De cuando el Brexit iba a ser algo bueno, bonito, barato y sencillo
El 23 de junio de 2016, los británicos decidieron en referéndum salir de la UE por un escaso margen: 51,9% frente a 48,1%. La campaña del 'Vote Leave' y sus promesas habían ganado. Por fin, Reino Unido recuperaría el control de su país y se desprendería de un inmenso ente dedicado a chupar competencias y dinero, dictar leyes y juzgar gobiernos sin dar nada a cambio. Una victoria de la democracia que prometía una ruptura con la UE y, al mismo tiempo, unas “mejores relaciones con nuestros amigos europeos”.
Han pasado más de tres años y ha llovido mucho desde entonces. Tanto, que el camino de rosas que auguraba Boris Johnson, buque insignia de la campaña a favor del Brexit, se ha convertido en un barrizal en el que se ha quedado encallado el Artículo 50 (activa la salida del bloque comunitario). Reino Unido ya ha pedido en dos ocasiones retrasar la fecha de salida y va camino de una tercera.
El barrizal ha dejado centenares de titulares y decenas de “historic nights in British politics”. Votaciones en la Cámara de los Comunes y decisiones de Bruselas que parecen definitivas y fundamentales. Que se pisan y se contradicen hasta crear la enorme bola informativa incomestible en que se ha convertido el Brexit. Así se creó este lodazal:
23 de junio 2016: Reino Unido vota a favor del Brexit en el referéndum convocado por el entonces primer ministro, David Cameron.
24 de junio 2016: Cameron dimite por el resultado. Aunque fue él quien convocó la votación, había hecho campaña a favor de la permanencia.
13 de julio de 2016: Theresa May se convierte en primera ministra. May, que había votado a favor de la permanencia en el referéndum, nombra a Boris Johnson ministro de Exteriores
29 marzo 2017: May activa Artículo 50 dando inicio a un periodo de dos años de negociaciones. La fecha oficial de salida se fija para el 29 de marzo de 2019.
19 abril 2017: Theresa May convoca elecciones anticipadas. Aunque los próximos comicios estaban programados para mayo de 2020, May toma esta decisión para intentar reforzar su posición negociadora. “Con un Parlamento dividido no podemos afrontar las negociaciones con la UE”, señaló. “Los laboristas han amenazado con votar contra el acuerdo final que alcancemos”, añadió sin saber que sería su propio partido el que bloquearía el acuerdo de salida.
8 junio 2017: “No hemos obtenido el resultado esperado”. Lejos de ampliar su mayoría parlamentaria, Theresa May pierde la mayoría absoluta y tiene que formar gobierno con el Partido Unionista Democrático.
6 julio 2018: May se encierra con todos los ministros en su residencia de verano, Chequers Court, e impone su estrategia al resto del gabinete, dividido entre los partidarios de un Brexit duro y un Brexit blando.
9 julio 2018: El ministro para el Brexit, David Davis, y el ministro de Exteriores, Boris Johnson, dimiten por su oposición a la estrategia fijada por Theresa May. “Nos dirigimos a la condición de colonia”, denunció Johnson. “El sueño del Brexit está muriendo”, añadió.
13 noviembre 2018: Bruselas y Londres alcanzan un principio de acuerdo para el Brexit tras meses de duras y tensas negociaciones.
15 noviembre 2018: nueva ola de dimisiones a causa del acuerdo negociado, entre ellos el nuevo ministro para el Brexit, Dominic Raab (solo estuvo cuatro meses en el cargo); la ministra de Trabajo, Esther McVey; y otros tres viceministros.
10 diciembre 2018: la primera ministra aplaza la votación del acuerdo en el Parlamento para intentar evitar una derrota estrepitosa e inicia sin éxito una gira europea para buscar nuevas concesiones.
12 diciembre 2018: May sobrevive a la moción de confianza planteada por sus propios colegas tories. Se trata de un mecanismo interno del Partido Conservador.
15 enero 2019: El Parlamento rechaza el acuerdo en una derrota humillante para Theresa May: 432 votos en contra y 202 a favor, la peor derrota de un Gobierno británico desde los años 20.
16 enero 2019: May supera por 19 votos una moción de censura en la Cámara de los Comunes promovida por el Partido Laborista.
29 enero 2019: la primera ministra pide a la UE renegociar el acuerdo del Brexit. La UE insiste en su negativa (quedan dos meses para la fecha de salida).
11 marzo 2019: Nueva visita de May a Bruselas a falta de menos de 24 horas de una segunda votación del acuerdo en el Parlamento. La UE y Reino Unido pactan 'in extremis' nuevas garantías para intentar convencer a los diputados.
12 marzo 2019: la Cámara de los Comunes rechaza por segunda vez el acuerdo con 391 votos en contra y 242 a favor.
14 marzo 2019: El Parlamento pide a Bruselas retrasar la fecha de salida. Una semana después, Bruselas accede a la prórroga y marca el paso a Reino Unido. Salida con acuerdo el 22 de mayo si se aprueba el acuerdo en tercera votación o decidir un plan B antes del 12 de abril.
27 marzo 2019: May, a la desesperada. La primera ministra ofrece su dimisión a sus compañeros de partido si estos apoyan el acuerdo de salida en tercera votación.
29 marzo 2019: La Cámara de los Comunes rechaza por tercera vez el acuerdo negociado por May y el bloque comunitario.
5 abril 2019: May pide de nuevo a la UE retrasar la fecha de salida hasta el 30 de junio. Una semana después, Bruselas pacta con Londres una nueva prórroga hasta el 31 de octubre.
24 mayo 2019: La primera ministra anuncia su dimisión: “He hecho todo lo que he podido para convencer a los miembros del Parlamento”.
24 julio 2019: Boris Johnson se convierte en primer ministro.
28 agosto 2019: En una de sus primeras medidas, Johnson suspende las sesiones en el Parlamento durante cinco semanas para impedir que diputados opositores aprueben una ley que frene un Brexit sin acuerdo el 31 de octubre.
4 septiembre 2019: en un mecanismo de emergencia antes del cierre parlamentario, la Cámara de los Comunes aprueba una ley que obliga a Johnson a pedir una nueva prórroga a la UE hasta el 31 de enero de 2020 si no se llega a un acuerdo antes del 31 de octubre. 21 diputados conservadores votaron en contra de Johnson y fueron expulsados del grupo parlamentario conservador. Como respuesta a la votación, el primer ministro pide convocar elecciones anticipadas, pero el Parlamento lo vuelve a rechazar (aunque el Partido Laborista lleva meses pidiendo comicios, vota en contra de la moción de Johnson porque quiere garantizar primero el cumplimiento de la legislación para frenar un Brexit sin acuerdo).
El principal elemento de la discordia en todo este proceso reside en la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte. Nadie quiere levantar una frontera (tal y como se acordó en los acuerdos de paz de Viernes Santo que finalizaron la guerra entre unionistas y nacionalistas irlandeses). La propuesta de la UE es la cláusula del 'backstop', que establece que si Reino Unido y Bruselas no llegan a un acuerdo posterior, Reino Unido permanecerá dentro de la unión aduanera, lo que en la práctica limitaría la salida de Londres del bloque comunitario.