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Así que has ganado las elecciones, ¿no? Bienvenido a la guerra

Vale. Sabíamos que no iba a ser fácil. Meterte en un terreno “propiedad” de una gente desde que volvimos a esta precaria democracia hace ya casi cuarenta años. Pero, ¡ey!, al fin y al cabo es una democracia. Si ganas, pues se supone que algo te dejarán hacer. Harán una oposición feroz, usarán todas las herramientas dentro de las reglas, las maniobras más torticeras… Pero no. Ha hecho falta un día, -UN DÍA- para comprobar que no. Es una guerra. Y por lo visto y como dice el refrán, vale todo.

Hace tiempo escribí una pieza de título ‘El Cortijo’ sobre lo disruptivo de la presencia de estas nuevas gentes de la ciudadanía y movimientos sociales en el Parlamento de Andalucía y el “conflicto” que ello creaba a los habituales y tradicionales moradores de la casa. Pues lo mismo ha pasado en el Ayuntamiento de Madrid y lo mismo debe estar pasando en cada pueblo del reino. Es sencillo: NO ADMITEN QUE NADIE LE TOQUE LO QUE ES SUYO. Y por lo visto, las instituciones, creen, es parte de ‘lo suyo’. 

Y no les falta parte de razón. En lo de creérselo, digo.

Este sistema que tenemos (con nuestra colaboración, claro) ha propiciado que desde que podemos votar ‘en libertad’ hayamos tenido una sucesión de los dos grandes partidos que en una suerte de ping-pong se han ido pasando las responsabilidades de gobierno “cambiando todo para que no cambie nada” parafraseando a Giuseppe Tomasi di Lampedusa.

Pues me da pavor, pero por lo visto toca armarse, amigos. Nos obligan a luchar. Nos hemos topado de bruces con una suerte de guerra y tenemos que defendernos. Y es importante por lo que luchamos: ni más ni menos que nuestra vida, la de nuestros hijos, nuestro futuro, la democracia. Casi nada.

Tres dudas (entre docenas) son las principales que me produce esta situación:

UNA.

La confrontación está aquí. ¿Nos dedicamos a armarnos y a pelear, o por el contrario evitamos la confrontación y ahora que estamos en las instituciones intentamos Gobernar y sacar adelante medidas para tener una vida mejor para los conciudadanos, reducir la desigualdad y sencillamente tener un mundo mejor? Hablar con hechos en vez de dejarnos las fuerzas en defendernos de ataques mediáticos mal construidos pero intensos y reiterativos.

¿O tal vez se puedan hacer las dos cosas a la vez? No lo sé. No tengo ni idea. Nos hace falta formación, armas, fuerza, ¿liderazgos?, constancia, unidad… Qué lío todo. 

Ayer mismo pasaron estas cosas:

Asimismo, en la redacción me cuenta un compañero la siguiente conversación que recientemente ha tenido: 

Me dijeron ayer.“Oye, ¿has oído hablar del hermano de XXXXXX? [siendo xxxxxx alguien de una lista del Ayuntamiento] Lo conozco y es un nazi de cuidado”

Y yo le dije: “Bueno, ¿y qué?”

Contestó: “Hombre, hay que sacar mierda de donde sea…” 

¿De verdad que nos vamos a poner nosotros también a hacer estas cosas?

Y lo mismo con lo del “y tú más”. Es sin duda muy frustrante que obliguen a dimitir al seguramente mejor Concejal de Cultura que habría tenido esta ciudad en su historia antes de dejarle empezar a trabajar mientras siguen en la oficina el Presidente que le dijo al corrupto que “haría lo que pudiese por ayudarle” por SMS o el Portavoz del PP que dijo que “los hijos de los asesinados por el franquismo solo se acuerdan de sus padres cuando hay dinero de las subvenciones” por poner dos ejemplos entre docenas, cientos. ¿Miles? Evidentemente esta gente debería haber -ya no dimitido- sino estar exiliados de cualquier aspecto de la vida pública, incluso afrontar responsabilidades penales en según que caso.

DOS.

¿Tenemos alguna chance, ya no de ganar sino de aguantar en esta guerra sin poseer medios propios de comunicación que amplifiquen nuestros intereses, señalen enemigos, distraigan la atención y creen la agenda que nos interese? En eso nos llevan centenares de años de ventaja. Y miles de millones de euros, claro. ¿Podemos 'participar' en la Democracia en España en 2015 con garantías sin el apoyo de grandes oligarquías mediatico-empresariales?

Y TRES.

¿Cuál es el papel del ciudadano en todo esto? Releo lo que he escrito hasta ahora y me sorprendo de haberlo hecho en primera persona del plural y de mi tono de ‘ellos y nosotros’. Yo, que nunca he sido (o tal vez mejor dicho: me he creído, parte de ningún ‘nosotros’). Pero esa es la gran fuerza de las nuevas candidaturas de unidad popular: la creación de esa gran masa confluyente de votantes y representantes remezclados que parece que puede cambiar la forma de hacer política.

En el caso de Ahora Madrid realmente han conseguido hacernos formar parte de ese “partido” o lo que fuere. En otros casos también: las Mareas Atlánticas, Ada en Barcelona, Zaragoza, Cádiz, etc… ¿Pero ahora? ¿Cuál es nuestro papel en esta guerra? ¿Somos soldados? ¿Queremos ir a esta guerra? ¿Debemos ir? ¿Sabemos? ¿Seremos capaces de criticar a NUESTRO partido o lo que sea que sea? 

Soy todo dudas y preguntas. Sólo tengo una certeza: tenemos derecho a gobernar. Derecho a que se cumplan estas reglas vigentes, muchas de las cuales no nos gustan y de hecho los compañeros se han metido en la política institucional para cambiarlas.

Tenemos derecho a intentarlo, a fallar. ¿Qué es lo peor que puede pasar?

Sea lo que fuere hay una solución quirúrgica, definitiva, soberana y democrática: en cuatro años para casa. 

Y si intentan otra cosa como parece, pues me temo que toca ir a la guerra, amigos. Es demasiado importante lo que nos jugamos y no podemos permitirnos quedarnos al margen. 

Vale. Sabíamos que no iba a ser fácil. Meterte en un terreno “propiedad” de una gente desde que volvimos a esta precaria democracia hace ya casi cuarenta años. Pero, ¡ey!, al fin y al cabo es una democracia. Si ganas, pues se supone que algo te dejarán hacer. Harán una oposición feroz, usarán todas las herramientas dentro de las reglas, las maniobras más torticeras… Pero no. Ha hecho falta un día, -UN DÍA- para comprobar que no. Es una guerra. Y por lo visto y como dice el refrán, vale todo.