El vídeo viral de los jóvenes que inundan un barco evidencia el riesgo de alquilar sin licencia: “Es una temeridad”
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Alquilar barcos sin licencia ha permitido democratizar el acceso al mundo de la navegación, además de fomentar el auge del turismo náutico de recreo. Sin embargo, el vídeo viralizado la semana pasada en el que varios varios jóvenes, entre risas y alcohol de por medio, intentan achicar el agua que inunda su barca en Mallorca hasta acabar prácticamente hundida, ha puesto en la picota una actividad sobre la que no dejan de sobrevolar las suspicacias: mientras unos atribuyen a la responsabilidad individual el manejo prudente de las embarcaciones, otros alertan de los riesgos que entraña salir al mar sin titulación alguna. “Es una gran temeridad”, advierten.
Recientemente, la capitanía marítima de Palma estableció nuevas normas y restricciones a la hora de alquilar en aguas de Mallorca y Menorca embarcaciones de recreo sin licencia, que deben contar con un máximo de cinco metros de eslora y una potencia inferior a los 11,26 kilovatios (15 caballos). Entre sus preceptos, la nueva normativa, publicada el pasado 27 de junio en el Boletín Oficial de Balears (BOIB), establece que las embarcaciones no podrán navegar si la fuerza del viento es superior a F4 (entre 11 y 16 nudos, o de 20 a 30 km/h), si las olas superan el metro de altura o si la visibilidad es menor a seis millas.
Tampoco podrán alejarse más de una milla mar adentro, la navegación deberá llevarse a cabo en horario diurno y la distancia máxima de navegación no podrá superar las cinco millas desde el lugar de salida de la embarcación.
En declaraciones a elDiario.es, Pedro Francisco Gil, presidente de la Asociación de Chárter y Actividades Subacuáticas de Balears (ACASIB) y director de Sin Rumbo Mallorca, escuela náutica y empresa de chárter radicada en el Port d'Andratx -y que nada tuvo que ver con el suceso acaecido la semana pasada-, asevera que el “problema” en este tipo de situaciones radica en las personas o empresas que se dedican a alquilar embarcaciones. Como explica, debido a la “involución” del sector, “la gente se da de alta como autónoma y alquila embarcaciones sin conocer el mar ni la meteorología y sin ser capitanes profesionales”, algo contra lo que, desde la asociación, está “intentando luchar”. Alude, incluso, a particulares que alquilan de forma ilegal sus embarcaciones sin contar con el pertinente permiso para ello.
Necesidad de instruir al cliente antes de que salga en barco
Gil señala que, en su caso como en el de otras empresas, están “preparados para instruir”: “Si tú te dedicas a alquilar embarcaciones, ya sea con licencia o sin licencia y no sabes del sector, ya todo empieza mal”. Por ello, considera necesario que, antes de salir a navegar, se explique al usuario las precauciones a nivel geográfico, además de advertirles de la meteorología y recomendarle dónde ir o no. En el caso de Sin Rumbo, explica que las barcas cuentan con GPS -algo a lo que ya obliga la normativa recientemente aprobada- y desde las oficinas los profesionales pueden tener contacto continuo con el cliente que se encuentra en la embarcación. “Todo está muy controlado y, con ello, minimizamos el fallo”, añade.
Del mismo modo, apunta a la importancia de “seleccionar al cliente”, sobre todo cuando los interesados llaman por teléfono y preguntan sobre cuestiones alcohólicas o de velocidad. “Perdemos dinero, pero ganamos en seguridad y tranquilidad. Una persona que gestiona una empresa profesional entiende la gravedad del asunto y lo hostil que es el mar”, recalca.
“Lo fácil es criticar a los jóvenes [del vídeo viral]. Que sí, tienen mucha culpa”, asevera Gil, quien lamenta que “lo que está siendo difícil de ver es el trasfondo”. “La persona que alquiló ese barco no estaba formada. Y, además, ese barco salió con mala meteorología. Tampoco nadie le explicó al cliente que delante no se pueden sentar. Por no hablar de la capacidad y peso máximos que soportan las embarcaciones, dependiendo de sus características”. “Hay embarcaciones que aguantan 350 kilos a bordo y otras que soportan 600. Las semirrígidas, popularmente conocidas como Zodiac, pueden aguantar hasta 12 pasajeros aunque midan seis metros. Por flotabilidad, que no por espacio, un barco no podría soportarlo”, explica.
