El acuerdo de Gibraltar: un anexo a las notas sin valor jurídico o un trampolín para “resolver un conflicto de 300 años”
Un anexo a las notas sin valor jurídico o un trampolín para “resolver un conflicto de 300 años”. Lo primero es la descripción literal de lo que se lleva España este domingo sobre Gibraltar. Lo segundo, la descripción del presidente del Gobierno, está por ver. En todo caso, son unos textos de la UE para respaldar a uno de los suyos frente a otro que se va del club.
¿Qué son los documentos exactamente?
Los papeles del Consejo Europeo, asumidos también por la Comisión Europea son “annex to be entered in the minutes of the European Council (Art. 50) meeting of 25 November 2018, as approved”. Es decir, “anexos que se incluyen en las actas del Consejo”, una suerte de pie de página ampliado pero que ni siquiera está al pie de una página del acuerdo de retirada.
Son dos párrafos, uno que bebe de las directrices para el negociador, Michel Barnier, aprobado en 2017, y otro que responde a la reclamación de España de “clarificar” el susodicho artículo 184 que abría la puerta, según la interpretación española, a dejar fuera a Madrid de las negociaciones entre Reino Unido y Bruselas sobre Gibraltar.
El tercer papel es una carta del embajador británico ante la UE en la que viene a compartir la interpretación hecha del 184 por parte de las instituciones comunitarias.
¿Qué valor tienen?
Tienen un indudable valor político. Se han aprobado en la reunión de los líderes de la UE junto con el acuerdo del Brexit. En tanto que la Unión Europea es una comunidad económica y política, un texto coge peso jurídico sólo si previamente es un hecho político. En este caso, la interpretación que hace España es que la carta británica cierra el paquete y le confiere valor jurídico.
Otras fuentes consideran que no es más que una promesa que hacen todos y que, como ha dicho la presidenta lituana, “las promesas suelen cumplirse”.
Trascendencia
El presidente del Gobierno entiende que los documentos le abren la puerta a “hablar de cosoberanía” y a “resolver un conflicto de 300 años”, ni más ni menos. La primera ministra británica, Theresa May, sostiene que el Gobierno británico seguirá siendo el interlocutor de Gibraltar, en tanto que territorio británico. Y alguna prensa británica lo usa como munición para erosionar a May y acusarla de claudicar ante la próxima votación del acuerdo de retirada en el Parlamento de Westminster.
¿Y si el Parlamento británico tumba el acuerdo?
Pues de los tres documentos, dos están llamados a decaer, los dos que hacen referencia al artículo 184. Si el Parlamento británico no aprueba el acuerdo de retirada, no hay artículo 184. Y si no hay artículo 184, las dos aclaraciones de dicho artículo, la de Bruselas y la de Londres, pierden todo su sentido.
En tanto que son textos “paralelos”, es decir, no anejos al acuerdo de retirada ni a la declaración política sobre la declaración futura, el tercer texto, según el Gobierno español seguiría teniendo vigencia “después de que el Reino Unido deje la UE”:
Consecuencias políticas
El acuerdo sobre Gibraltar llega después de una semana en la que España lo ha dado todo, hasta el punto de amenazar con bloquear y vetar la cumbre del Brexit. Según fuentes diplomáticas, “todos están muy molestos con España” por la presión “de última hora” y porque puede tener “consecuencias negativas para May en el trámite parlamentario” como señalan algunas portadas británicas.
En el ámbito español, está por ver la incidencia que ha podido tener en la campaña andaluza como respuesta a las acusaciones del PP a un Gobierno sustentado por 84 diputados. En todo caso, al PP lo conseguido le sigue pareciendo insuficiente mientras que al Gobierno le parece un antes y un después.