Mi amigo Vicente Rubio-Pueyo preguntaba hace unos días en su muro de Facebook:
“Lisboa. Millón y medio de personas han cantado hoy 'Grândola, Vila Morena', el himno de la Revolución de abril del 74. ¿Qué canción cantar en España? Una pregunta aparentemente tonta, pero qué quizás sirva para pensar en muchas cosas, pasadas y presentes”.
Replico la pregunta en mi muro y estas son algunas respuestas sacadas de aquí y allí:
“A veces pienso si una parte de la Cultura de la Transición (CT), que digamos salió derrotada de la propia Transición, podría servir. Es decir, cantautores de izquierda que no llegaron a formar parte del escalafón más oficial de la CT. El ejemplo de Labordeta es muy bueno en ese sentido. No sé en otras partes, pero en Aragón consiguió un estatus más allá de posiciones políticas. Eso se notó mucho cuando murió hace un par de años: había mucho cariño hacia él desde gente muy distinta. ¿Quizás otro ejemplo sea Pablo Guerrero? No me va mucho el rollo cantautor, pero tengo simpatía por su 'A cantaros'. Tiene detalles de humor (las bioencimas), ¡y tiene la virtud de mencionar el tema de la deuda!”
“Preguntón. Ayer pensaba lo mismo. Parece que aún hay mucha fuerza en los mitos de la independencia popular-nacional. La Cultura de la Transición en su día generó mucha ilusión (y la Constitución del 78). ¿Se podría volver algún icono de la CT contra la CT misma? No se me ocurre, ni siquiera si es lo mismo que en Portugal (el 74 es una revolución). Muchas veces digo, medio por polemizar medio en serio, que la potencia del 15-M es la de la amnesia: olvidar toda referencia a un pasado que no sirve hoy para armar luchas ni construir movilizaciones plurales (la cultura de izquierda, etc.). Pero la amnesia tiene sus límites, hay posibilidades que mueren con ella. En todo caso, ¡¡¡cualquier cosa menos Luis Pastor por favor!!!”
“Pues sí, preguntón. Aquí a alguna gente le emociona cantar 'L'Estaca' antes y después de las manis. Yo entiendo la emotividad y la cosa de la canción, pero no me pone, y creo que a muchos otros tampoco”.
“El 'himno a la libertad' de José Antonio Labordeta también se canta en actos y manis del 15M y alrededores. Labordeta fue antifranquista y tuvo una segunda vida, como diputado de la Chunta, nacionalistas de izquierdas. Pero Labordeta, cantautor, presentador de televisión, profesor de instituto y notable escritor es también representante de la CT. Curiosamente a su hermano, el poeta Miguel Labordeta, de la rama de Novalis, un poeta surrealista muy potente, hoy día no lo lee casi nadie y nadie lo reivindica. Miguel se suicidó y no aparece jamás en los manuales de literatura, ni como un primo cercano de Leopoldo Panero, el poeta maldito oficialesco. La CT sigue mandando en nuestro imaginario colectivo con enorme fuerza, lamentablemente...”
“El Portugal moderno procede de una revolución que se inicia con una canción. Por eso 'Grândola, Vila Morena' es un himno revolucionario y 'L'Estaca', por ejemplo, es una canción protesta”.
“Portugal tiene otra historia, claro. No es lo mismo salir de una dictadura en el 74 con una revolución que en el 75 con un anciano muriendo en la cama. Pero aparte de eso, lo que esto significa es que la gente en Portugal tiene eso como forma de invocar la necesidad de refundación de su sistema democrático. En España nos lo vamos a tener que inventar, porque los mitos de la izquierda tampoco sirven, no tienen el mismo carácter, me temo”.
“Pues cantemos el 'Grândola, Vila Morena' también. Bueno yo preferiría una de Eskorbuto, pero he de reconocer que el 'Canto a la libertad' de Labordeta se esta abriendo paso a toda maquina en el hit parade de los himnos populares”.
“Aquí se ha resucitado 'La Estaca' de Lluis Llach últimamente. A mí, personalmente, me deprime esa canción, pero bueno...”.
“No hay símbolos que unan, son demasiado locales. ¿Estaremos balcanizados?”
