El polémico sacrificio de cabras y conejos en dos islotes de Ibiza permite recuperar la flora local
Los islotes de las reservas naturales de es Vedrà, es Vedranell y los islotes de Ponent se encuentran ubicados en un enclave privilegiado, de gran valor medioambiental, en la zona oeste de Eivissa. Se trata de una superficie protegida de 797,6 hectáreas, de las cuales 564,9 corresponden al ámbito marino y 232,7, al terrestre. Son espacios naturales caracterizados por su alto valor ecológico, en los cuales habitan diferentes especies de aves marinas, lagartijas e invertebrados endémicos, además de una flora cuya biodiversidad es de una riqueza incalculable. Sin embargo, la flora de los islotes de es Vedrà y s’Espartar (parte de los islotes de Ponent) estuvo en serio peligro debido a la colonización de dos herbívoros: las cabras y los conejos, que fueron erradicados por la Conselleria de Medio Ambiente del Govern, al considerarlas especies invasoras.
“Son dos casos ejemplares de actuaciones que se pueden llevar a cabo en otros territorios y que demuestran que son necesarias para la gestión de un espacio tan valioso en diversidad como este, que forma parte del patrimonio de todas las islas”, explica de manera rotunda el doctor y profesor de Biología y Botánica de la Universitat de les Illes Balears (UIB) Joan Rita, en conversaciones con elDiario.es. Este investigador ha encabezado −junto a Joana Cursach, Miquel Capó, Antoni Mateu y Gabriel Bibiloni− un estudio llevado a cabo en el departamento de Biología de la UIB que muestra cómo se ha recuperado la flora de ambos islotes tras la desaparición de los rumiantes y de los conejos. “Es muy impactante el crecimiento que ha habido en la vegetación”, afirma Rita.
La decisión del Govern de erradicar las cabras de es Vedrà dividió a la opinión pública ibicenca. En febrero de 2016, la Conselleria de Medio Ambiente ordenó la muerte a tiros de las cabras −quedaron algunas vivas−, una decisión que fue criticada por los ‘vedraners’, el apodo que reciben los propietarios del islote (pese a ser Reserva Natural y formar parte de la Red Natura 2000), y por asociaciones animalistas, mientras que los grupos ecologistas, entre ellos el GEN-GOB, aplaudieron la medida.
“Si las cabras eliminan la vegetación, el viento y el agua hacen que la poca tierra que tiene un islote escape. Es muy difícil recuperar la flora”, explica Joan Carles Palerm, presidente del GEN-GOB, a elDiario.es. Los ecologistas aseguran que los propietarios introdujeron las cabras hace siglos pero que luego se extinguieron del islote. En 1992 las habrían vuelto a introducir como parte de una práctica tradicional, que consiste en ir “entre una y dos veces al año para cazar a los animales: las matan con un cuchillo para hacer una torrada”.
Si las cabras eliminan la vegetación, el viento y el agua hacen que la poca tierra que tiene un islote escape. Es muy difícil recuperar la flora
Las cabras fueron eliminadas en 2020
Palerm sostiene que el Govern pidió a los propietarios en 2015 que sacaran las cabras del islote, pero estos no se habrían hecho responsables de los animales ni los habrían reconocido como suyos. Por este motivo, la Conselleria de Medio Ambiente, competente en la gestión de este espacio natural, decidió eliminarlas. Cuatro de ellas quedaron vivas, aseguraron fuentes de la Conselleria de Medio Ambiente a elDiario.es en febrero de 2019. La última fue eliminada en mayo de 2020. “La decisión era necesaria e iba en consonancia con los principales retos que teníamos: recuperar, desde el punto de vista botánico, los islotes que estaban sometidos a la presión de herbívoros, que eran s'Espartar y es Vedrà”, asegura Virginia Picorelli, técnica de las Reservas Naturales de es Vedrà, es Vedranell y los islotes de Ponent, a elDiario.es. “En ambos casos, ha sido un éxito total”, destaca Picorelli.
Esta actuación, sin embargo, fue denunciada ante los tribunales por la asociación Basta Ya de Maltrato Animal, que acusaba a Caterina Amengual, exdirectora general de Espacios Naturales y Biodiversidad, y a Miquel Vericad, exconseller de Medio Ambiente de Eivissa, de un supuesto delito de prevaricación (por incumplimiento del artículo 5 de la Ley 1/1992 de Protección Animal), que fue archivado por la Audiencia Provincial de Palma. El juzgado consideró que la actuación del Govern estaba justificada por “plurales informes” y por los agentes forestales que certificaron que las cabras son “un factor regresivo y degradante para especies vegetales y endémicas protegidas”. La Justicia amparaba de esta manera el sacrificio de las cabras de es Vedrà, rechazando que la matanza fuera un delito, ya que la decisión estuvo motivada para recuperar la flora del islote.
