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Las escuelas de Francia abren con “alumnos prioritarios” según la profesión de sus padres y la situación familiar

El ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, durante una visita a una escuela abierta para hijos de personal sanitario durante el encierro.

Javier Biosca Azcoiti

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Francia ha entrado este lunes en su primera fase de desconfinamiento tras dos meses de parón. Muchos profesores –y solo profesores– de todo el país han vuelto a los colegios para preparar la vuelta de los alumnos, que puede iniciarse a partir de este martes en los casos de centros preescolares y educación primaria y siempre de forma “voluntaria” tanto para profesores como para alumnos.

“Entre el 80% y el 85% de las escuelas se abrirán desde el 12 de mayo”, afirmó el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer. Las clases no podrán tener más de 15 alumnos en el caso de primaria y 10 en el caso de escuela infantil. Para cumplir estos parámetros, el Ministerio de Educación permite la creación de “grupos de alumnos prioritarios” entre ellos alumnos con diversidad funcional, en situación de vulnerabilidad social o escolar e “hijos de personal indispensable en la gestión de la crisis sanitaria y la continuidad de la vida de la nación”. Cada centro establecerá también el sistema para cumplir el distanciamiento y no superar el número máximo de alumnos, como por ejemplo ir al colegio un día cada dos.

En París, los directores de los colegios contactarán este martes con las familias o tutores de los “alumnos prioritarios”, los cuales podrán volver a clase a partir del miércoles. “Alumnos de familias en situaciones de vulnerabilidad social y educativa: niños con discapacidad, niños acogidos por protección de la infancia, alumnos que no pueden seguir las clases desde casa y niños en riesgo de abandono escolar”, informa el Ayuntamiento. También tendrán prioridad en la capital los hijos de trabajadores esenciales “o en relación con la reanudación de la actividad ligada al desconfinamiento”. Entran en estos grupo los hijos de policías, bomberos, cuidadores, trabajadores sociales, profesorado, personal municipal, algunos comerciantes y trabajadores de los servicios públicos de transporte, entre otros.

El Ayuntamiento de la capital calcula que acogerá aproximadamente al 15% de los alumnos de primaria durante las dos próximas semanas, lo que equivale a 20.000 de un total de 130.000 alumnos. “A partir del 14 de mayo, los hijos cuyos padres ejercen una actividad indispensable para la recuperación económica y las familias en situación de vulnerabilidad social y escolar podrán volver gradualmente a la escuela”, afirmó la alcaldesa, Anne Hidalgo. Durante los dos meses de confinamiento, algunas escuelas se han organizado para acoger únicamente a los hijos de sanitarios, policías y otro personal esencial.

Como el regreso de los profesores también es voluntario, el número de centros abiertos dependerá del número de trabajadores disponibles. “Si no tenemos el personal de enseñanza y de servicio suficiente, no podrán abrir todas las 652 escuelas de París”, afirmó la semana pasada el vicealcalde de París, Patrick Bloche.

“El desconfinamiento será progresivo y social. Nuestro primer objetivo es evitar que haya alumnos que se queden descolgados y evitar que estudiantes con dificultades aumenten esas dificultades”, ha señalado el ministro de Educación. “¿Qué alumnos vuelven y cuándo? Eso lo determinará cada colegio, pero hemos creado un marco general en el que determinadas categorías de alumnos puedan venir quizá más a menudo que otros”, ha añadido.

Aunque la vuelta es voluntaria, el ministro insiste en que la instrucción es obligatoria y los alumnos podrán encontrarse a partir de ahora en cuatro posibles escenarios: yendo a la escuela, siguiendo las clases desde casa, en salas de estudio habilitadas en los colegios para menos de 15 alumnos o en actividades extracurriculares.

Transporte, tiendas de lujo y peluquerías

Alrededor de 400.000 empresas han levantado este lunes el cierre en Francia, según los cálculos del ministerio de Economía. Entre ellas, 77.000 peluquerías y salones de belleza, 33.000 tiendas de ropa, 15.000 floristerías y 3.300 librerías. A primera hora del lunes, varias personas hacían cola a las puertas de la tienda Louis Vuitton de los Campos Elíseos. “Use su máscara, asegúrese de respetar el distanciamiento social y espere a que un dependiente le reciba. Estará acompañado durante toda su visita en cumplimiento de las normas sanitarias”, reza un cartel en la entrada. Alguno confiesa al diario Le Monde que quiere entrar en la tienda de lujo para comprar algo y revenderlo en internet“.

Como ha ocurrido en muchos otros países y regiones, las peluquerías se han llevado buena parte del protagonismo. En la ciudad de Angers, Le Figaro cuenta la historia de una peluquería que en las últimas tres semanas ha recibido unas 100 llamadas al día y ya no tiene ningún hueco libre hasta dentro de tres semanas.

A partir de este lunes, los franceses también pueden salir de casa sin necesidad de justificarlo siempre y cuando se muevan en un radio de 100 kilómetros. Para distancias más largas se requiere poder justificar un motivo “imperioso”. Aun así, la circulación en la capital este lunes se asemejaba a la de cualquier día de agosto, según medios locales.

Otro de los focos de interés ha sido el transporte público que, especialmente en el área metropolitana de París, ha estado bajo vigilancia desde primera hora de la mañana por ser uno de los principales lugares de contagio potencial, con brigadas de las propias compañías apoyadas por la policía. En la Estación del Norte, la de más tráfico de la capital, decenas de empleados de la empresa del transporte metropolitano, RATP, canalizaban la circulación de los viajeros –muchos menos de los que solía haber antes de la crisis sanitaria– y a partir de las 7.00 de la mañana repartieron mascarillas, inicialmente con un cierto desorden, ayudados por policías.

Aunque ya hay determinada libertad de movimiento, en la región de Ile-de-France, donde se encuentra la capital, el uso del transporte público en hora punta está prohibido a menos que el usuario lleve un justificante del trabajo o tenga un motivo “imperioso”. El uso de mascarillas en el transporte es obligatorio, bajo una posible sanción de 135 euros. “El 5% de las personas no llevaba mascarilla”, ha anunciado el secretario de Estado de Transporte. “Es un motivo de satisfacción innegable ver que el uso de las mascarillas se ha respetado”.

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