Lo fácil es criticar a los jóvenes [del vídeo viral]. Que sí, tienen mucha culpa. Lo que está siendo difícil de ver es el trasfondo. La persona que alquiló ese barco no estaba formada. Y, además, ese barco salió con mala meteorología. Tampoco nadie le explicó al cliente que delante no se pueden sentar
La responsabilidad, del cliente “al cien por cien”
Por su parte, Álex Casares, presidente de la Asociación del Desarrollo Náutico de Empresas y Autónomos (ADNEA) y marino mercante, desecha que el problema radique en la posibilidad de adentrarse en el mar con o sin licencia. En su opinión, se trata de un asunto “del que cada uno es totalmente responsable”, refiriéndose a la persona que alquila la embarcación, que, además, “debe hacerse cargo de todos los gastos que eso conlleve”, además de la concienciación que deben tener los usuarios respecto a los plásticos, combustibles y aceites que, en una situación como la del vídeo viral, acaban depositándose en el fondo del mar. “Aparte de que se juegan la vida y hay que movilizar a Salvamento Marítimo y a otros organismos”, añade.
“Para mí no es tanto el tema de la titulación en sí”, abunda Casares, quien incide en que disponer de licencia “no garantiza que uno sea o no responsable”: “Es como quien se saca el carnet de conducir y no por un percance hay que prohibir la circulación”. “Con las motos de agua sucede igual. Debes tener una titulación, lo que no impide que, de repente, vayas a 100 kilómetros por hora por el mar. Para mí tienen mucho más peligro”, abunda el marino mercante, quien insiste en que la responsabilidad reside “al 100% en la persona que conduce la embarcación”. En cuanto a las posibles situaciones anómalas a las que pueden exponerse los usuarios, señala que algunos de ellos “quieren fondear y no pueden porque no tienen ni idea”, pero más allá de esto, asevera que los riesgos son mínimos dado que se trata de embarcaciones “relativamente lentas”.
Álex Casares, presidente de la Asociación del Desarrollo Náutico de Empresas y Autónomos, comenta que una titulación "no garantiza que uno sea o no responsable", como quien se saca el carnet de conducir y "no por un percance hay que prohibir la circulación
Niños sentados en el balcón de proa
Algunos propietarios de barcos con licencia consultados por elDiario.es opinan, sin embargo, todo lo contrario. Uno de ellos señala que se ha encontrado con personas que “no saben por dónde tirar el ancla o traspasan los límites marcados por las boyas”. Asegura, incluso, haber visto a niños sentados en el balcón de proa: “Si se caen, les pasas por encima. Es una gran temeridad y el riesgo es enorme”. “Algunos vienen y se piensan que esto es jauja”, espeta. En este punto, recuerda el accidente ocurrido en septiembre de 2015 frente a la playa mallorquina de sa Ràpita cuando una niña de nueve años cayó al mar desde la lancha semirrígida en la que navegaba con sus padres. Al precipitarse, la hélice le provocó tales heridas que acabó falleciendo instantes después.
Otro de los dueños de barco que habitualmente salen a navegar por las costas de Mallorca subraya que “el problema principal de las barcas no es tener una licencia o tener un carnet, lo importante es tener experiencia en el mar”. Y, en este sentido, recrimina que “mucha gente llega aquí y coge una barca sin tener experiencia”. “Gente que no sabe fondear o que no sabe manejar una barca a motor. Yo creo que hay un ángel de la guarda en el mar, porque desgracias podría haber muchas y en mi vida no he visto ni una”, añade.
Endurecimiento de las restricciones
Ante tales tesituras, la normativa ha endurecido los requisitos para navegar sin licencia. La resolución publicada el pasado 26 de junio sobre las 'normas de seguridad para el gobierno de embarcaciones con motor sin requisito de título en régimen de alquiler' establece que en la zona de servicio de los puertos de Mallorca y Menorca (Palma, Alcúdia, Maó y Ciutadella), siempre que las ordenanzas portuarias lo permitan, la navegación de las embarcaciones se realizará acompañado de una embarcación del arrendador, en disposición de escolta o remolque.
Uno de los aspectos principales en los que incide el texto es la distancia que las embarcaciones deberán mantener respecto a otras durante su navegación: las lanchas deberán estar apartadas un mínimo de 50 metros respecto de otros buques, embarcaciones y artefactos que se encuentren fondeados o amarrados, salvo que se pretenda fondear o amarrar, en cuyo caso -prosigue la normativa- deberá mantenerse una distancia de seguridad suficiente y se adoptarán las medidas necesarias para evitar colisionar o varar durante el fondeo o amarre.
Asimismo, salvo por cuestiones de seguridad marítima, no se permitirá navegar a estas embarcaciones a una velocidad superior a siete nudos y deberán disponer de medios para su localización y seguimiento por las personas físicas o jurídicas que las arrienden.
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