En cuanto a la petición de los animalistas de que las cabras fueran sacadas del islote sin ser sacrificadas, la resolución de la Audiencia de Palma señalaba que, aunque “hubiese sido deseable evitar la muerte de animales y conseguir algún otro destino para ellos”, la asociación animalista “tampoco expresa que existiese una alternativa legal viable y adecuada para mantenerlos con vida”. El Govern defendía que no podía trasladar a las cabras a otro lugar porque ello pondría “en riesgo la integridad física de los técnicos”, además de que supondría un desembolso económico. El GEN-GOB tampoco lo veía viable. “No es posible llevarse las cabras sin poner en riesgo la vida de los trabajadores por las condiciones del terreno; además las cabras pueden despeñarse”, comenta Palerm.
“Es una decisión técnica, pero cuando empezamos a hablar del tema, se politizó”, lamenta Picorelli. “Es verdad que ha costado mucho explicarlo, pero creo que ahora con la distancia se pueden ver los resultados”, reconoce la técnica de la Conselleria de Medio Ambiente, que subraya que la decisión se tomó en base a informes técnicos internos pero también externos, como los que redactaba el equipo de investigadores dirigido por el doctor Joan Rita. “Puede ser un referente importante a la hora de tomar decisiones técnicas en otros espacios”, concluye Picorelli.
Es una decisión técnica, pero cuando empezamos a hablar del tema, se politizó. Es verdad que ha costado mucho explicarlo, pero creo que ahora con la distancia se pueden ver los resultados
Recuperación de la flora
Más allá de la polémica suscitada, cerrada con el archivo de la causa por parte de la Audiencia de Palma, lo que muestra el estudio realizado por el equipo de investigadores liderado por el doctor Rita en la UIB es que la erradicación de las cabras de es Vedrà y de los conejos de s’Espartar ha permitido “la recuperación de la flora de estos islotes”. Según señala el estudio, es un hecho muy importante, dado que estos islotes “son verdaderas joyas botánicas que forman parte del patrimonio natural de las Pitiüses y de las Balears”.
En el caso de es Vedrà, se han encontrado 178 especies: es el islote con más riqueza florística y el que cuenta con un mayor número de endemismos (13), además de contar con uno propio, el Santolina vedranensis. S’Espartar, siendo una isla muy pequeña, cuenta con 145 especies y trece endemismos, mientras que Sa Conillera −parte de los illots de Ponent−, pese a ser más extenso en superficie que es Vedrà, cuenta con un menor número de especies (149) y endemismos (6). Los otros islotes ricos en especies son es Vedranell y s’Illa des Bosc: el primero, con 143 especies y diez endemismos, y el segundo, con 137 especies y seis endemismos.
En el caso de s’Espartar, los conejos estaban arrasando con una planta muy importante, la medicago citrina, que era incapaz de colonizar la isla porque estos animales se la comían rápidamente. “En cuanto se han erradicado los conejos, el crecimiento ha sido explosivo, espectacular”, comenta Rita. Esta planta, detalla el científico, tiene unas semillas que “se dispersan muy fácilmente con el viento”, un factor que ha beneficiado su conservación. “El viento las transporta desde el acantilado hasta la isla y eso ha facilitado que se esparcieran muy fácilmente”, destaca el experto en Botánica.
Las exploraciones de estos investigadores han permitido ampliar la lista de especies endémicas de Balears, como la Santolina vedranensis de es Vedrà, la Carduncellus dianus de s’Espartar, la medicago citrina de d’Espartar y Na Bosc, la Silene hifacensis de es Vedrà y s’Espartar, la Biscutella ebusitana de es Vedrà y es Vedranell, la Silene cambessedesii de sa Conillera o la Diplotaxis ibicensis, que se encuentra en prácticamente todos los islotes importantes.
Además de los impactos sobre el territorio que han sufrido algunos de estos islotes, como la introducción de las cabras en es Vedrà y la de los conejos en s’Espartar y sa Conillera, el estudio cita la construcción de diferentes infraestructuras, como los faros en es Vedrà, sa Conillera y na Plana y las prácticas de tiro efectuadas por el ejército español en ses Bledes. La declaración de estos espacios como Reserva Natural ha permitido corregir muchos de estos impactos, favoreciendo su recuperación, señala el estudio.
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