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Unicornios y Guardianes de la excelencia

Ahora mismo el debate sobre cultura y política está en plena ebullición. Las ansias de producir textos por parte de personas que se sienten interpeladas por ambos universos podrían significar dos cosas: la primera, que efectivamente hay mucha gente vinculada a producción de conocimiento que tenía una postura crítica con respecto al tradicional sector cultural y que se sintió aliviada y representada por el clima político que propuso el 15M; la segunda, que al margen de la proliferación de nuevos proyectos culturales hijos de esa situación política, es ahora que se vislumbra un cambio de régimen cuando muchas de esas personas se apresuran compartir sus reflexiones sobre el régimen presente y deseos sobre futuribles en relación a “política y cultura”. Cuatro de esos textos (además de múltiples conversaciones) sirven de pretexto a estos microrrelatos: 1. “He visto unicornios caer del cielo en el Palacio de Vistalegre” de Jaron Rowan, Los guardianes de la excelencia” de Rubén Martínez, “Lo que hacemos es secreto” de Silvia Nanclares y “Ni el copyright ni el copyleft te van a dar de comer” de Guillermo Zapata.

#1

- ¿Has visto esto? Quizás seamos guardianes de la excelencia sin quererlo…-

- Sí, puede ser.

- ¿Pero…?

- Pero hay entre nosotros un espécimen que me incomoda más aún. Los que dicen ser 'guardianes de los guardianes de la excelencia', los que dicen respetar y representar a la cultura popular, los que defienden el no-elitismo de sus prácticas...pero siempre que pueden aniquilan intelectualmente a quién duda, a quién ve Sálvame o ve partidos del Rayo. Y esos...esos me dan más miedo que quien se cuestiona lo que hace sin por ello perder su condición, aunque ésta sea involuntariamente elitista.

- Ya, pero siempre tiene que haber quien critique al que critica.

- Vale, Pero ¿no es paradójico que quién defienda lo popular lo haga a veces desde posiciones de superioridad moral?

- Lo es, pero de paradojas y contradicciones están llenos los guardianes y la excelencia...

#2

- Vaya puta mierda lo de Lenore.

- Algo he visto en el Facebook de Ana...

- Es que vamos, el rollito este que lleva de criticar lo elitista de lo hipster...cuando su postura es super-elitista. Porque a mi lo que realmente me molesta es que ahora todo tenga que ser indie-político monocorde.

- Pero, ¿te has leído el libro?- Ehmmm… no.

#3

- A mi lo que me preocupa es el acceso a la cultura.

- Para mi la solución a eso pasa por el dominio público.

- No sé, no me imagino muchas remezclas de la obra de Valle-Inclán, la verdad.

- ¡Demagogia!

- Demagogia no. Mira cómo se producen los memes o los GIFs animados. En éstos la autoría no importa una mierda. Y la propiedad de las imágenes que usan…tampoco. ¿De verdad crees que el dominio público va a fomentar el acceso y uso de la cultura?

- Lo que sé es que hay que crear condiciones favorables, detectar esas infraestructuras invisibles y cuidarlas.

- Oye, que todavía no eres ministro.

- Cabrón.

#4

- ¿Me estás diciendo que para poder reclamar lo que llevamos 15 años trabajando tengo que meterme en el Círculo Podemos Cultura de mi ciudad?

- No, te estoy diciendo que ellos marcan la pauta. Ellos tienen poder. Ellos probablemente van a definir las reglas de juego.

- El simple hecho de que hables de “ellos” ya representa aquello que me incomoda. Yo lo que quiero es un escenario distribuido, no concentrado. Se suponía que el 15M nos tenía que hacer soñar con nuevos mundos posibles, no imponernos un mundo mejorado. Además, ¿no es esto una extraña forma de dar la razón a quienes decían que el 15M “no era nadie”? Ahora es “alguien”. ¿Es solo “Podemos”? ¿Vamos a ceder todo el capital simbólico y la atribución de toda esa cultura a un sujeto político que no es distribuido y anónimo?

