Colombia se aferra al turismo mientras trata de superar su pasado violento
Calles recién asfaltadas, nuevas avenidas y monumentos que acaban de ser levantados. Hoteles impolutos, recorridos para ver aves o para entender un poco mejor la historia de las FARC y cientos de personas completamente implicadas en el nuevo motor de Colombia: el sector turístico. Bogotá, Cali, Cartagena de Indias, Barranquilla o Valledupar son algunas de las ciudades que el país latinoamericano quiere mostrar al mundo para conseguir captar turistas y equiparar este sector al de otros países vecinos como México o Costa Rica.
El punto culminante de esta reconversión, y así lo reconocen todos sus protagonistas, fue la firma del acuerdo con las FARC que tuvo lugar el 24 de noviembre de 2016. En ese momento histórico, aunque no de manera instantánea, se abrió un mundo de posibilidades para este país tradicionalmente exportador de productos agrícolas e hidrocarburos. En el momento en el que cesase la violencia, Colombia podría ofrecer todo tipo de paquetes turísticos.
Playas paradisíacas en el Caribe, ciudades con marcados estratos de historia, la Amazonía, los Andes... “Colombia tiene un potencial enorme en el turismo de naturaleza y en el turismo cultural. Es uno de los países más biodiversos del mundo y está considerado uno de los 17 países megadiversos”, explica Julián Guerrero, vicepresidente de Turismo de Procolombia, durante una entrevista para eldiario.es.
Pero para que todo esto pudiera hacerse realidad tenía que acabar la violencia. “Colombia pasó de ser un país problema a ser un país solución”, dice Guerrero. “Como resultado del proceso de paz, ahora existen unas mejores condiciones de seguridad y una mejor reputación a nivel internacional. Antes solo veíamos noticias negativas de Colombia y, hoy en día, vemos noticias muy positivas”.
En Colombia y, en general, en toda América Latina las tasas de violencia siguen siendo muy altas. En el año 2017, se produjo una gran disminución en los casos de asesinatos del país; en total, se dieron alrededor de 12.000. Esta es la cifra más baja en 30 años y las autoridades esperan que esta tendencia continúe. Como contrapartida, en ese mismo periodo de tiempo, los casos de robos de teléfonos móviles y de coches aumentaron un 27%.
¿Es Colombia un país seguro? Esta quizá sea la pregunta que se hacen las personas que se plantean hacer un viaje al país de García Márquez (y Shakira). “Obviamente, esta cuestión ha sido difícil para Colombia y todavía se tardarán varios años hasta que consigamos quitarnos el estigma de país violento. No podemos negar que hace años lo fuimos, pero ahora las condiciones han mejorado muy significativamente”, apunta Guerrero.
Para viajar al país se proponen destinos específicos, como pueden ser las grandes ciudades o los complejos de playa. “Hay recomendaciones concretas a la hora de venir a este país, pero su nivel de seguridad se equipara con el de países como Alemania, India o Reino Unido”, añade el experto. Desde Procolombia, se hace hincapié en que se ha reducido en un 97% el número de muertos por el conflicto, que la tasa de homicidios en el 2017 es la más baja en más de 40 años y que solo hubo acciones terroristas en el 1% de los municipios del país, municipios que “no necesariamente son turísticos”.
A la derecha colombiana no le gusta el Acuerdo de Paz
En las ventanillas de los coches, en las fachadas de las casitas blancas que descansan en lo alto de las colinas y desde las vallas publicitarias vigila sonriente Iván Duque, el nuevo presidente de Colombia que se impuso en los comicios de junio con casi el 54% de los votos. Su rostro sigue plantado en todos los rincones de la ciudad. Se intuye que su campaña fue demoledora.
El protegido de Álvaro Uribe se deshizo del candidato de izquierdas Gustavo Petro y ahora uno de los mayores temores de la juventud colombiana es que Duque retoque o dé marcha atrás al Acuerdo de Paz con las FARC. En campañas de radio, en las redes sociales y en la televisión, Uribe fue el gran abanderado del 'no' al acuerdo alcanzado hace dos años. Utilizó todo lo que estuvo en su mano para intentar que la población se pensase dos veces si quería que integrantes de las FARC se reinsertasen en la sociedad o participasen en la vida política.
Según los periodistas que trabajan en el país, otra de las consecuencias del cambio de Gobierno que se ha producido este verano es que “los paramilitares se han envalentonado”. Los primeros en sentir de nuevo el horror de la extorsión y del miedo a los raptos han sido los profesionales de la comunicación, que esperan que el triunfo de la derecha no signifique un retorno al ambiente hostil de los años 90.