“Cada región tiene sus grândolas, Lluis Llach en Cataluña, Luis Pastor en Extremadura, Labordeta en Aragón... Y no creo que tengamos que invocar a nadie, sino empezar a escuchar y observar nuestra propia identidad cultural con las expresiones artísticas y culturales que surgen a raíz de nuestras luchas. Todas los movimiento sociales han venido acompañados de una identidad cultural y este, no se si por su forma de comunicación (mayoritariamente en red virtual) o por qué, no llega a cuajar nada concreto... y no será por falta de creadores e intervenciones. Creo que aquellos viejos cantautores no están haciendo nada destacable últimamente, pero sí que hay muchas acciones culturales y artísticas destacables que quedan en anécdotas puntuales... ¿Para cuándo un festival de carácter reivindicativo con identidad claramente transformadora...? ¿Quién está dispuesto a organizarlo...? ¿dónde...?”
“Una canción como ”Grândola, Vila Morena' convoca un acuerdo mayor que cualquier canción protesta. Es cierto que no se trata de invocar a nadie, pero sí a algo: a cosas, símbolos, que muestran que la fundación de una democracia está en el pueblo, y no en las instituciones. En Portugal tienen Grândola, que -es mi impresión, quizás me equivoco- es capaz de convocar eso, tanto a gente de izquierdas como de derechas. Al cantarla, de alguna manera se le está diciendo al gobierno que la posibilidad de democracia sobre la que el poder del gobierno descansa -la legitimidad de todo el régimen desde el 74- reside en el pueblo. En todo el pueblo. En España me temo que no podemos hacer algo así, puesto que las canciones similares pertenecen solo a un sector de la población (la izquierda)“.
“No son realidades iguales y por tanto no se deben comparar. Lo que creo yo (y me puedes llamar antiguo) es que la derecha española no es esa que se suma a un movimiento social para cambiar las cosas hermanada por un símbolo, sino más bien la que sigue el dogma de su partido (el PP) como Dios manda (nacional-catolicismo), y no hay mucho más. La canción protesta no es transformadora porque su contenido sea más o menos panfletario de izquierdas, sino por las reacciones que provoca”.
“Sé muy bien cómo es la derecha española, y sé que a mucha gente no habrá canción que le convenza, ni falta que hace. Pero al mismo tiempo, creo que eso es compatible con reconocer que la cultura de la izquierda tampoco llega a mucha gente, e invoca un proyecto que no ilusiona tanto como nos gustaría (y me incluyo: me gustaría que fuera de otra manera, pero no veo cómo). Y el caso es que lo veo exactamente como tú dices 'La canción protesta no es transformadora porque su contenido sea mas o menos panfletario de izquierdas, sino por las reacciones que provoca'. Por eso mismo, creo que hoy por hoy, y por desgracia, la canción protesta es considerada como un patrimonio de la izquierda (quizás a pesar de algunos de sus autores) y, por eso mismo, no puede ayudar a construir un proyecto más amplio. Pero vamos, que no pretendo culpar a nadie, es simplemente una reflexión sobre la historia a partir de unas canciones. Hay cosas más importantes, desde luego. Pero el problema de las canciones ayuda a pensar en otras cosas”.
“'Grândola', en términos psicoanalíticos y políticos, constituye una nueva identificación colectiva tras romper con la identificación previa de portugueses demócratas y libres del Portugal del bipartidismo y la troika. Es una reidentificación que impugna las anteriores, izquierdas, derechas. Y puede que como tal sea suficiente y necesaria. Pero, ¿son imprescindibles esos símbolos, una canción, una imagen, una bandera? En la peli No sobre el referéndum de Pinochet en el 88 se inventan una canción: 'Chile, la alegría ya viene'. ¿No podríamos apostar por el mantenimiento de la contingencia, de lo fluctuante escurridizo poniendo trabas a toda identidad? ¿No cabe lo político en la fuga constante, en la constelación de identidades lábiles?”
¿Y TÚ, QUÉ PIENSAS?
Iremos actualizando esta entrada con las propuestas más secundadas:
(la Solfónica canta “La Estaca” el 14 de noviembre mientras la policía carga en Neptuno)
(Canto a la libertad, manifestación de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, 16 de febrero 2013)