- Nueva institucionalidad, lo llaman. E ilusiona a mucha gente, porque no solo está Podemos.

- Ya, ahora si quieres sigues con tu teoría de que Podemos es el PSOE 2.0. y Guanyem es IU 2.0.

- No, sabes que eso es una broma. Lo que quiero decir es que la política pasa por nuevas formas de Gobierno. Y cultura no está exento de ello.

- Gobernar es normalizar.

- Eso vale como bio de Twitter, pero no como argumento en este debate.

- No pienso formar parte de ningún círculo de Podemos.

- Pues la gran paradoja es que si no entras ahí será imposible que uses ese poder que se está gestando para algo bueno. - ¿En serio? ¿OccuppyPodemos? No puedes proponerlo en serio.

- ¿Y por qué no?

- Porque había mucha gente que desconfiaba antes de llegar hasta este punto. Y mucha de esa gente sigue hablando desde fuera, no necesita ocupar un espacio dentro.

- Para mi, a pesar de lo que pueda parecer mediáticamente, sigue habiendo fronteras muy difusas entre los adentros y los afueras de Podemos.

- Lo mediático lo tritura todo.

- No todo y lo sabes.

- En fin, ¿te pido la Cheese Burger?

#5

- Me siento muy cómodo contigo y muy incómodo con él.

- ¿Por qué?

- Porque contigo no me da vergüenza hablar de que veo Gran Hermano. Y porque sabes que soy la misma persona que escribe microrrelatos, que fue contigo a ver a María Salgado y Fran Cabeza de Vaca, que escucha Máxima FM y que hace la mejor ensalada libanesa de todo el sur de Europa.

- Eso es porque te preocupa demasiado lo que piensen los demás de ti.

- Sí, pero también es porque hay personas que están compartimentando espacios todo el rato, generando etiquetas sobre lo que es y lo que no. Generalmente esas personas son hombres. Incluso yo a veces lo hago.

- Ya, no sé si ahí hay una cuestión de género...supongo que es “ganar”, ¿no? “Tener la razón”.

- Igual es eso. Y eso que soy tan fan de la frase de Beckett que dice “Qué importa quién habla, dijo alguien, qué importa quién habla”. Pero aún así, vivo obsesionado con mi marca personal y el “qué dirán de la cosa cultural”.

- Bueno, el reconocimiento es algo muy importante socialmente, recordarnos continuamente cuál es nuestro mundo en común. Pero claro, ahí también hay egos.

- Y mucha clase media queriendo no ser elitista y siéndolo sin querer.

- Ay, pero ese es un debate tan largo…¿te vienes a hacer pan a casa de Elena?

- No puedo, tengo un texto que entregar.

- ¿Sobre qué será?

- No sé, sobre Guardianes de la Excelencia o sobre unicornios.

- Te leeré desde la Retaguardia, como siempre.

- Te quiero.

Ahora mismo el debate sobre cultura y política está en plena ebullición. Las ansias de producir textos por parte de personas que se sienten interpeladas por ambos universos podrían significar dos cosas: la primera, que efectivamente hay mucha gente vinculada a producción de conocimiento que tenía una postura crítica con respecto al tradicional sector cultural y que se sintió aliviada y representada por el clima político que propuso el 15M; la segunda, que al margen de la proliferación de nuevos proyectos culturales hijos de esa situación política, es ahora que se vislumbra un cambio de régimen cuando muchas de esas personas se apresuran compartir sus reflexiones sobre el régimen presente y deseos sobre futuribles en relación a “política y cultura”. Cuatro de esos textos (además de múltiples conversaciones) sirven de pretexto a estos microrrelatos: 1. “He visto unicornios caer del cielo en el Palacio de Vistalegre” de Jaron Rowan, Los guardianes de la excelencia” de Rubén Martínez, “Lo que hacemos es secreto” de Silvia Nanclares y “Ni el copyright ni el copyleft te van a dar de comer” de Guillermo Zapata.

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