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OPINIÓN | Días de ruido y furia, por Enric González

Pintar el mundo de su color (acción contra los fondos buitre de Blackstone en Nueva York)

Interferencias

propone un texto de Elia Gran y Begonia Santa-Cecilia —

Nueva York, 17 de marzo del 2015. Hace mucho frío y la ciudad está pintada de gris y blanco por los restos de nieve que aún quedan congelados en el asfalto de las grandes avenidas.

A las 6 de la tarde en la esquina de Park Avenue con la calle 51 aparecen una veintena de personas. Un chico disfrazado que trae un clarinete, otro con un trombón, varias personas con pancartas, ollas, sartenes, silbatos y platos. “Let's do a caserolada” se había dicho en un mail. Los montones de mensajes que se cruzaron frenéticamente durante el fin de semana habían ido contagiando una alegría colectiva a los grupos de Marea Granate NYC y de la PAH que juntos organizaban (en España y EEUU) las acciones paralelas para el 17. Durante la noche del sábado el Whatsapp no paraba, bromas, ideas, ¿trabajo?, risas y tras muchas dudas por fin se decidió el hashtag: #opBlackstoneEvicts. Alguien creó unos flyers, otro diseñó un logo, otras corrieron por la ciudad persiguiendo a activistas de toda la vida para entrevistarlos y hacer un vídeo, otras pintaron eslóganes, muchos se encargaron de las redes, otras contactaron con prensa… Frenesí neoyorquino, la vivienda es una emergencia: aquí hay 60.000 personas sin techo, 22.000 de ellas son niños. Dos tercios de los habitantes de NY vivimos alquilando, más de la mitad pagamos al menos un tercio de nuestros ingresos en alquiler.

Cada vez hacía más frío y viento pero seguía llegando gente. “Housing is a Human Right, fight, fight, fight!”, “Blackstone buying Spain? No way!”, “What do we want? Stop evictions, when do we want it? Now!”, “Blackstone, Blackstone, shame one you”, se oía en ese trocito de Park Avenue. Al mismo tiempo apareció alguien con una decena de carteles verdes con eslóganes en apoyo a la PAH y al derecho a la vivienda que se repartieron enseguida. La fiesta estaba en marcha.

El 17 de marzo es también el día de otro tipo de fiesta: Saint Patrick, patrón de los irlandeses. Algunos de los neoyorquinos de raíces irlandesas, que son muchísimos, se visten de verde y celebran este día llenando las calles con un enorme desfile, después los bares y finalmente las calles otra vez, pero ya dispersos y borrachos.

Y en medio de la fiesta verde allí estaba la Marea Granate NYC, acompañada de grupos de activistas latinos y afro-americanos con sus carteles verdes y sus voces a las puertas del gigantesco edificio que es la central de las oficinas de Blackstone, el fondo de inversión más grande del mundo.

Seguramente, la multinacional Blackstone jamás podría haber imaginado la cantidad de ruido y atención mediática que podían generar pequeños grupos de personas protestando a la vez en diferentes partes del mundo. Ni que algo así podía dañar su imagen y quizá interferir en el posible plan de compra de 94.000 hipotecas de Cataluña Caixa que pretenden cerrar en abril. Quizá no sabían que este era un banco rescatado con dinero público español (12 billones de euros) o pensaban que ese “publico” se iba a quedar sentado en casa esperando a que ellos vinieran a desahuciarles. Pero ese público, los ciudadanos, ya saben que en Madrid, Blackstone había comprado al gobierno casi 2.000 casas de protección oficial en el 2013, después subió los alquileres y a continuación desahució a las familias que no pudieron pagarlos.

En el vídeo que se hizo para anunciar la acción se oye una canción de fondo de unos raperos de NY poco conocidos que repiten: “vultures, vultures, vultures” (buitres, buitres buitres). Y también se veían buitres negros pintados en el fondo de las pancartas mezclándose con las palabras. Empezó a oscurecer y la temperatura seguía bajando, ya estábamos a 0 grados. Algunos se fueron marchando pero aún quedaba una sorpresa final.

Habíamos visto a “los Illuminators” en acción, haciendo proyecciones por toda la ciudad en diferentes ocasiones desde Occupy Wall Street. Lo único que nos preocupaba es que no teníamos dinero para pagarles. Sabemos que intentan vivir de eso. Cuando cayó la noche llegaron con su furgoneta blanca y rápidamente montaron el equipo en el techo del vehículo, como si fueran los Cazafantasmas en plena acción. Les contamos que íbamos a hacer una colecta para reunir 100 pavos, pero enseguida nos dijeron que si teníamos que recolectarlo, no nos cobraban. Lanzaron la luz contra el edificio y allí apareció la imagen de un gran buitre cogiendo una casa con sus garras. A modo de diapositivas fueron apareciendo nuestros eslóganes: “Blackstone = Vultures” encima de las puertas del edificio, como si fuera el nombre de la compañía. Enseguida se acercó el vigilante de seguridad: “vais a tener que apagar esa cámara” dijo, y una de nosotras contestó: “no es una cámara”, y el illuminator añadió: “es sólo luz”. A esto el segurata respondió: “voy a tener que llamar a la policía” y dijimos: “si nos arrestas, tendrás que arrestar a todos los coches que pasan por aquí proyectando la luz de sus faros en el edificio”. Mientras tanto, los illuminators seguían pasando las imágenes para que las fuéramos grabando, fotografiando y enviando por la red, que era lo que queríamos. En cuanto acabamos, recogimos nuestros bártulos y nos fuimos diciendo: “Blackstone, Blackstone, shame on you”. Nos refugiamos del frío en el bar más cercano donde no paraban de llegar irlandeses vestidos de verde que se unían a cantar en grupo con sus instrumentos y canciones tradicionales. Y los de la Marea Granate NYC, contentos y entrando en calor a este lado del océano, sentíamos que algo habíamos hecho para echar una mano a los comPAHs y para ayudarnos también a nosotras mismas a seguir haciendo algo parecido a esas plazas del 2011 de las que nos acordamos muy bien.

Al salir vimos un edificio iluminado de verde. El mismo verde que habían sacado a la calle ese mismo día personas en más de 20 ciudades distintas del estado español, además de Chicago, Londres, San Francisco y Nueva York. Vimos a la PAH en ese edificio, en la meca de los especuladores, vimos el poder del “sí se puede” metiéndose por todos los rincones del mundo.

Pintando el mundo de su color.

Elia Gran es periodista y Begonia Santa-Cecilia es artista visual, ambas viven en Nueva York y son integrantes de la Marea Granate NYC.

Nueva York, 17 de marzo del 2015. Hace mucho frío y la ciudad está pintada de gris y blanco por los restos de nieve que aún quedan congelados en el asfalto de las grandes avenidas.