¿Qué turistas quiere Colombia?
“Nosotros lo tenemos clarísimo. Queremos promocionar un turismo de alta calidad y orientado a la sostenibilidad”, responde Guerrero. “Cuando hablamos de calidad no estamos hablando exactamente de lujo porque turismo de calidad puede ser también de mochileros”, explica.
Colombia está explorando todas las posibilidades del turismo porque se encuentra por el momento en las primeras fases. “Colombia es un país de aproximadamente el tamaño de España, Francia y Portugal juntos, tiene 50 millones de habitantes y estos tres países juntos 135. Estos mismos tres países de Europa recibieron el año pasado 179 millones de turistas y Colombia recibió 6,5. Imagina el espacio que tiene el país para crecer antes de que podamos hablar de turismo excesivo”.
El turismo también es un gran generador de empleo. Se estima que, en estos momentos, hay 1.900.000 empleos asociados al turismo y que el 6% del total de puestos de trabajo a nivel nacional están relacionados con el sector. En cuando a generador de riqueza, el año pasado obtuvo 5.800 millones de dólares procedentes de esta actividad. Y la cifra no deja de crecer.
Venezuela, EEUU, Ecuador, Brasil y Argentina son los países que más turistas envían a Colombia. Desde la firma del acuerdo con las FARC, se puede observar cómo las llegadas son mayores y también cómo los turistas procedentes de países europeos empiezan a cruzar el Atlántico, cada vez más, para conocer este país. “Europa es muy importante, pero los países de la región también. En Europa, sin duda, España y Alemania llevan la delantera”, confirma Guerrero.
El reclamo de Colombia son sus paisajes, su música, sus frijoles y sus zumos de colores. Pero es imposible pasar por alto que hay cientos de hoteles de nueva construcción que pueblan las mejores zonas de las principales ciudades. Esto no es casual. El Gobierno colombiano creó hace unos años un incentivo para que empresarios privados estuvieran exentos del 100% del impuesto a la renta durante 30 años si la inversión se destinaba a la construcción de nuevos hoteles o a la remodelación de los antiguos.
“Esto generó un boom de la construcción de nuevos hoteles impresionante. En los últimos ocho años, se han abierto más de 200 hoteles de cadenas reconocidísimas”, apunta el responsable de Procolombia.
También proliferan los restaurantes de todo tipo. En Cartagena de Indias, por ejemplo, hay uno regentado por reclusas a los pies de una cárcel. Cuando cae la noche y terminan de dar servicio a la veintena de turistas que caben en el reducido espacio de un patio interno, las mujeres vuelven a sus celdas.
Otra de las consecuencias que ha tenido el fortalecimiento del turismo sobre la población es que muchos de los jóvenes que no encontraban trabajo o que tenían dificultades económicas ahora se dedican al turismo. Cocineros, bailarines, trabajadores de la construcción, representantes musicales... ahora son guías turísticos.
El Ministerio de Turismo y agencias como Procolombia han puesto en marcha cursos de idiomas y de nuevas tecnologías para formar a la gente que, de ahora en adelante, se encargará de mostrar al mundo su país. “Por primera vez, el turismo ofrece una actividad lindísima a personas que están en otras disciplinas. Un geólogo, un cocinero, un científico, un músico. Todos encuentran en el turismo una oportunidad”, señala Guerrero.
Diana Carolina Banquez Rodríguez nació en Cartagena, pero se crió en Montes de María, una de las zonas calientes durante el conflicto con la guerrilla. Es chef profesional y bailarina, sin embargo, desde hace unos años se gana la vida como guía turística haciendo recorridos en Cartagena y en Palenque.
“Antes trabajaba en las cocinas, hasta que empecé a investigar. Tengo una investigación para el Ministerio de Cultura sobre cocina ancestral. A raíz de todo esto, pareció interesante ofrecer tours que fueran diferentes”, comenta la cartagenera. “Las condiciones son magníficas. Me siento bien remunerada y además tengo la oportunidad de poder ver a diario lugares de los que antes estuve alejada, porque a mí también me pasó por encima el conflicto armado. La violencia me hizo alejarme de mi tierra y ahora puedo volver de vez en cuando para poder decirle a la gente lo bonita que es. Me parece magnífico”, concluye con una gran sonrisa.
La agencia ProColombia ha financiado el viaje de la periodista a Colombia.