que la resguardaban, una explicación que, como han señalado a elDiario.es fuentes del Ajuntament de Palma, al equipo de gobierno le resultó satisfactoria.   

El área municipal de Cultura procedió, además, a contactar con el autor de la obra, quien reside en México, así como con la galería Kewenig. Asimismo, Bonet dio la orden al equipo de la concejalía para disponer, “lo antes posible”, de toda la información referida a esta incidencia y aclarar las razones por las que la escultura apareció “lejos del emplazamiento al que había sido destinada”.

Una donación rodeada de revuelo

Con la realización de esta escultura, Dávila buscaba formar un equilibrio aparentemente delicado que encarnase la gravedad, la resistencia y la energía latente en juego en el espacio y el tiempo, además de provocar que la firmeza de las vigas contrastase con la forma irregular de la roca y su aspecto industrial con su carácter inalterado. La roca, de este modo, parece desestabilizar la viga que descansa sobre ella y poner en peligro el equilibrio del conjunto, manteniendo el impulso para que el espectador tome conciencia de las fuerzas en juego. 

La instalación de la escultura ya estuvo rodeada de revuelo después de que la Asociación de Artistas Visuales de Balears (Aavib) reclamara paralizar el proceso de donación por parte de la galería Kewenig al considerar que la obra estaba sobrevalorada y su transmisión podía constituir un posible fraude para desgravar impuestos. Unas manifestaciones a las que el equipo de gobierno de entonces no tardó en responder para reclamar “más rigor, conocimiento y consistencia” a la entidad a la hora de deslizar tales acusaciones.

También la asociación de galeristas Art Palma Contemporani expresó su preocupación por las declaraciones de la Aavib “sin presentar más argumentos” que los del propio secretario ejecutivo de la asociación, Álex Ceball, al denominar la escultura como “cuatro vigas y una piedra”.

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